Poblados históricos y su manifestación memorial

Espacio Abierto

QUID 16. Revista del Área de Estudios Urbanos.
Núm. 21 (2024)
DOI: 10.62174/quid16.i21_a406

Poblados históricos y su manifestación memorial

Un proceso de patrimonializacion en constante movimiento

Amanda Eva Ocampo a;b ORCID
amiocampo25@gmail.com

a Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina. ROR
b Secretaría de Investigación y Posgrado, Universidad Nacional de Misiones (UNaM), Argentina. ROR

Resumen

En la provincia de Misiones (Argentina) y su región fronteriza, formada por los países de Brasil y Paraguay, existen en la actualidad poblados históricos; espacios en donde tuvieron lugar dinámicas de un periodo particular que dejó huellas materiales, siendo parte de un patrimonio cultural digno de observar desde distintas disciplinas de estudio como la arqueología, el turismo cultural, la arquitectura y, fundamentalmente, desde la investigación patrimonial. A partir de este contexto general, un ejemplo interesante es el pueblo de Concepción de la Sierra, ubicado al sur de la provincia. En él se destaca un trazado urbano típico del presente, pero con vestigios materiales provenientes del periodo en que el espacio formaba parte de una reducción de jesuitas y guaraníes (1619-1768). En este trabajo se presenta parte de una investigación arqueológica realizada en el casco urbano de dicho pueblo, y además se aprovecha la oportunidad para discutir determinados interrogantes que fueron surgiendo a lo largo del mismo. Se propone entonces indagar en el particular proceso de patrimonialización que caracteriza a Concepción, cómo se manifiesta su memoria y cómo la comunidad local coteja la idea de proteger y cuidar a la vez que se compara e insiste con un pueblo de mayor desarrollo. Se propone observar cómo los diálogos entre distintas perspectivas de estudio nos permiten repensar estos espacios y sus formas de definir patrimonios. Cómo un sitio arqueológico convive en la cotidianeidad de un territorio en constante movimiento y cuáles son las acciones adecuadas para cuidar (o no) manifestaciones memoriales propias de un determinado periodo histórico.

Palabras claves: Patrimonio; Historia; Dinámicas; Arqueología.

Abstract

In the Misiones province (Argentina) and its border area, formed by the southern portion of Brazil and Paraguay countries, several historical towns can be found. These are spaces where dynamics of a particular historical period took place and left material traces of its imprint. Likewise, they are an important cultural heritage worth observing from different disciplines such as archaeology, cultural tourism, architecture, and fundamentally from a heritage perspective. From this general context, an interesting example is Concepción de la Sierra’s town, located in the South of Misiones’s province. There we can observe a typical modern urban layout, with material traces from the period in which this space was part of a Jesuitical reduction of Guarani Indians (1619-1768). In this work we show part of the archaeological research developed in Concepción de la Sierra town. We also discuss certain questions that arose during fieldwork and data analysis. Hence, our goal is to investigate the particular process of patrimonialization that takes place in Concepción de la Sierra town, based on certain characteristics, how its memory is manifested, and how the local community consider the idea of protecting and caring the town relics while comparing themselves and insisting on an increasing the urban development of the town. In short, we propose to observe how dialogues between different study perspectives allow us to rethink these spaces, and hence the ways of defining heritage. And how an archaeological site coexists in the daily life of a territory in constant movement. Finally, we ask ourselves what are the appropriate actions to curate (or not) memorial manifestations of a certain historical time period.

Keywords: Heritage; History; Dynamics; Archaeology.

Recibido: 2022/10/17; Aceptado: 2023/3/15.

Introducción

En el área geográfica entre los rios Paraná, Paraguay y Uruguay, durante los siglos XVII y XVIII, desde la monarquía española se impulsó un proyecto de conquista y evangelización destinado a comunidades indígenas locales, llevado a cabo por sacerdotes de la Compañía de Jesús, generando importantes espacios de convivencia a partir de reducciones, estancias, puertos, entre otros lugares. Más de sesenta fueron las reducciones fundadas, pero no todas perduraron. El acecho bandeirante motivó el traslado de muchas y el abandono de otras o la fusión de dos o más en una sola. Sin embargo, el proceso de expansión misional alcanzó la fundación de casi cuarenta misiones, aunque no todas con la misma continuidad (Maeder, 2013).

