El presente artículo parte del caso de las activistas ciclistas y sus prácticas de apropiación de los espacios activistas en el Foro Mundial de la Bicicleta (FMB) en Lima (del 22 al 26 de febrero de 2018) y Quito (del 24 al 28 de abril de 2019) para plantear un debate sobre el derecho a la ciudad desde una perspectiva feminista. Mediante un análisis cualitativo, se pretende exponer las estrategias empleadas por las activistas de varios países en América Latina en el FMB para la transformación de espacios en un entorno históricamente androcéntrico. Asimismo, se presenta una discusión sobre las conexiones entre la agenda feminista propuesta por las activistas del FMB y el aporte de teóricas feministas en relación al derecho a la ciudad, poniendo énfasis en la categoría de género tanto en Lima como en Quito. Los resultados muestran cambios significativos en sus maneras de liderar y ocupar los espacios del activismo ciclista.
This article takes as its starting point the case of cycling activists and their practices of appropriation of activists’ spaces at the World Bicycle Forum (WBF) in Lima (February 22 to 26, 2018) and Quito (April 24 to 28, 2019) to initiate a debate on women’s right to the city. Using a qualitative analysis, it is proposed to expose the strategies used by activists from various Latin America countries at the WBF for the transformation of spaces in a historically androcentric environment. Likewise, a discussion is presented on the connections between the feminist agenda proposed by the WBF activists and the contribution of feminist theories on the right to the city, considering the gender category in cities such as Lima and Quito. The results show significant changes in their ways of leading and occupying the spaces of cycling activism.
Durante más de cuatro décadas, las ciudades latinoamericanas han experimentado dinámicas propias del sistema económico, donde la lógica del valor de cambio predomina. Además, en ciudades como Lima, Quito, Bogotá, Santiago y Ciudad de México, el sistema de transporte está inscrito en dinámicas informales. No obstante, en las últimas décadas, ha surgido en las ciudades latinoamericanas un movimiento de ocupación de las calles (
El derecho a la ciudad se puede entender a través de la diferencia entre “la ciudad” y “lo urbano”: la primera se refiere a la ciudad capitalista caracterizada por el valor de cambio, mientras que “lo urbano es más o menos la obra de sus ciudadanos” (
Lefebvre (
Por lo tanto, el derecho a la ciudad se puede entender como una reivindicación material concreta y, al mismo tiempo, como una cuestión de justicia redistributiva (
Debemos señalar que, además de la lógica neoliberal que caracteriza actualmente a nuestras ciudades latinoamericanas, es importante desarrollar una segunda característica: el androcentrismo,
Durante décadas, académicas, urbanistas y geógrafas feministas han puesto sobre la agenda el sesgo androcéntrico en el diseño, planificación y construcción del espacio público. Además, han cuestionado la exclusión de muchas personas al considerar una sola manera masculina universal de habitar los espacios (
Estas dos condiciones, que son parte de la estructura social y económica de nuestras ciudades, afectan de distintas maneras a mujeres, niñas, niños y personas no binarias, grupos que son más vulnerables en el espacio público. Una de las formas más cotidianas de violencia es el acoso callejero en las distintas ciudades de la región. Como señala Falú, la violencia es un
Los diferentes aspectos expresados han dado lugar al concepto de
Por ello, es importante tener en cuenta que las diferentes maneras de trasladarse y experimentar la ciudad implican tantas maneras como personas viven en ella. Fenster (
No es posible pensar en lo urbano sin considerar el papel de los grupos sociales y la conexión entre la reproducción social y la producción. Las geografías urbanas son geografías de vida (
Uno de los aportes que hace referencia a las geografías de la vida es el concepto de movilidad del cuidado, acuñado por Inés Sánchez de Madariaga, quien aboga por visibilizar el trabajo y desplazamiento diario que se hace para cuidar a otros. Se entiende por trabajo de cuidado, en su mayoría no remunerado, aquel que abarca las tareas relacionadas el mantenimiento del hogar, la preparación de los alimentos, la atención a la salud de las personas y la educación de los dependientes (
Los desplazamientos realizados para llevar a cabo labores reproductivas son poco valorados en nuestras ciudades en comparación con la importancia que nuestras sociedades otorgan a los traslados realizados para trabajos de producción y actividades económicas. Muchas mujeres y cuidadores realizan traslados sumamente complejos, ya que deben encargarse simultáneamente de labores de producción y reproducción. Muchas veces, la información proporcionada por estudios invisibiliza las labores reproductivas. Sin embargo, la movilidad y la organización espacial están conectadas tanto a historias que resisten ser absorbidas por el sistema económico como a las luchas cotidianas que hacen posible otras vidas y futuros (
En ese sentido, es importante resaltar que la ciudad neoliberal surge no solo de un sistema de producción, sino que también se sostiene y nutre de la reproducción social. El capitalismo utiliza el trabajo realizado mayormente por mujeres, quienes sostienen –muchas veces de forma silenciosa y gratuita– las labores reproductivas, que son básicas para la generación de las labores productivas. Estas últimas son altamente valoradas por el sistema.
