Reseña de libro. “Vidas de Litio”

Urbanidades

QUID 16. Revista del Área de Estudios Urbanos.
Núm. 22 (2024)
DOI: 10.62174/quid16.i22_a502

Reseña de libro. “Vidas de Litio”

Sofía Astelarra a;b;c ORCID
sofiastelarra@gmail.com

a Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina. ROR
b Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales, Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG-FSOC-UBA), Argentina. ROR
c Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional General Pacheco (UTN-FRGP), Argentina. ROR

Blaseotto, Azul (2024). Vidas de litio (1era ed.). Buenos Aires: Hekht Libros. Colección Incandescencias; 64 p.; 22 x 17 cm; ISBN: 978-987-4954-22-0

Recibido: 2024/9/12; Aceptado: 2024/10/17; Publicacdo en línea: 2024/10/25.

En agosto de 2024, en el Museo del Hambre, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, transcurrió la primera presentación del libro “Vidas de litio” de la artista Azul Blaseotto (2024). Con Azul nos conocimos personalmente allá por 2019 en el encuentro “La Tierra no Resistirá”, organizado por Fundación Ambiente y Recursos Naturales, Taller Ecologista de Rosario, entre varias organizaciones locales. Pasamos unos intensos días de compartir sentipensares respecto de las problemáticas socio-ambientales, las alternativas y el arte en los territorios de humedales deltaicos. Entre conversaciones Azul me dijo: “nosotras tenemos que hacer algo juntas”. Y, como persona que concreta deseos, me propuso comentar su libro en la presentación. He aquí, la reseña y el convite a la lectura, de esta novela gráfica maravillosa.

FIG_01
Figura 1. Dibujo de “Vidas de Litio” .
Fuente: Cortesía de la autora, Azul Blaseotto (2024)

“Vidas de litio” podemos enmarcarla dentro del género artístico de novela gráfica, dibujo documental, o bien, de acuerdo a su propia autora, una historia narrada con dibujos. En ésta se relata el conflicto público transcurrido a mediados del año 2023 en la provincia de Jujuy, Argentina, a partir de la Reforma Constitucional que, entre otros, atenta contra el derecho de autodeterminación de los pueblos originarios. Este visibilizó los conflictos de las comunidades indígenas con los megaproyectos de extracción de litio en sus territorios.

La primera afectación que voy a compartirles es que me resultó fuerte, en amplio y sutil significado del término. Los dibujos, los trazos y los detalles fuerzan a “prestarle atención” a lo que se narra en ellos.

En esta historia narrada con dibujos se despliega el gesto político-artístico de “prestarle atención”, declarar a las vidas de litio como vidas que importan. Vinciane Despret, inspirada en Isabelle Stengers y Dona Haraway nos dice que prestar atención implica:

suscitar, inducir, hacer existir, volver deseables otros modos de atención. E invitar a prestar atención a esos modos de atención. No volverse más sensibles (una bolsa de gatos demasiado cómoda y que puede además provocar alergias), sino aprender a volverse capaces de conceder atención. Aquí conceder asume el doble sentido de “prestar atención a” y de reconocer la manera en que otros seres son portadores de atenciones. Es otra manera de declarar importancias (Despret, 2022, p. 13).

Conmovida por este hermoso libro e inspirada por estas autoras les voy a compartir dos tópicos a los que le prestaré atención en esta reseña. El primero refiere algunos dibujos inspiradores: los cables; los paisajes y las miradas. El segundo, refiere a lo que en términos conceptuales comprendemos como neoextractivismos, humedales alto andinos y ontologías.

Una de las maneras en las que Azul hacer existir, le presta atención al litio en nuestras vidas son los Cables que conectan los celulares o computadoras, se interrelacionan las vidas de la puna jujeña con Europa, Estados Unidos, Buenos Aires, entre otros. Los cables me simbolizaron dibujos de flujos que conectan objetos-servicios, se asemejan a las rutas de infraestructuras que acercan lugares, a las líneas dentro de los mapas de actores internacionales que asocian deudas externas con magnates, actores gubernamentales, disputas geopolíticas globales, o bien, conectan conceptos como Estados, Fuerzas de seguridad y Multinacionales. Esos cables-flujos nos invitan a relacionar aquello que vivimos fragmentariamente, a vincular las cosas con quienes las extraen, de dónde se extraen, a quiénes y cómo les afectan esos modos de extracción.