A principios del siglo XVIII, se crearon los treinta pueblos guaraní–jesuíticos, ubicados en los actuales territorios de Paraguay (ocho), Brasil (siete) y Argentina (quince). En este último, se concentraron en las provincias de Corrientes (cuatro) y Misiones (once) (Duarte, 2010), en donde se emplazaba la antigua reducción de Concepción, ubicada en el actual casco histórico del municipio de Concepción de la Sierra (Figura 1).

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Figura 1. Mapa con la ubicación de los treinta pueblos definitivos
Fuente: Elaboró Margalot, J. (1994).

Como veremos a lo largo del artículo, el pueblo actual de Concepción no solo condensa huellas materiales e inmateriales de este importante periodo, mostrando además ciertas particularidades, sino que también se observa una continuidad histórica y ocupacional que hacen del lugar un espacio único, con elementos patrimoniales dignos de conservar y activar para su comunidad y las personas que deseen conocer un poblado histórico de Misiones (Núñez, 2012; Ocampo, 2019, 2021).

El equipo de investigación y transferencia de Turismo Patrimonial de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Misiones es un grupo de investigadoras e investigadores provenientes de distintas disciplinas como historia, arqueología y turismo cultural, que busca establecer una articulación entre la importancia del cuidado del patrimonio regional y las instituciones públicas y privadas que, a partir de sus planes de acción, tienen una responsabilidad social en dichas manifestaciones culturales.

Desde los estudios con perspectiva patrimonial, se sigue la idea de comprender el valor que las personas otorgan a los lugares (Pérez y Ruiz Martinez, 2016), y para ello se toma como uno de los ejes centrales la voz de los/as habitantes en el diseño de políticas culturales inclusivas, el marco interdisciplinario de investigación, la gestión con los organismos locales, la difusión y transferencia en distintos ámbitos educativos como la universidad y los espacios de estudio locales de Concepción, entre otros factores a tener en cuenta.

Para poder entender mejor cuál es la importancia del pueblo objeto de estudio, haremos una breve descripción del contexto histórico en áreas similares y los trabajos de investigación realizados. A posteriori, se retomarán aspectos para discutir dinámicas con base en los contextos urbanos patrimonializados y la presencia de elementos para rememorar.

De esta manera, se proponen los siguientes objetivos:

  • Presentar el pueblo actual de Concepción de la Sierra a partir de su característica particular de sitio arqueológico en un contexto urbano.

  • Discutir el papel de la memoria de un determinado periodo histórico.

  • Reconocer el proceso de patrimonialización desde su escala regional, atendiendo su proceso autónomo y dinámico de poblado histórico.

La formación de poblados históricos en una región de frontera

Como mencionamos en párrafos anteriores, en la actualidad existen pueblos cuyos cascos urbanos tienen una reutilización material y espacial, proveniente de periodos históricos coloniales. Sitios que fueron antiguas reducciones y que hoy cumplen funciones propias de su condición urbana.

Para tener una mayor aproximación a lo mencionado, se citarán algunos ejemplos. El primero de ellos es La Cruz, un pueblo ubicado en la provincia de Corrientes, en el departamento de San Martín, y a 426 km de la ciudad de Corrientes. Al igual que en otros pueblos, las ocupaciones se habían hecho con la superposición de los antiguos poblados de Santo Tomé, La Cruz y Yapeyú (General San Martín), “aprovechando escombros para las nuevas habitaciones y templos” (Snihur, 2017); entre sus restos arqueológicos más importantes se encuentran hornos jesuíticos y un reloj de sol. Ubicado también en la provincia de Corrientes se encuentra San Carlos, en el departamento de Ituzaingó; es un pueblo con vestigios históricos que manifiestan su pasado jesuítico-guaraní y escenario de una de las épicas batallas de las fuerzas misioneras comandadas por Andrés Guacurarí en el año 1818. El pueblo moderno de San Carlos creció sobre las ruinas de la antigua reducción y hoy pueden verse los viejos muros y cimientos centenarios mezclándose con las construcciones modernas (Figura 2). Un museo de sitio rescata importantes restos históricos, en gran parte recuperados en excavaciones arqueológicas que se realizaron en la década de 1970 (Snihur, 2017).

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Figura 2. Muros de San Carlos
Fuente: Snihur (2017). Diario Región Litoral.