Por otro lado, en varias ciudades latinoamericanas, la promoción del uso de la bicicleta como medio de transporte urbano debería recaer en la implementación de políticas públicas y en las gestiones municipales. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el uso de la bicicleta es impulsado por las mismas personas y colectivos de activistas.
Las y los activistas del movimiento ciclista latinoamericano cuestionan el sistema centrado en el automóvil, basado en políticas neoliberales que privilegian a un pequeño sector de la población y le dan más importancia al valor de cambio (
A través de diversas acciones, el movimiento activista critica las políticas neoliberales que privilegian al automóvil (
Harvey (
En el caso del movimiento ciclista latinoamericano, los activistas utilizan un discurso centrado en la justicia social a través de la movilidad, así como en la idea de pacificar las calles mediante la reducción de velocidad. Sin embargo, durante muchos años, en el Foro Mundial de la Bicicleta (FMB) estos discursos no se ampliaron a las relaciones interpersonales ni se practicaron en el círculo activista. En un análisis realizado por Roberta Raquel (
Las activistas feministas del FMB reclaman su derecho a acceder a los espacios donde se toman las decisiones y a que el espacio del FMB esté pensado para las distintas formas de ser y estar en la ciudad. No obstante, la lucha por ser reconocidas es larga y, para establecer lo que he denominado como una agenda feminista, deben emplear diversas estrategias. Nancy Fraser (
Este artículo busca enfatizar el contexto de las activistas para complejizar la comprensión de las personas que transitan en las ciudades, ya que, dependiendo de sus perfiles, pueden experimentar de formas muy distintas el habitar los espacios. Este es el contexto en el que las activistas organizadoras y participantes del FMB transitan y viven.
El objetivo de esta investigación
Incluir la categoría de género en el análisis de los movimientos sociales a favor de la bicicleta ayuda a comprender la complejidad de las dinámicas al interior de los espacios activistas, entendiendo estos como lugares geográficos y políticos. Pensar en el derecho que tienen las personas a la ciudad implica considerar las relaciones de poder en los espacios, así como las relaciones de género y la vida cotidiana de las personas que transitan la ciudad. Buckingham (
Pocas autoras han analizado el género en los espacios biciactivistas. Uno de los trabajos más recientes es el de Raquel (
La hipótesis plantea que las activistas organizadoras y asistentes a las ediciones del Foro Mundial de la Bicicleta (específicamente, el FMB7, que tuvo lugar del 22 al 26 de febrero de 2018 en Lima, Perú, y el FMB8, realizado en Quito, Ecuador, del 24 al 28 de abril de 2019) emplearon distintas estrategias para promover una agenda feminista en ambas ediciones del FMB. Además, durante el proceso se evidencian las conexiones entre lo abordado por teóricas feministas y la agenda feminista propuesta por las activistas ciclistas en ambas ediciones del FMB.
En sus prácticas y discursos, las activistas ofrecen interpretaciones diversas del derecho a la ciudad. En la concepción lefebvriana del derecho a la ciudad, no se consideran los contextos complejos por los que atraviesan las mujeres y las disidencias. Esto último es el aporte de urbanistas, geógrafas y académicas cuando observan que el enfoque lefebvriano no enfatiza lo suficiente en las relaciones de poder patriarcales atravesadas por las categorías de cultura, género y etnia (
El replanteo y la reconceptualización de nuevas nociones del derecho a la ciudad desde una perspectiva interseccional y de género no solo confirma que la movilidad es “una práctica social” (
El artículo se compone de tres apartados. En la primera parte, se presenta el marco teórico-metodológico del estudio. La segunda sección amplía los contextos sociales y espaciales de las activistas que participan en el estudio. Finalmente, en el tercer apartado, se analizan las estrategias que las activistas emplean para proponer sus temas en la agenda del FMB.