En este documental en dibujos podemos observar al modo de producción neoextractivista actual, su dinámica territorial que requiere la ocupación intensiva del territorio y acaparamiento de tierras indígenas.1 Tal como dibuja en las primeras páginas, eso solo es posible si se usan las fuerzas represivas del estado. El despliegue de la crueldad, la violencia y la rapiña, como bien nos advirtió Rosa Luxemburgo hace más de un siglo.

En los cables-flujos-tuberías se conectan una enorme cantidad de pozos, piletas y maquinarias requeridas para la evotransporación del agua que facilita la extracción del litio. Otro de los rasgos del neo-extractivismo es la gran escala de sobreexplotación de bienes comunes de la naturaleza, en este caso, controversialmente renovables. Además, los cables-flujos de actores nos relatan que esta gran escala requiere de una inversión de tal envergadura que pueden realizarla únicamente algunas corporaciones internacionales.

Una vez más Argentina y América Latina es uno de los cables nodales para el modelo neoextractivista y somos escenario de la disputa geopolítica global en la carrera por apropiarse, privatizar y despojarnos de, en este caso, el territorio del litio.

Los dibujos nos cuentan sobre unos gobiernos que garantizaban el neoextractivismo gracias a la articulación pública-privada, a partir de la cual las mineras debían dejar un 3% de regalías. Pero, si prestamos atención, dejaban un 1.5% de regalías, ya que las mineras cobraban el costo de producción al estado. Estas regalías se definían por la cantidad de toneladas de litio y su valor en dólares. Si prestamos más atención, había escaso o nulo control estatal sobre la cantidad de toneladas de litio que se exportaban, y su valor dólar en general era de la mitad del precio de mercado internacional. Es decir, casi un robo o estafa. También los dibujos nos anticipan el arribo del gobierno de la crueldad, la articulación público-privada nos vuelve a ubicar geopolíticamente como un enclave, no sólo al eliminar las regalías, es decir, no cobrar nada por la extracción de nuestros bienes comunes de la naturaleza, sino garantizarlo mediante represión y muerte.

Mientras, en los cables de los medios de comunicación se reproducen discursos gubernamentales sobre la Paz, democracia y progreso. Esta nueva promesa de salvación nacional es otro rasgo del neoextractivismo que actualiza la ilusión eldoradista colonial2, de crecimiento ilimitado, de derrame económico y social. Ni siquiera en Chile, donde se cobra casi el 40% de regalías esto puede comprobarse (Litio- La nueva fiebre del Oro en los Andes, CANAL DW Documental, 20 de junio de 2021 [Link]).

Tal como nos adelanta Azul Blaseotto, Elon Musck es uno de los promotores de los autos Tesla, la vanguardia para la transición energética post-fósil que se propone, por ejemplo, cambiar todo el parque automotor de Alemania de acá al 2035. Esos autos permitirán la certificación de sostenibilidad ambiental europea y será el yugo desde el cual volverán a juzgarnos como atrasados ambientales culpables de la crisis ambiental.

Al respecto, el libro –me- sugiere algunas preguntas: ¿Vamos a extraer el litio para las baterías de los autos Tesla de Europa? ¿O para los celulares y computadoras que son producidos para ser obsoletos en pocos años? ¿Vamos a alimentar los cables-flujos dorados del consumo? Tengamos en cuenta que todos son objetos producidos con obsolescencia programada y percibida que solo alimentan el flujo frenético de extracción-producción-consumo y generan enormes residuos de muy difícil reutilización (La historia de las cosas, The Story of Stuff Project, 1 de septiembre de 2009 [Link]) ¿Es posible la vida sin celulares, computadoras hoy? ¿Es posible producir tecnologías por fuera de la obsolescencia programada?