En territorios del actual Paraguay se encuentra San Cosme y Damián, que también se destaca por haber sido uno de los treinta pueblos con presencia continuada de habitantes desde el extrañamiento de los jesuitas (Martínez Cañavate, 2017). Una variable de estilo similar que comparte con la reducción de Concepción es el desarrollo del pueblo moderno sobre sus cimientos reduccionales (Figura 3). Espacios donde funcionaron la iglesia, la plaza y las casas de indios, por ejemplo, se encuentran en actual funcionamiento. Los vestigios que se conservan permiten imaginar cómo habría sido la disposición del espacio. Además, entre los restos de mayor trascendencia se encuentra el sector de la residencia como uno de los lugares mejor conservados de las reducciones guaraníticas, contando también, al igual que La Cruz y Concepción, con un reloj de sol. En cuanto a trabajos de restauración, durante el periodo de 1989-1991, Eckart Kunhe y Blanca Amaral dirigieron una intervención abordando los elementos de techumbre, coro y piso de la iglesia, y restituyendo corredores, ventanas y puertas del templo (Martínez Cañavate, 2017).

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Figura 3. San Cosme y Damián. Vista de la galería y, al fondo, la residencia de los jesuitas. Actualmente es un espacio de uso cultural por parte de la comunidad local.
Fuente: Archivo de la autora.

Otro caso interesante es el pueblo de Yapeyú (San Martín, Corrientes, Argentina). Fundado en 1627 como pueblo misionero jesuítico con el nombre de Nuestra Señora de los Santos Reyes de Yapeyú, a lo largo de su historia dependieron de su administración distintos territorios reduccionales. Fue incendiado y saqueado en 1817 por fuerzas portuguesas, dejando en estado de abandono a la mayoría de sus construcciones y permaneciendo casi inactivo como núcleo poblado hasta 1862, año en que fue repoblado con familias de colonos franceses (Núñez Camelino y Curbelo, 2008). Llegados estos colonos al lugar, tomaron posesión de todo el espacio, y recuperaron materiales de mampostería y cimentaciones para construir sus propias casas (Maldonado, 1920). Yapeyú fue así uno de los de más temprana fundación entre los pueblos misioneros, realizada por el padre Pedro Romero.

El padre Maldonado contaba que “en la época de la repoblación se conservaban aún muchas casas antiguas, o sea de la época jesuítica y en buen estado, de suerte que esos repobladores tuvieron perfectamente donde albergarse” (Maldonado, 1920, p. 30; en Núñez Camelino y Curbelo, 2008).

En cuanto a trabajos arqueológicos, en el sitio de Yapeyú se efectuaron reconocimientos, relevamientos de estructuras, evaluaciones del estado de conservación de los restos visibles y estudios de los procesos de formación de sitio, con el objetivo de determinar un posible aprovechamiento museográfico y turístico (Núñez Camelino y Curbelo, 2008; M. V. Roca, 2019). Sus vestigios indican que su planta, en general, obedeció al modelo empleado para el resto de los pueblos misioneros jesuíticos.

Teniendo en cuenta este panorama de pueblos con distintos vestigios arqueológicos que hacen referencia a antiguas reducciones, llegamos a Concepción.

Una reducción temprana

La reducción jesuítica de Concepción fue fundada en el año 1619 por el padre Roque González y sus restos se encuentran al sudeste de la provincia jesuítica del Paraguay y cercanos al rio Uruguay, llevando el nombre de Nuestra Señora de la Limpia Concepción del Ibitiracuá o Concepción (Amable et al., 2011; Busaniche, 1955; Furlong, 1962; Poujade, 1999). La misma fue una de las más grandes reducciones, y de ella surgieron los pueblos jesuíticos de San Nicolás y Santo Ángelo, actualmente en territorio brasileño.

Tanto las primeras reducciones como las trasladadas adquirían una fisonomía urbana semejante (Maeder, 2013), y la reducción de Concepción no fue la excepción. El diseño urbanístico seguía una estructura planificada que mostraba un camino alternativo al sistema colonial que se imponía desde la metrópoli en América. Las propuestas urbanas y arquitectónicas eran innovadoras, ya que introducían un sistema de autonomía que permitía mantener a los pueblos sin prestar servicios a los encomenderos (Gutiérrez, 2013). De esta manera, si bien existió una legislación indiana que actuaba como marco genérico en la elección del asentamiento, poco influyó en lo que fueron las trazas de las misiones jesuíticas de guaraníes (Gutiérrez, 2013).

Se constituía una planificación que se fue organizando hasta llegar a trazas consolidadas y reiteradas (Gutiérrez, 2013; Palm, 1973), si bien cada lugar contaba con sus propias características.