Entre los distintos movimientos sociales que existen, podríamos identificar al movimiento biciactivista de América Latina como un espacio con un alto componente de militancia política (
Como se señaló previamente, un evento simbólico del movimiento de cicloactivistas latinoamericano es el Foro Mundial de la Bicicleta, que en 2022 tuvo su décima primera edición. En sus inicios, estuvo liderado por hombres cisgénero. Sin embargo, a medida que pasaron los años, el número de mujeres que asistía al FMB (
En esta investigación, se empleó un enfoque cualitativo con un diseño narrativo y fenomenológico. Por lo tanto, se llevó a cabo una etnografía, así como entrevistas a profundidad y análisis de documentos (como actas y cartas
En este proceso, el investigador reconstruye la historia del individuo o la cadena de sucesos (casi siempre de manera cronológica: de los primeros hechos a los últimos), posteriormente la narra bajo su óptica y describe (sobre la base de la evidencia disponible) e identifica categorías y temas emergentes en los datos narrativos (que provienen de las historias contadas por los participantes, los documentos, materiales y la propia narración del investigador).
Asimismo, es importante mencionar que esta investigación adopta una perspectiva feminista. En este enfoque, la práctica feminista cuestiona el imperativo de neutralidad y objetividad en el proceso de investigación. Además, reconoce que siempre se investiga “desde un tiempo y lugar específicos, desde una historia y una realidad que no son neutrales en el discurso” (
La epistemología feminista puede dar voz a las personas que no son escuchadas o que han sido excluidas de los espacios de poder. Por lo tanto, en esta investigación se emplea un enfoque cualitativo, precisamente para escuchar y comprender las experiencias de diez activistas: una de México, cuatro de Ecuador, una de Argentina y cuatro de Perú. De estas, cinco entrevistas se hicieron a organizadoras de FMB anteriores, tres a líderes de grupos biciactivistas y dos a participantes que asistían regularmente a los FMB. La selección de las entrevistas puso énfasis en activistas organizadoras y líderes biciactivistas. Se planteó elaborar entrevistas a profundidad, siendo ocho de ellas presenciales y dos a través de videollamadas. Estas entrevistas se realizaron entre abril y junio de 2019.
La estructura de las entrevistas se dividió en cuatro partes: la primera tenía como objetivo conocer sus perfiles. Es importante mencionar que todas se autodefinieron como feministas, aunque con distintas aproximaciones y concepciones del feminismo. Dos de ellas se identificaron como no binarias; además, todas las entrevistadas tuvieron algún grado de participación en los FMB. La segunda parte de la entrevista abordó preguntas sobre las estrategias. La tercera recogió información acerca de los discursos en su participación como cicloactivistas. Finalmente, la cuarta parte trató sobre los temas pendientes y qué les gustaría incluir en los futuros FMB.
Como se mencionó anteriormente, para obtener un acercamiento complejo a la información, se llevó a cabo una etnografía, que incluyó la observación participante en eventos o episodios claves del FMB7 y FMB8. Además, se realizaron conversaciones informales con las y los asistentes de los FMB. La etnografía se dividió en dos periodos: el primero en Lima, desde mayo de 2017 hasta febrero de 2018, que abarcó los días en que se llevó a cabo el FMB7; y el segundo en Quito, del 24 al 28 de abril de 2019, que incluyó el FMB8, el I Encuentro Interseccional de Mujeres y Disidencias, la Asamblea de Mujeres y Disidencias y la Asamblea General.