El libro contiene unas “Notas de lectura” escritas por la antropóloga e investigadora Dolores Estruch, quien trabaja con las comunidades de la cuenca Salinas Grandes- Laguna de Guayatayoc entre las provincias de Salta y Jujuy. Una de las cuestiones que señala es que para las comunidades Kolla y Atacama la sal tiene un rol protagónico en sus vidas y que han generado diferentes métodos de extracción de esta:

que incluyen diferentes equipamientos y tecnologías, nos hablan de prácticas productivas comunitarias que hoy asumen el formato de cooperativas. En ellas los salineros mantienen vigentes los vínculos ancestrales con la “mamita salar” y las jornadas diarias de trabajo son precedidas por pedidos de permiso antes de la extracción, como por un especial cuidado de los “ojitos de agua” que están en su interior. El salar se concibe como un “ser vivo” que atraviesa un “ciclo de crianza” (Estruch, 2024, p. 56).

En estas notas hay pistas para reconocer que hay otros modos de “extracción” y producción que retroalimenten los ciclos de la vida humana- más que humana, en los cuales se usan otras tecnologías.

Los Paisajes narrados en esta historia en dibujos me han conmovido. La violencia también se produce con la transformación abismal del lugar, observable en los dibujos de paisajes convertidos en reguero de pólvora hacia la mina. La puna jujeña y los humedales alto andinos dejan de ser lo que son para convertirse en el “Triángulo del litio” como una unidad de postales de la domesticación de los territorios construidos como escenario para la reproducción del capital. La homogeneización del paisaje o de los territorios es otro rasgo del neoextractivismo.

La imagen de flamencos rosados en el retrovisor de un auto nos hace notar cómo se reduce la multiplicidad existente a una postal turística. Solo en un instante se presta atención a una singularidad casi única en el mundo, la existencia de estas aves que habitan estos humedales alto andinos.3

Quiero darle importancia a esto, ya que los humedales vienen siendo reconocidos muy recientemente a nivel social e histórico y porque sabemos muy poco sobre este tipo de humedales. De hecho, llamamos Salinas o genéricamente la puna, cuando también éstas forman parte de estos valiosos ecosistemas.

Tal como aparece en los dibujos, los humedales de altura o alto andinos en la superficie son ecosistemas áridos, pero almacenan el agua de lluvia y del deshielo de los glaciares, son depósitos de agua subterránea, acumulan sedimentos y reciclan nutrientes, mejorando tanto la cantidad como la calidad del agua. Si prestamos atención al agua de estos humedales nos enteramos de que, por un lado, “la dinámica hídrica es muy compleja, la recarga de agua se produce a través de tres procesos principales: la infiltración directa de las lluvias, el ingreso de agua subterránea y el escurrimiento superficial de agua en el salar” (Fundación Ambiente y Recursos Naturales et al., 2021, p. 6). Por otro, tienen distinta antigüedad, por eso se las llama “agua fósil” tienen entre 100 y 10.000 años. El agua fósil es agua subterránea que se alojó en acuíferos confinados hace cientos o miles de años y es un recurso no renovable. Justamente, las comunidades indígenas dan importancia a esta agua, expresan que “el agua vale más que el litio” y reclaman el reconocimiento del territorio ancestral y sitio sagrado.

Si prestamos más atención, en estos viven comunidades microbianas altamente diversas y adaptadas a estos ambientes extremos. En particular, se destaca la existencia de los estromatolitos, microorganismos que forman rocas orgánicas y datan de hace 3500 millones de años, son la vida más antigua del planeta. Los estromatolitos habitan en condiciones extremas y revisten una gran importancia ecosistémica, ya que capturan dióxido de carbono y liberan oxígeno. Por ende, estos microorganismos hacen de los salares alto andinos sumideros de dióxido de carbono, muy relevantes en crisis socioecológica planetaria (Fundación Ambiente y Recursos Naturales et al., 2021). Como ven, le hemos dado muy poca importancia a estas vidas de litio.

Me gusta pensar y comprender a los humedales como ecosistemas que nos fuerzan a habitar lugares no duales, no binarios (Astelarra, 2021, 2023). En general pensamos y comprendemos que hay ecosistemas terrestres, como los bosques, acuáticos como los mares. Los humedales son ambos a la vez, son tierra y agua. Los suelos son hidromórficos, es decir, están compuestos por agua y el agua carga sedimentos o sales. Las vidas en los humedales están adaptadas a habitar esos espacios no-duales, son vidas difíciles de cifrar en este mundo signadas por el pensamiento dualista moderno-colonial-heteropatriarcal, donde todo se reduce a un par de varón, mujer; blanco, negro, etc. y ese par vuelve a reducirse a ser algo mercantilizable.