Una plaza central era acompañada con frecuencia de estatuas de la Virgen y del santo patrono del poblado, actuando como elemento ordenador del espacio urbano (Gutiérrez, 2013). Seguían el colegio, el cementerio, y la iglesia, que eran los puntos funcionales estructurados de acuerdo a ejes y circuitos de recorrido habitual. Esta última ubicada axialmente respecto de la avenida de acceso al pueblo (Gutiérrez, 2013). Otros espacios eran los talleres, el cabildo, los huertos y el coti guazú, este último era el lugar en donde se encontraban las mujeres que eran viudas, huérfanas o de conducta sexual sospechosa, o por haber cometido algún delito (M. Roca, 2013; Rocchietti y Poujade, 2013).

En los laterales de la plaza se ubicaban las viviendas de los guaraníes, dispuestas en largas filas barriales paralelas que partían desde el centro de la reducción hacia la periferia (Armani, 1977), y otros edificios públicos como el cabildo, los depósitos, huertos y otros lugares dedicados a la producción agropecuaria y artesanal. Los edificios fueron sustituyendo materiales como el barro y la paja por el adobe, el ladrillo, la teja cocida y los sillares, y se fue ampliando la capacidad de la iglesia y otras dependencias (Maeder, 2013).

Estos establecimientos urbanos estaban bajo el mando de un padre provincial y un superior, quienes estaban a cargo de cada doctrina, en donde se imponía un modo de vivir a las poblaciones indígenas, impreso en la organización del espacio (Tochetto, 1991). El resultado implicó la construcción de superestructuras generadas por las rutinas sociales bajo la forma de un proceso dialéctico entre comunidad y naturaleza, entre el espacio reduccional y la formación de una frontera interimperial (Rocchietti y Poujade, 2013).

Se destaca que, al contrario de otras reducciones, la de Concepción nunca se mudó, ya que se hallaba en un área distante tanto de las incursiones de los payaguá —señores entonces del rio Paraguay y parte del Paraná— y de los guaycurú, así como también de los embates de los portugueses, quienes realizaban inmensos rodeos para llegar a esos territorios en sus conquistas desde el norte y desde el sur . Además, el lugar se hallaba resguardado por un bosque impenetrable hacia el este; factores que hacían de Concepción un territorio protegido y factible de cobijar las reliquias de los pueblos guayreños, del Tape e itatines (Furlong, 1962; Núñez, 2012; Ocampo, 2020; Ocampo, 2021, entre otros).

A partir de la expulsión de los jesuitas de todos sus dominios en territorios americanos, se implementó una nueva administración colonial que alteró todo el esquema que estos habían generado para dirigir las reducciones (Von Thungen, 2021). Estas entraron en un proceso de crisis determinado por los cambios en la transición de una organización a otra, inmiscuida en los conflictos por la posesión territorial y afectada por los saqueos e incendios producidos por las tropas contendientes hasta el momento de definición como jurisdicción del nuevo Estado argentino.

Para los tiempos de 1880, los espacios que formaron parte de las jurisdicciones de los antiguos pueblos jesuíticos, como las zonas de estancias y yerbales, se fueron constituyendo como los nuevos pueblos dentro de la Argentina; en este caso situados en el Territorio Nacional de Misiones (Oviedo, 2018), y dispuestos para la inclusión de la gran masa inmigratoria europea que fue incorporándose a la región.

Un pueblo para visitar

Concepción de la Sierra se encuentra al sur de la provincia de Misiones, en el departamento de Concepción. Ocupa una superficie de 752 km2. Según datos demográficos, presenta una población de 10.139 habitantes (Instituto Nacional de Estadística y Censos, 2022). Desde los aspectos laborales, se observa que la mayor parte de la población está empleada en el sector privado y en la administración pública. En cuanto al sector productivo, el municipio basa su economía en las industrias de la yerba mate y la madera, así como también en la cría de ganado vacuno. La actividad yerbatera es la más tradicional en la zona, desarrollándose aquí todas las fases de la cadena productiva. La explotación forestal ha tenido un gran crecimiento en la región en los últimos años.

En referencia al desarrollo turístico, si bien no cuenta con una afluencia alta en comparación con los sitios más populares como las Cataratas del Iguazú o la misión jesuítica de San Ignacio Miní, posee temporadas altas de visitas en fechas especiales como el carnaval y la Fiesta Nacional del Tarefero. Además, se cuenta con un instituto superior de formación terciaria, que ofrece la carrera de Técnico Superior en Turismo con orientación en Desarrollo local, lo que genera un estímulo a los emprendimientos en dicha actividad socioeconómica.