Tanto la observación participante como las conversaciones informales con activistas asistentes y organizadoras del FMB tuvieron lugar en los espacios de discusión y debate, como asambleas y reuniones, así como en el FMB7 y el FMB8. Esto se hizo para dar cuenta de la dimensión subjetiva y narrar los hechos considerando el punto de vista de las personas involucradas en el proceso. A través de esta búsqueda, se reconstruyó la historia del individuo o la cadena de sucesos para narrar e identificar categorías y temas emergentes en los datos narrativos (
En este artículo, adoptaremos el concepto de activismo propuesto por Taylor y Van Dyke (
Las activistas consultadas en esta investigación tienen identidades plurales. Todas las entrevistadas comparten el vínculo con el activismo feminista ciclista y la acción colectiva. Además, hay un componente de resistencia individual. Polletta y Jasper (como se citó en
Bueno, igual desde mi experiencia personal creo que [una de las estrategias] es el estar, es cómo te presentas y el estar. Además, creo que el tejer –yo podría rescatar– que se peleó porque una activista feminista esté [presidiendo] el foro. El tejer que no es solamente convencernos entre convencidas… Y cómo te presentas como biciactivista, que si estamos sobre la bici, la usamos, y estás en la calle ocupando el espacio
Muchas de las activistas entrevistadas están comprometidas con la acción colectiva del biciactivismo feminista. Un grupo mayoritario indicó que realizan acciones cotidianas individuales de resistencia. Kelly (
Podemos identificar que en los últimos años del FMB se han conectado la resistencia individual y la colectiva. Una de las acciones más significativas ocurrió en la clausura del FMB7, cuando dos activistas feministas organizadoras del evento realizaron una denuncia pública de acoso, colocando el tema de la violencia de género en el centro del debate biciactivista de América Latina. Esta acción de colocar el cuerpo para hacer una denuncia que va del ámbito privado al público y así visibilizarla hace eco de la frase “lo personal es político”. Colectivizar lo personal es una acción feminista:
Lo personal es político” es una de las contribuciones teóricas y políticas más potentes del feminismo porque dio visibilidad al poder de las relaciones que se construyen en el micro espacio, en la vida cotidiana y significa la dimensión subjetiva como de prioridad ética y política. Lo público y lo privado son construcciones sociales inherentes a las perspectivas de las personas y sus subjetividades” (
La apuesta de este artículo es evidenciar las conexiones entre lo abordado por teóricas urbanistas y geógrafas feministas, que proponen una relectura sobre el derecho a la ciudad, y las prácticas de las activistas ciclistas. En ese sentido, tanto las activistas como las teóricas feministas sitúan la categoría género en el centro del debate.
La profesora Susan Hanson, geógrafa y académica experta en espacio, transporte y género, ve en la bicicleta un potencial transformador de las relaciones de género. Al introducirnos en sus reflexiones con las ideas de Frances Willard, comparte la propuesta de que la bicicleta es una herramienta transformadora de las relaciones de género y movilidad: “La bicicleta es un símbolo contemporáneo de movilidad sostenible y estrecha vínculos entre género y movilidad, así como entre sostenibilidad y movilidad, la historia de Willard también es una buena pista para pensar en género, movilidad y sostenibilidad” (
En la recopilación de información durante el trabajo de campo, muchas de las activistas identificaban la bicicleta como una herramienta de transformación de sus espacios y de las relaciones con las personas.
Tiene que ver, principalmente, con que yo encuentro un vínculo muy poderoso entre la bicicleta y el feminismo, o sea, la bicicleta como forma de empoderamiento para personas que fueron asignadas al sexo femenino por nacimiento, que tuvieron una crianza en las que se les privó el acceso al espacio público, el acceso a la mecánica; el acceso de varias maneras, se podría decir, a la independencia. Y en ese sentido, me motiva la bici, me motiva haber encontrado esto con la bici, me motiva poder contagiarlo a otras personas (Entrevista a Nain, abril de 2019).
En el proceso de recopilación de información, las conversaciones y entrevistas que tuve con las ciclistas de América Latina muchas de ellas señalan la existencia de una estructura patriarcal y machista que configura las relaciones interpersonales, limitando su participación e influencia en espacios donde se toman las decisiones. Esta configuración se puede comprender mediante una lectura de sus contextos socioespaciales en los que viven y transitan.
«Se trata de espacios no solo físicos, sino también simbólicos, políticos, lugar de disputas de quiénes y cómo las habitan» (
Durante las décadas de 1980 y 1990, América Latina experimentó un proceso de profundas transformaciones económicas que se tradujeron en la implementación de políticas neoliberales, afectando de manera significativa la situación de varios sectores, entre ellos el sistema de transporte de las ciudades latinoamericanas.