Por último, voy a prestarle atención a las Miradas. En esta historia dibujada se narran vidas de litio donde la mirada está mediatizada por las pantallas de celulares y computadoras, donde el paisaje se observa en el retrovisor de un auto tesla. Los magnates y sectores gubernamentales tienen una mirada fría, distante, desafectada. O bien, picaresca que te seduce a la compra de territorios y al consumo. Miradas que no ven lo que existe sino lo que puede ser transformado para ser fragmentado, mercantilizado y vendido.

En términos ontológicos, es decir, en cuanto a los modos de existencia que promueven, estos implican personas desafectadas, insensibles a lo diferente, que niegan o “fingen demencia” -hacen como si eso no importara en el presente- ante la multiplicidad existente en el mundo, que consumen para existir y que habitan territorios diseñados para que nada se salga de los cálculos, para asegurar que solo sus pares semejantes estén allí. Miradas como las de las fuerzas de seguridad atravesadas por armaduras, que transmiten la ruptura con la historia propia y el sometimiento a la jerarquía, a los mecanismos más crueles de ajenidad consigo mismos y con la vida.

En esas vidas de litio la mirada se funde en los artefactos, los afectos y afectaciones están codificados por el # (hashtag), es una repetición de códigos y algoritmos que varían para aumentar la rentabilidad, para domesticar el deseo o aniquilar lo que se anteponga. No hay novedad ni singularidades. Aunque nos hagan creer que podemos tener un auto tesla distinto, hecho a nuestra medida, en verdad, es una distinción, una marca que señala clase, raza y género dentro de un sistema homogéneamente codificado.

Para terminar, retomo el inicio de esta historia narrada en dibujos, los pasos en las rocas tanto de la llama como de la humana. El tacto del cuerpo con el lugar, los sonidos y sus colores generan afectos a quienes nos dejamos atravesar por ellos. La mirada de la llama y de las personas se asemejan no porque sean lo mismo, sino porque son seres diferentes que existen en el mismo territorio, han variado en conjunto a lo largo del tiempo.

En esas miradas se percibe otra temporalidad, la de los ojos que observan y escuchan, la de los cuerpos sensibles a la afectación con el ecosistema, con los otros seres humanos-más que humanos.

En términos ontológicos, en cuanto a sus modos de existencia, en estas vidas de litio, los humedales alto andinos o la puna, la llama, las comunidades indígenas, el agua fósil, los estromatolitos y una infinidad de bichos son co-existentes, con-viven, se prestan atención mutuamente, se dan importancia. Tal es así que, las comunidades indígenas no han roto esa capacidad de afectarse, se con-mueven entre sí y con otres, se organizan y enfrentan aquello que saben que pone en riesgo la existencia de la vida misma en el altiplano. Las comunidades usan los artefactos o los celulares con fines prácticos, para difundir lo que sucede, que otres observen y escuchen eso que quiere ser reprimido, silenciado y aniquilado. Ni su mirada ni sus afectos se construyen bajo las codificaciones del # (hashtag). Más bien, su resistencia nos ha hecho prestar atención a otros flujos que no pasan por los cables, los flujos de la vida, de los entramados vitales humanos-más que humanos que habitan hace siglos. Resignifican esos cables-flujos para visibilizar la violencia intrínseca de este modelo de producción y que los limites existen, que no todo puede ser mercantilizado. Esas miradas de las comunidades indígenas nos posibilitan prestar atención a estos territorios de vida donde co-existen modos de vida humana-más que humana que importan.

Este modo de documentar o contar la historia con dibujos despliega una narración relacional que restaura los entramados sociales, las diferentes escalas espacio-temporales y actorales que hacen parte de la disputa geopolítica en torno al litio dentro del modo de producción neoextractivista, moderno-colonial-heteronormativo-capitalista. También restaura los entramados vitales que habitan y defienden los territorios de vida. Esta narración relacional nos invita a conmovernos e imaginarnos los diferentes modos en que son portadores de atención esos seres humanos y más que humanos involucrados y a darle importancia a estas vidas de litio.