Bajo este panorama general, el pueblo histórico condensa huellas materiales del paso misional, preservadas como muestras de un patrimonio arqueológico que manifiesta una reutilización de elementos que conforman parte de la trayectoria histórica de la sociedad local. Por lo tanto, de esa reducción que habría sido parte del entorno de colonización, se puede observar una materialidad que une y articula el pasado-presente, a través de estructuras edilicias y piezas arquitectónicas, en parte sueltas, fragmentarias, incompletas, pero presentes en la vida cotidiana de la comunidad (Ocampo, 2019, 2021).

Estos elementos están constituidos principalmente por cimientos de muros, estructuras conformadas por materiales de distintos periodos y la reutilización de sillares para distintos usos, como la construcción de monumentos, reconstrucción de muros divisorios de propiedades privadas, canteros, entre otros. Si se deduce que la planificación urbana actual es un espacio reutilizado, dicho carácter se observa en los espacios donde las personas responsables de las obras y de su organización reutilizan materiales, como sillares de itacurú y arenisca, con un propósito de carácter decorativo o funcional.

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Figura 4. Casa de piedra ubicada frente a la plaza principal del pueblo. Se pueden observar sillares reutilizados y un dintel con decoración
Fuente: Archivo de la autora.

A partir de los pueblos mencionados y Concepción en particular, podemos argumentar que los sitios cuentan con procesos de formación que incluyen modificaciones estructurales, estilísticas y hasta funcionales, ocurridas durante y después del periodo misionero jesuítico. Además, se debe tener en cuenta un registro de testimonios orales1 donde reside buena parte de la historia cotidiana del sitio, así como la vivencia que la población asociada tiene de él (Núñez Camelino y Curbelo, 2008).

En referencia a leyes y decretos que impliquen acciones de protección y conservación del lugar, para el casco céntrico podemos mencionar las siguientes:

  • Decreto Ley Nacional N° 16.482/43. Señalamiento Histórico Nacional al área correspondiente a la Misión Jesuítica Guaraní de Concepción.

  • Ordenanza Municipal N° 10/2014. Declara de Interés Cultural al Casco Histórico de la localidad de Concepción de la Sierra, Misiones, delimitado por las avenidas República Argentina, Gonzalo Doblas, España e Ibitiracuá, todas del municipio de Concepción de la Sierra, según plano municipal.

Respecto a determinados muebles e inmuebles de importancia histórica, se encuentran los siguientes decretos:

  • Decreto Provincial N° 2219/2019. Declara Monumento Histórico Provincial a la Casa de Piedras del Municipio de Concepción de la Sierra.

  • Ordenanza Municipal N° 10/2013. Declara Patrimonio Histórico y Cultural a la Casa de Piedra.

  • Ordenanza Municipal N° 13/2015. Declara Patrimonio Histórico y Cultural todos los elementos, objetos y materiales arqueológicos históricos de origen jesuita y cualquier otro que se considere de importancia histórica, descubiertos y a descubrirse que se encuentren en la denominada Casa de Piedra.

Si bien el municipio no cuenta con un área específica de trabajo respecto a una activación patrimonial, se presenta una Secretaría de Cultura y Turismo, la cual trabaja de forma conjunta con nuestro equipo de investigación, articulando así múltiples actividades en referencia a temáticas de interés patrimonial, histórico, arqueológico y turístico.

La investigación arqueológica: entre el patrimonio y su manifestación memorial

Tomando distintos antecedentes como punto de partida (Amable et al., 2011; Núñez, 2012; Poujade, 1999), se ejecuta un proyecto de investigación denominado “Arqueología histórica en Concepción de la Sierra (provincia de Misiones): Espacios reutilizados y materialidad arqueológica” (CONICET-UNaM). En él se llevaron a cabo distintas acciones propias de una metodología que tuvo en cuenta una búsqueda exhaustiva de antecedentes bibliográficos, un registro de entrevistas de habitantes del área de estudio, técnicas de prospección pedestre, trabajos de excavación (Figura 5) y la recuperación de restos materiales para su análisis en laboratorio (Ocampo, 2019).

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Figura 5. Equipo de investigación realizando trabajos de excavación en el sitio CONCEP 7
Fuente: Archivo de la autora.

Durante el proceso de trabajo y sus resultados, se observaron dos temas clave a la hora de estudiar sitios con estas características: el patrimonio y la manifestación de la memoria histórica.