Figueroa (
Es así como el sistema de transporte se vio afectado tanto por la informalidad del medio como por las políticas neoliberales que impactaron en dicho sistema. En el caso peruano, el terreno se fue preparando en la década del 70 con lo que De Soto (
El Perú entró en una etapa de liberalización, dentro de la cual se inscribió la promulgación del Decreto Legislativo 651, el 24 de julio de 1991, que establecía la libre competencia de tarifas de servicio público de transporte, el libre acceso a las rutas (eliminándose las restricciones legales), y la posibilidad de que cualquier persona natural o jurídica, en cualquier vehículo (exceptuando camiones y vehículos de dos ruedas) prestase servicio de transporte público (
La etapa de liberalización duró menos de una década. Sin embargo, el sistema de transporte se vio fuertemente afectado, y este antecedente está presente en nuestras lógicas y en la manera en que habitamos nuestros espacios. Además, hasta hoy en día, el sistema de transporte limeño convive con vehículos y rutas informales. Por ejemplo, es común encontrar vehículos públicos con exceso de infracciones que continúan circulando (
En Perú, las muertes en el sistema de transporte están normalizadas. Antes de la pandemia de COVID-19, cuando el país no declaraba emergencia sanitaria, la Policía Nacional y el Ministerio de Transporte y Comunicaciones registraron más de 95.800 siniestros viales en 2019, los cuales dejaron 63.953 heridos y 3.110 fallecidos. Además, se documentaron 2.965, 2.696, 2.826 y 3.245 muertes por accidentes de tránsito en 2015, 2016, 2017 y 2018, respectivamente (
Las activistas que usan la bicicleta en países como Perú se enfrentan a un sistema de transporte violento. El número de muertes causadas en el sistema de transporte peruano es comparable con el número de fallecidos durante la época del conflicto armado interno
Según los datos de la Policía Nacional del Perú, en el periodo 1998-2008 se han registrado 35.605 víctimas mortales por accidentes de tránsito. Esta cantidad de muertes superaría el número de víctimas ocasionadas por el terrorismo cuando este se encontraba en su máximo apogeo en la década de los ochenta (
Como se puede observar, el sistema de transporte peruano ocasiona muertes de manera alarmante. La mayoría de los residentes de Lima se traslada y utiliza el transporte público para realizar sus labores productivas y reproductivas. De acuerdo con la última encuesta de Lima Cómo Vamos (
En términos generales, en toda la región latinoamericana existió una mayor liberalización de la actividad y la privatización de las empresas públicas, lo que alentó una mayor participación del sector privado. Sin embargo, esto no significaba el ingreso de mejores flotas, modernas y formales. Además, la drástica reducción de aranceles de importación de vehículos no adaptados para el transporte público llevó al ingreso de vehículos como
En las entrevistas a activistas de Lima está presente el problema de la violencia en las calles:
Nací en Tacna y viví los primeros 17 años de mi vida allá. Mi experiencia con la ciudad terminó impactando mi relación con Lima. [En Tacna] me cuidaba del peligro de la ciudad. En general, no he tenido experiencia de ocupar el espacio público en Tacna; siempre para mí, mi infancia [y] mi adolescencia son una historia más de miedo, de represión, de estar evitando los riesgos. Y cuando me independicé aquí en Lima, empiezo a estudiar en la universidad y hay un quiebre completo. A entender las razones por las cuales los prejuicios, los miedos que tenía no eran gratuitos, sino que sucedían por algo, y, en ese proceso, entendí también que mi manera de vivir el espacio público se debía a razones más estructurales (
A este contexto, adscrito a una lógica neoliberal, se añade la violencia estructural que viven distintos grupos vulnerables, como niñas, niños, mujeres y personas LGTBQ.