Astelarra: Conceptualización (Conceptualization); Curación de datos (Data curation); Análisis formal (Formal Analysis); Adquisición de Financiamiento (Funding acquisition); Supervisión (Supervision); Validación (Validation); Visualización (Visualization); Redacción - preparación del borrador original (Writing – original draft); Redacción - revisión y edición (Writing – review & editing).

Referencias bibliográficas

Astelarra, S. (2021). Los humedales como asunto público y político. Revista Cítrica. https://revistacitrica.com/los-humedales-como-asunto-publico-y-politico.html
Astelarra, S. (2023). Humedales como territorios de vida. Conflictos socioambientales frente al extractivismo urbano-inmobiliario. En P. Pintos & S. Astelarra (Eds.), Naturalezas Neoliberales. Conflictos en torno al extractivismo urbano-inmobiliario (pp. 65-83). Editorial El Colectivo.
Blaseotto, A. (2024). Vidas de litio (1.ª ed.). Hekht Libros.
Despret, V. (2022). Habitar como un pájaro. Modos de hacer y de pensar los territorios. Cactus.
Estruch, D. (2024). Notas de lectura. En A. Blaseotto (Ed.), Vidas de litio (1a ed., pp. 55-58). Hekht Libros.
Fornillo, B. (2019). Litio en Sudamérica. Geopolítica, energía y territorios (1a ed.). Editorial El Colectivo; CLACSO; IEALC.
Fundación Ambiente y Recursos Naturales, Fundación Yuchan y Wetlandans Internacional. (2021). Conservación de humedales altoandinos y una minería de litio ajustada a estándares sociales y ambientales. https://farn.org.ar/wp-content/uploads/2021/07/DOC_HUMEDALES-Y-MINER%C3%8DA_links-FINAL.pdf
Gudynas, E. (2018). Extractivismos: el concepto, sus expresiones y sus múltiples violencias. Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, 143, 61-70.
Slipak, A. M. y Argento, M. (2022). Ni oro blanco ni capitalismo verde. Acumulación por desfosilización en el caso del litio ¿argentino? Cuadernos De Economía Crítica, 8(15), 15-36.
Svampa, M. (2011). Modelos de desarrollo, cuestión ambiental y giro eco-territorial. En H. Alimonda (Ed.), La naturaleza colonizada. Ediciones CICCUS; CLACSO.
Svampa, M. y Viale, E. (2014). Mal desarrollo. La Argentina del extractivismo y el despojo, Buenos Aires (1.ª ed.). Katz Editores.

  1. Dentro del amplio debate, para una conceptualización del neoextractivismo retomo para esta reseña -y recomiendo la lectura de- los trabajos de Svampa y Viale (2014) y Gudynas (2018). En cuanto al neoextractivismo ligado al litio puede leerse a Fornillo y otros (2019) y a Slipak y Argento (2022).↩︎

  2. Maristella Svampa, retomando a René Zabaleta, define la ilusión eldoradista como el retorno al mito fundante, que se remonta a la colonización, asociado a la abundancia y “descubrimiento” material (de un recurso o bien natural), que genera un excedente como “magia”, de allí sus ventajas en el marco de un nuevo ciclo de acumulación (Svampa, 2011).↩︎

  3. Estos ecosistemas frágiles albergan valiosa biodiversidad, con especies emblemáticas del Altiplano de Sudamérica, como los flamencos altoandinos, el flamenco Puna o parina chica (Phoenicoparrus jamesi) y el flamenco andino o parina grande (P. andinus), que utilizan los distintos tipos de humedales alto andinos y puneños durante el verano para su alimentación y reproducción (Caziani et al., 2007; Frau et al., 2015; Marconi et al., 2018). Los flamencos hacen uso de los recursos a escala de paisaje, son itinerantes, y recurren a los humedales de manera alternativa y complementaria en una amplia escala geográfica anual. Esta dinámica espaciotemporal requiere de una estrategia de conservación con identificación de sitios prioritarios (Fundación Ambiente y Recursos Naturales et al., 2021, p. 6).↩︎

QUID 16. Revista del Área de Estudios Urbanos. Área de Estudios Urbanos (Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales, Instituto de Investigaciones Gino Germani).
ISSN-e: 2250-4060.

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