Se tomarán definiciones para posicionar y establecer claves de trabajo con base en estas premisas. En primer lugar, se piensa en patrimonio como un hecho social en el cual ciertos procesos de distintas sociedades, momentos e impresiones materiales se legitiman como algo digno de ser estudiado, conservado y puesto en valor; es decir, que son socialmente apreciados (Criado y Barreiro, 2013; Ocampo, 2019, 2021). Y si bien esas manifestaciones materiales fueron realizadas y funcionalizadas en tiempos pasados, pasan a ser bienes patrimoniales valorados a partir del aprecio en contextos actuales.

El patrimonio presenta una gran heterogeneidad y multiplicidad desde sus formas de definirlo, estudiarlo y gestionarlo (González, 2015). Un elemento clave manifestado como parte de una “dualidad ontológica” (González, 2015, p. 181) es que el patrimonio se hereda y se construye, a partir de su resignificación y reutilización.

Específicamente, el patrimonio arqueológico se define como todas las evidencias materiales producto de las actividades de poblaciones del pasado, tuteladas por el Estado a través de sus distintas jurisdicciones. Su correcta puesta en valor implica una incidencia social; es decir, o la sociedad participa y disfruta de estos bienes o ni siquiera podrían denominarse patrimonio (Querol y Martinez Díaz, 1996).

A partir del caso de estudio del pueblo de Concepción, se propone pensar el patrimonio en referencia a lo que existe y se construye, en donde cada actor social se relaciona con sus patrimonios mediante distintas prácticas empíricas y cognoscitivas, objetos, discursos, espacios y tiempos a partir de experiencias y acciones en las múltiples esferas del plano social (González, 2015).

La memoria, en cambio, implica una práctica social que “trae el pasado al presente” (Ramos, 2011, p. 132); que involucra procesos de recuerdo, usos y resignificaciones de conocimientos heredados. Surge así un eje articulador entre patrimonios y memorias individuales que se dispersan y construyen como “comunidades patrimoniales o colectivos de memoria” (González, 2015, p. 182).

La memoria es percibida como un fenómeno social, colectivo y dinámico desde el presente, en donde “tanto recuerdos individuales como colectivos, experiencias pasadas y situaciones presentes se intrincan inexorablemente” (Rodríguez, 2004, p. 152; en Vega, 2017).

Hay un lugar histórico y habitado en el presente que traza y escribe una trayectoria y la actualiza y resignifica continuamente; es decir, que a través de esa ruta identificamos las formas en que las personas se reconocen y reconstituyen sus autobiografías y a partir de ese reconocimiento se irán transformando de acuerdo y en relación a los lugares comunes que ocupan y las relaciones que se establecen en los distintos medios sociales (Ramos, 2011). En este caso, hay una memoria que es entendida como marcos de interpretación constituidos por experiencias localizables en el espacio, como lugares físicos que funcionan como mojones en los que se estructuran los marcos espaciales a partir de los cuales se recuerda (Ramos, 2011).

Cuando la sociedad actúa sobre el espacio, no lo hace sobre los objetos como realidad física, sino como realidad social. A partir de ello, en esos objetos sociales se busca un nuevo valor (Santos, 1996).

En el espacio de Concepción de la Sierra el pasado de un determinado periodo histórico regional se experimenta a través de la vida cotidiana en el presente (Rappaport, 2005). A su vez, ese presente se vive en un paisaje, teniendo en cuenta que las personas se mueven en un medio espacial preconfigurado al que su circulación también modifica (Grossberg, 1992; Ramos, 2011).

El sitio reduccional y actual pueblo habitado muestra una vinculación entre memoria y lugar, “manifestándose en materialidades y en cómo las personas usan esos restos materiales reutilizados para recordar, olvidar, o distanciarse de sus pasados” (Ramos, 2011, p. 136).

Lo interesante entonces es pensar desde la arqueología cómo el puente pasado- presente se representa a través de géneros no narrativos de expresión, como elementos de la cultura material que recuerdan el pasado sin nombrarlo, y cómo la evidencia tangible del pasado acompaña el día a día de la comunidad (Rappaport, 2005). Su carácter de palimpsesto, memoria viva de un pasado ya muerto, transforma el paisaje en instrumento de trabajo que permite ver las etapas del pasado con una perspectiva de conjunto (Bloch, 1974; Santos, 1996).

En definitiva, los relatos orales y la materialidad histórica registrada presente en el pueblo son formas conmemorativas de la memoria. Su espacio circundante actúa como una “semilla de rememoración”, como recuerdo, y para recordar siempre debe haber algo de ese pasado. El conocimiento histórico de la comunidad, acompañado de una materialidad arqueológica evidenciada, sirven como recursos mnemotécnicos (Rappaport, 2005) para recordar la historia del periodo reduccional jesuítico-guaraní.