Las activistas habitan ciudades con una cultura androcéntrica que coloca al “andros” (varón dominante) en el centro de la vida social, considerando al hombre como la medida de todas las cosas y constituyendo la figura del varón como centro hegemónico de la vida social (
En América Latina, muchas veces las ciudades son escenario de violencia de género para las mujeres. Según el reporte
Esta situación de violencia hacia las mujeres afecta todos los aspectos de la vida de las personas que no cumplen con el modelo hegemónico masculino. Los contextos estructurales de nuestras ciudades latinoamericanas atraviesan incluso a los movimientos sociales, y el movimiento de activistas en favor de la bicicleta no es ajeno a estas dinámicas. En las entrevistas y conversaciones con activistas organizadoras de ambos FMB, estuvieron muy presentes sus realidades cotidianas, sociales y políticas:
Hubo algunos hechos coyunturales aquí en el Ecuador, y en el caso de Quito, particularmente. Fueron unos meses bien duros los últimos del año pasado. Se asesinó a una mujer, fue xenofobia y machismo así en todo su esplendor. Entonces fue tenaz, porque acusaron a los venezolanos de ser asesinos; los perseguían con antorchas, fue bien fuerte. Y después el caso de Martha,
Con respecto al liderazgo de mujeres en los FMB, Raquel (
El movimiento ciclista es un reflejo de lo que pasa en la sociedad. Yo tenía mucho miedo de declararme feminista porque, de hecho, ya había recibido de parte de compañeros y compañeras calificativos como ‘feminazi’, que si tengo la voz alta, que si me paro firme, si me enfrento resulto siendo la tirana, la que está abusando del poder y la feminazi (
Para que la situación cambie, las activistas desarrollaron diversas estrategias con el objetivo de ser escuchadas y posicionar los temas de género en la agenda del movimiento ciclista de América Latina. En este artículo, se destacan solo dos de las estrategias principales implementadas durante el periodo investigado.
Dos de las problemáticas en nuestras ciudades en América Latina son la violencia en el sistema de transporte, que hace eco de una lógica neoliberal, y la violencia de género, que se manifiesta de varias formas, como acoso callejero, exclusión, feminicidios, barreras de uso del sistema –diseñadas según un patrón de género masculino–, entre otros.
En muchos casos, las mujeres sienten una amenaza debido a la violencia que experimentan al habitar y trasladarse en sus ciudades. Incluso Falú (
En el caso de las activistas ciclistas, desarrollan estrategias individuales y, principalmente, colectivas que les permiten atravesar las limitaciones para utilizar las ciudades y participar en distintos aspectos de la vida, como el laboral, social y político.
Este artículo expone dos de las estrategias más importantes utilizadas por las activistas de los FMB. Una de las estrategias que emplean es la formación de un tejido y conexiones con otras agrupaciones a nivel local, nacional e internacional. En este sentido, hay una retroalimentación de prácticas, discursos y saberes entre los grupos feministas y las ciclistas:
Vivas Nos Queremos
Las activistas se retroalimentan y aprenden sobre temas de género mediante su participación en colectivos internacionales como Ni Una Menos
Esta red va más allá del intercambio de ideas, de información y de contactos, implica generar vínculos de camaradería entre nosotras, donde nos sentimos a gusto de compartir, dar y recibir consejos y sentirnos acompañadas en el caminar o pedalear de cada una. En el grupo reflexionamos sobre otros temas que van más allá de la bicicleta como el acoso callejero, el transporte público y los peatones. También hemos conversado temas esenciales de la circulación desde la perspectiva de las madres. […] También es agradable enterarnos de las novedades, como cuando supimos que Ximena Pérez transportó a su bebé en la primera bici cargo en Salta, Argentina (
Las activistas ciclistas forman parte de la
Conexiones y alianzas de activistas feministas en el FMB8 (Quito, 2019).
Por otra parte, para el FMB8 se instauró por primera vez la Comisión de Mujeres y Disidencias que tenía un protocolo
Yo creo que eso [las estrategias para enfrentar la violencia de género] tiene que ver con el contexto mundial, o sea, el
A través de estas redes y asociaciones, establecen alianzas colectivas, visibilizan la violencia de género en sus espacios y aprenden mutuamente. Debido a la inclusión de los temas de género y la resistencia de los activistas varones, las activistas se sostienen de manera colectiva:
Por ejemplo, Rosa cuenta cómo ella expone un caso de violencia y la gente la atacó brutalmente, yo creo que eso no ha cambiado mucho, pero ahora, en cambio, hay muchas que estamos juntas y que nos vamos atrever a denunciar o a sostener, esto no lo vamos a permitir y no lo permitimos. Ha habido un cambio brutal en el FMB (
La segunda estrategia utilizada por las activistas para resistir y visibilizar sus demandas es la realización de performances e intervenciones en espacios simbólicos y de poder.
Butler (
Tenemos el pañuelo que se hizo de la comisión que tiene el hashtag #CiclismoSinMachismo, también se hizo una intervención al comienzo del foro que tuvo que ver con el video de manifiesto
Desde el FMB7, las activistas feministas comenzaron a realizar acciones performativas que interrumpían los espacios de los foros llevando mensajes sobre la realidad de las mujeres en las ciudades y en el foro. Preciado (
En la
Performance de inauguración en el FMB8 (Quito, 25 de abril de 2019).