La historia de pueblos entonces nos ayuda a recuperar una memoria del lugar, que en algunos casos se encuentra impresa en restos materiales reutilizados, actualmente habitados, y generando dinámicas sociales, pasadas y presentes, que traen como resultado un patrimonio situado en un poblado histórico.

Dinámicas de sitios habitados. Discutiendo su importancia, ¿para quiénes?

Si bien el proceso de investigación contó con determinadas premisas propias de la disciplina arqueológica, cuando se trabaja en las dinámicas sociales de espacios de frontera y lugares habitados, se observa que agregar otras perspectivas de estudio resulta fundamental para poder sumar y no llegar a conclusiones parciales. Entonces, contando además con distintos trabajos realizados en Concepción de la Sierra, que incluyen las áreas de educación y turismo cultural, un interrogante para pensar es acerca de la real importancia que tiene el lugar. Aquí surgen dos opciones: estudiarlo como patrimonio cultural según categorías definidas por instituciones tales como Unesco e Icomos, o pensar en su importancia desde el interés local y comunitario.

Siguiendo la primera opción, a partir de los últimos años, y con el incremento de cartas sobre protección, preservación y usos del patrimonio, este dejó de ser considerado algo estático para tornarse dinámico, bajo la influencia de los grupos humanos y digno de ser preservado (Endere, 2009). Hay un patrimonio construido, resignificado y reutilizado (González, 2015), posteriormente comunicado a la sociedad.

Desde las cuestiones más formales e institucionales en referencia a su protección patrimonial, cabe aclarar que Concepción de la Sierra fue declarado en 1943 lugar histórico nacional por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, y monumento y lugar histórico de la Provincia de Misiones por la Ley VI – N° 7.

Sin embargo, el contexto principal del pueblo es que la mayor parte de su patrimonio se encuentra en espacios privados, formando parte de nuevas estructuras arquitectónicas y en funcionamiento. Esto representa un fuerte desafío a la hora de proteger bienes patrimoniales, ya que no se encuentra vigente una protección patrimonial real en términos prácticos, dejando en constantes peligros de pérdida a partir de nuevas construcciones por parte de esos mismos propietarios y propietarias.

Teniendo en cuenta estas premisas es que junto con el equipo de investigación, el municipio y la diputada Silvana Giménez se desarrolló un proyecto de ley en el cual se propone:

Artículo 1.- Declárese Patrimonio Histórico, Arqueológico, Cultural, Turístico, Religioso, Arquitectónico y Urbanístico Artístico de la Provincia de Misiones al casco histórico de la localidad de Concepción de la Sierra.
Artículo 2.- Créese el Museo Histórico y Arqueológico a Cielo Abierto con el nombre “Concepción del Ibitiracuá” en la Localidad de Concepción de la Sierra, en conmemoración y reconocimiento por los 400 años de su primera fundación (Proyecto de ley, presentado por la diputada Giménez y en conjunto con otros diputados, D-5297719, 2019).

El presente proyecto, todavía en etapa de revisión, propone así la activación del patrimonio a partir de la conservación y accesibilidad del mismo, desarrollando conocimientos locales, sin olvidar que la investigación patrimonial también forma parte del campo social y es un coproductor más del patrimonio entre una multiplicidad de actores sociales (González, 2015).

No obstante, dicha categoría se encuentra en proceso de aprobación, y todavía no sirve para detener acciones de destrucción, ya que, como se observa a lo largo de los años que venimos trabajando en el lugar, múltiples obras en propiedades privadas siguen sus planes sin tener en cuenta una protección patrimonial o un mínimo cuidado de los vestigios presentes en el terreno (Figura 6).

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Figura 6. Construcción moderna de propiedad privada alterando el pórtico con dintel monolítico frente a la plaza
Fuente: Archivo de la autora.

A partir de ello, y sin ánimos de adquirir un rol de “policía patrimonial”, se sugiere pensar que un verdadero interés por definir un patrimonio cultural debe tener en cuenta su vinculación comunitaria. Pensarlo desde su articulación con la población y su dinámica actual, superando cualquier categoría impuesta y enfocándose en la comunidad local, y en cómo esta se piensa se define desde el pueblo y una manifestación histórica, distinta a los demás antiguos pueblos jesuíticos.

Si consideramos el contexto urbano desde la contemplación del área de investigación, los restos pertenecientes a las reducciones muestran cómo las personas se estructuran en una trama de relaciones sociales insertas en una perspectiva espacial y temporal históricamente determinada, al mismo tiempo que se mueven en el espacio y tiempo (Petrosini, 2018).

No obstante, sobrepasando completamente la intención de posicionarse solo en un periodo histórico, se subraya la idea de que los pueblos también están constituidos por otras manifestaciones culturales como fiestas (en el caso de Concepción, el festival del tarefero y los carnavales, o tradiciones como el festejo del aniversario) y otras marcas identitarias que generan una nueva historia, un nuevo lugar y elementos que se mantienen vivos gracias a las comunidades actuales. ¿Son estos nuevos acontecimientos parte de su tradición y de un nuevo proceso de patrimonialización?

Desde lo tangible, hay una materialidad reutilizada, que va acumulando historias, y su significación deriva de distintos grupos sociales y eventos conectados entre sí, generando diferentes contextos sociales de la cultura material (Gosden y Marchall, 1999; Petrosini, 2017).

Consideraciones finales para seguir preguntando

La temática propuesta por el presente dossier nos llevó a reflexionar sobre determinados interrogantes; entre ellos, cómo conservar vestigios materiales propios de un pasado reduccional, a la vez que continuar en la línea del “progreso” a la que apuntan sus habitantes. Y nuestra idea consiste en seguir indagando sobre ello.

Se presentó parte de un trabajo de investigación que, si bien en un principio contaba con objetivos fundamentalmente ligados a la arqueología, los procesos de patrimonialización y sus dinámicas nos llevaron a replantearnos la idea de la elección de un determinado periodo histórico, para plantear un puente presente- pasado y, de esta manera, reflexionar en un panorama más complejo.

Siguiendo la perspectiva de las investigadoras del Centro de Rescate y Revalorización del Patrimonio Cultural (CERPACU), “no hay patrimonio cultural sin vínculo de pertenencia e identificación; y para que el patrimonio sea reconocido por los sujetos, estos requieren concebirlo como propio” (Racedo et al., 2004), registrando instancias de continuidad-discontinuidad en el proceso de reconocimiento de patrimonialización y de la realidad vivida tanto en la experiencia in situ como en la heredada.

El pueblo de Concepción de la Sierra presenta una situación compleja, ya que al ser un espacio histórico y arqueológico reutilizado, las medidas para su protección y activación no pueden darse separadas del contexto social en el que están inmersas. Bajo estas condiciones se vuelve fundamental la incorporación de la población local a la gestión del patrimonio, no solo como simple espectadora sino como activista y como principal usuaria de estos bienes.

En este trabajo, y a partir de la experiencia de trabajo, investigación y extensión, podemos observar un interés patrimonial, manifestado en un uso desde el presente, en donde la comunidad local habita, transforma y actúa. Esto deja de lado una perspectiva esencialista del patrimonio, ya que la dinámica de habitar un espacio histórico en una provincia como Misiones no es ordenada ni tiene en cuenta lo que se debe hacer o no desde las instituciones o casa de estudios patrimoniales, sino que se reorienta hacia los intereses del nuevo pueblo.

En síntesis, los estudios sobre patrimonios históricos y arqueológicos en contextos urbanos resultan pertinentes para estudiar materialidades y la relación entre personas y objetos (Petrosini, 2018), y es este camino el que pretendemos seguir desarrollando.

Ocampo: Conceptualización (Conceptualization); Curación de datos (Data curation); Análisis formal (Formal Analysis); Adquisición de Financiamiento (Funding acquisition); Investigación (Investigation); Metodología (Methodology); Recursos (Resources); Supervisión (Supervision); Validación (Validation); Visualización (Visualization); Redacción - preparación del borrador original (Writing – original draft); Redacción - revisión y edición (Writing – review & editing).

Referencias bibliográficas

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  1. Para tener una mayor aproximación al tema de los relatos orales y su incidencia con los restos materiales arqueológicos consultar el trabajo Ocampo, A. E. (2015). Cuando el pasado y el presente se encuentran: El caso de estudio de la reducción jesuítica de Concepción de la Sierra como patrimonio cultural. Provincia de Misiones. Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano - Series Especiales, 3(2), 292-303.↩︎

QUID 16. Revista del Área de Estudios Urbanos. Área de Estudios Urbanos (Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales, Instituto de Investigaciones Gino Germani).
ISSN-e: 2250-4060.

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