Esta actividad en la inauguración del FMB8 no estaba incluida en el programa de mano y fue coordinada el día anterior en el Primer Encuentro de Mujeres y Disidencias, organizado por la Comisión de Mujeres y Disidencias del FMB8.
Debido a la característica transnacional que tiene el FMB, varios fragmentos de las acciones performativas se reprodujeron en diversos medios de comunicación. Según Phelan (
Para Aguilar (
Considero que la performance política de las activistas ciclistas interrumpe los espacios públicos y, desde ese lugar, entabla un diálogo con otras instancias y grupos de poder, como los medios de comunicación presentes en ambos FMB. En este sentido, se evidencia claramente una agencia política que cuestiona la mirada androcéntrica de la misma organización. Las activistas, al emplear el cuerpo como dispositivo estético, con sus cuerpos y voces, generan una sujeta política a nivel colectivo:
Las prácticas artísticas y políticas performativas no encuentran su lugar propio en el cuerpo individual, sino que son siempre una transformación de los límites entre el espacio privado y el espacio público. La performance es siempre y en todo caso creación de un espacio político (
Concretamente, la utilización del mensaje “Ciclismo sin machismo”, ya sea a través del uso del pañuelo morado o del hashtag #CiclismoSinMachismo, es un acto político que confronta el machismo y cuestiona el patriarcado en los espacios ciclistas, donde existen estereotipos y los espacios de liderazgo son tomados por hombres. Además, las arengas feministas: “No es no / He dicho que no / ¿Qué parte no entendiste? / ¿La N o la O?” y “Ahora que estamos juntes / Ahora que sí nos ven / Abajo el patriarcado que va a caer, que va a caer / Arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer”, refuerzan esta acción política.
Estas acciones de interrupción de espacios evidencian una agencia política que cuestiona el androcentrismo que ha prevalecido a lo largo de los años durante las distintas ediciones del FMB. A través de la corporalidad y la performance, se agrupan personas que crean una colectividad política, una autora colectiva que tiene la capacidad de transformar sus espacios cotidianos, tanto ciclistas como activistas.
Las ciudades latinoamericanas están determinadas por lógicas androcéntricas y neoliberales. Ante la predominancia del uso de las ciudades a través del valor de cambio, surge uno de los movimientos urbanos que utiliza la bicicleta como herramienta para recuperar los espacios, reclamando así el derecho a la ciudad. En ese sentido, los habitantes se encuentran en constante proceso de negociación, reelaboran y activan el derecho a la ciudad lefebvriano. Los biciactivistas cuestionan el sistema que coloca en el centro a los automóviles, basado en políticas neoliberales que privilegian a un pequeño sector de la población.
Sin embargo, la violencia en las calles se intensifica para ciertos grupos, como niñas, niños, mujeres y diversidades, que son vulnerables al acoso callejero y la violencia de género. Además, las ciudades se han diseñado y construido tomando como referencia a un modelo masculino, excluyendo así a grupos que no se ajustan al patrón de género ideal (
Este contexto afecta a las relaciones de género al interior del movimiento ciclista latinoamericano. Sin embargo, en los últimos años, el ingreso de activistas feministas ha contribuido a visibilizar las exclusiones y la ausencia de la categoría de género en el interior del FMB.
Las activistas feministas emplean diversas estrategias para poner temas relacionados al género en la agenda del FMB7 y FMB8. En este artículo se presentaron dos de los principales mecanismos: en primer lugar, las activistas se asocian de manera colectiva a otros movimientos, principalmente feministas (
El discurso sobre el derecho a la ciudad ofrece un amplio espectro de perspectivas que dan cuenta de los reclamos del espacio público como una acción política de las activistas. El FMB es un espacio donde las activistas reclaman los derechos de representación y de uso. En ese sentido, los mensajes transmitidos, en especial “Ciclismo sin machismo”, dan cuenta de una narrativa que va más allá de una subjetividad neoliberal, proponiendo una sujeta colectiva. Se configura un cuerpo político compuesto por personas que, desde sus experiencias individuales, transitan y encuentran puntos comunes con activistas de otras ciudades, quienes también experimentan un uso diferenciado de sus espacios, enfrentando obstáculos para habitar sus ciudades y viendo afectadas sus vidas cotidianas. Las activistas del FMB conectan así con propuestas de colectivas y corrientes internacionales, visibilizando sus demandas para ocupar el espacio y movilizarse en sus ciudades, poniendo en la agenda la división sexual del trabajo, la movilidad del cuidado, la reproducción social como elemento básico para el sostenimiento de la vida y el sostenimiento de las labores productivas.
Finalmente, las activistas, a través de sus acciones y mensajes, realizan nuevas aproximaciones y lecturas del derecho a la ciudad, al tiempo que critican la naturaleza patriarcal y machista del movimiento ciclista. Como señala Beebeejaun (
En el caso de las activistas del FMB, se puede demostrar que las ciudades latinoamericanas son también lugares de contestación. Estas activistas colocan en la agenda del movimiento ciclista no solo la apropiación de los espacios desde una mirada lefebvriana, sino que, además, lo hacen desde sus experiencias en sus vidas cotidianas al transitar por las ciudades (
La primera persona en utilizar el término fue Charlotte Perkins Gilman (citada en
En este artículo se presenta de manera parcial lo recopilado a lo largo del periodo 2017 al 2019.
Cada grupo organizador del FMB elabora actas de sus reuniones y asambleas. En estos documentos se consignan los hechos y las decisiones más importantes. Cuando me refiero a cartas, asocio estos documentos con diversas cartas enviadas con distintas finalidades, desde una solicitud de algún tipo de apoyo al FMB hasta cartas que se enviaron entre las comisiones organizadoras de los FMB.
La mayoría de entrevistas se realizaron a personas que alguna vez organizaron un FMB, también hay algunas que se hicieron a líderes de grupos biciactivistas o a participantes de los FMB.
Los conflictos armados no se diferencian entre sí por el grado de violencia, sino por el tipo de sujetos o grupos enfrentados entre sí. Se denomina “interno” porque no involucra a múltiples Estados; en la década de 1980, en Perú, no hubo enfrentamiento de dos o más Estados, sino conflictos en el interior del país (para más detalles, puede consultar el siguiente artículo: [
Pseudónimo utilizado por las activistas y los medios de comunicación ecuatorianos para evitar la revictimización.
La Asamblea Nacional es el órgano legislativo de Ecuador y está conformada por 137 asambleístas.
“Vivas nos queremos” es un emblema feminista contra los feminicidios, transfeminicidios y travesticidios, buscando asegurar una vida libre de violencias. Además, es el nombre de un movimiento internacional conformado por distintos colectivos locales.
Ni Una Menos es un movimiento originado en Argentina en el 2015 en respuesta a los feminicidios ocurrieron de manera constante. Este movimiento se extendió a varios países de la región.
Si bien la frase
La
Se creó un protocolo para abordar casos de acoso y violencia de género. Este consiste en un documento con pautas para enfrentar diversas situaciones. Por motivos de espacio, no se detallarán los contenidos específicos del protocolo.
Del 21 al 23 de septiembre de 2017 se llevó a cabo en Lima el foro “Mujeres, territorios y movilidad sostenible”, al que asistieron cerca de 30 activistas de América Latina. De este encuentro surgió el manifiesto para el FMB7. Meses antes del FMB8, las activistas, desde sus respectivas ciudades, realizaron un video en el que más de 25 activistas leían el manifiesto del FMB7. Este video formó parte de una performance presentada en la inauguración del FMB8. Por cuestiones de espacio, ni el video ni el manifiesto se analizarán en este artículo.
En el movimiento feminista, el pañuelo verde se ha popularizado como símbolo del pedido por el derecho al acceso al aborto legal, seguro y gratuito.
Si se realiza una búsqueda en Twitter, se puede encontrar una cuenta con el usuario @MeTooCiclista cuyo nombre de cuenta es #CiclismoSinMachismo, y se actualiza constantemente.
Dedico este artículo a las personas que día a día, pese a las condiciones adversas, utilizan diversas modalidades de movilidad. Y, en especial, a Cecilia Melgar (1996-2023), quien fuera coordinadora general de la Red Universitaria Ambiental de Perú y organizadora del programa de voluntariado del Foro Mundial de la Bicicleta de Lima (FMB7, 2018), activista ambientalista y promotora de la bicicleta, quien la mañana del 21 de marzo de 2023 murió atropellada por un camión mientras manejaba bicicleta.