Probabilidades desiguales: indagando las clases sociales desde la movilidad social

Probabilidades desiguales: indagando las clases sociales desde la movilidad social

Reseña: De tal padre... ¿tal hijo? Estudio sobre Movilidad Social en Argentina. Jorrat Jorge Raúl con la colaboración de Gabriela Benza, Julio Carabaña, Eduardo Miguez, Manuel Riveiro y Louise André Vallet. Editorial Dunken. 2016.

Jesica Lorena Pla (IIGG- CONICET)
Pablo Dalle (IIGG-CONICET)

Podríamos decir que “De tal padre... ¿tal hijo? Estudio sobre Movilidad Social en Argentina” es la obra que quienes trabajamos en el campo de investigación sobre estratificación y movilidad social en Argentina estábamos esperando. La misma aúna aspectos empíricos de la movilidad social en Argentina durante la primera década del siglo XXI, con aspectos históricos, conceptuales y metodológicos, constituyéndose en una obra clave y de consulta obligada dentro del campo. En cada una de esas dimensiones, exploradas en conjunto y en los diferentes capítulos del libro, radica la riqueza e importancia de esta obra.

Entre la década de los ochenta y el comienzo del nuevo siglo, las temáticas de estratificación y movilidad social no estuvieron presentes en la agenda hegemónica de las ciencias sociales del país. En contextos de transformaciones estructurales, retorno de la democracia, crisis políticas, reformas neoliberales, desestructuración del mercado de trabajo, entre otros fenómenos, el problema de las clases sociales, la estratificación y la movilidad social, temáticas fundantes de la sociología argentina, quedaron opacados por otras temáticas que se relacionaban de manera más visual y directa con los fenómenos antes descritos.

Durante ese período, no obstante, el trabajo de Raúl Jorrat marca la excepción. Con una vocación explícita por el trabajo de campo, logró llevar adelante diferentes encuestas sobre estratificación y movilidad social. Las primeras, en la década de 1980 y 1990, corresponden al Área Metropolitana de Buenos Aires y desde 2003 extendió los relevamientos al total del país, constituyéndose hoy en día en fuentes de datos imprescindible para cualquier joven investigador que se aboque a trabajar estos temas. Sería justo llamar a las mismas, de manera consensuada, del modo que las nomina Julio Carabaña en el capítulo 7 de esta obra “Encuestas de Movilidad Argentina de Jorrat–EMAJ-”. La labor del Profesor Jorrat, sin embargo, no culmina allí. Durante esos años, además, estableció contactos y redes con los principales referentes del campo a nivel internacional, abriendo de ese modo espacios para el diseño de estudios comparativos, que actualmente comienzan a desarrollarse (la incorporación de Argentina al International Social Survey Programme: Social Inequality IV - ISSP 2009 es prueba de ello).

Otro aspecto no menor de su obra, en general es, sin dudas, el desarrollo metodológico. Tanto en este libro como en su producción en general, el profesor Jorrat ha aplicado los modelos estadísticos más avanzados en el campo. Asimismo ha reconstruido los debates actuales de la bibliografía internacional, y ha sentado las bases para avanzar en el estudio del fenómeno.

Esta obra, entonces, resume, de algún modo, este trayecto: se presentan en detalle los modelos estadísticos utilizados y el modo en que estos testean ciertas hipótesis tradicionales en el campo de la movilidad social, sintetiza avances empíricos y se posiciona en la comparación internacional.

Como se señala en la introducción, si bien la obra está conformada por diferentes capítulos y con diferentes autores, tiene el valor de constituirse en un libro como tal, pues sus diferentes capítulos están hilvanados bajo un mismo hilo conductor: sentar los aspectos claves de los patrones de movilidad social en Argentina. Los estudios aquí condensados utilizan el esquema de clases EGP, propuesto inicialmente por Erikson, Goldthorpe y Portacarero (1979). Dicho esquema es en la actualidad el más utilizado en los estudios comparativos, aunque suelen introducirse algunas modificaciones en la clasificación de grupos ocupacionales según características contextuales. Fiel a su espíritu de modificar lo menos posible los instrumentos de medición para intentar captar la variabilidad de distintas mediciones, Jorrat desarrolló junto a Manuel Riveiro, una versión del esquema de clases EGP que retoma varias de las decisiones de una de las fuentes iniciales de dicho esquema (Goldthorpe y Health, 1992).

Siguiendo el modelo de estudios internacionales recientes, el libro combina el análisis de tasas de movilidad absoluta y medidas de movilidad relativa. Las primeras permiten examinar tendencias en el cambio de posiciones de clase de padres a hijos y se pregunta por la dirección de esos movimientos: ascendente, descendente u horizontal; en cambio el objeto de la movilidad relativa es el grado en que el éxito en la vida es contingente a las circunstancias de nacimiento y crianza o la persistencia de ventajas entre generaciones (Hout, 2015). Si en el primer tipo de análisis importa primordialmente qué proporción se mueve hacia arriba y cuánta hacia abajo en relación a las transformaciones económicas y sociales de un país, en el segundo, la preocupación central es en qué medida y dirección varía el grado de equidad entre las clases en su competencia por las oportunidades de movilidad social. Bajo esta doble perspectiva de análisis, las clases se muestran como entidades con consecuencias reales expresadas en términos de probabilidades.

Luego del primer capítulo en el cual el autor señala el modo en el cual se fue gestando el libro, reseñando las particularidades de su trayectoria académica, en el capítulo 2 se adentra en el análisis de las tendencias de movilidad social, desde la mirada de la “movilidad absoluta”, influenciada por los cambios demográficos y económicos de cada país, a partir de un enfoque comparativo. A través de la comparación de tasas absolutas de movilidad intergeneracional de clase de varones, contrasta dos hipótesis de Ishda y Miwa (2011). La primera plantea que los países de industrialización tardía presentan una brecha más amplia entre orígenes y destinos de clase que los países más desarrollados –lo cual induce una mayor movilidad estructural-. La segunda refiere a que las tasas de movilidad total tienden a ser mayores en los países de industrialización tardía que en los países más desarrollados. Los resultados muestran que no hay evidencias que sostengan la primera hipótesis, ya que sólo México presentó valores más altos que el resto, en dirección de la misma, mientras que los resultados de Argentina, Chile y España apuntarían en la dirección contraria. En relación a la segunda hipótesis, “los resultados obtenidos aquí apoyarían provisoriamente la hipótesis de convergencia o similitud de los distintos aspectos de la movilidad absoluta” (Jorrat, 2016: 55), propuesta por Breen (2004) para los países desarrollados, es decir sus conclusiones la hacen extensible para países de desarrollo intermedio como Argentina, México y Chile.

En perspectiva comparada, en Argentina tanto varones como mujeres presentan tasas de movilidad vertical ascendente más bajas que en el resto de los países, lo que cual sugiere una estructura de clases un poco más cerrada -aunque no se profundiza en la movilidad social ascendente desde la clase obrera (o clases populares) a la clase de servicios. Para el autor, las diferencias no parecen tener relevancia como para cuestionar la presencia de similitudes entre los países.

El capítulo 4, escrito por Gabriela Benza, retoma las principales conclusiones de los estudios que han examinado la evolución del perfil de la estructura de clases y la movilidad social en Argentina, a través de diferentes etapas histórica según el tipo de desarrollo económico predominante: modelo agroexportador, industrialización por sustitución de importaciones, apertura de la economía y cierto restablecimiento de políticas industriales apoyadas en la expansión del mercado interno. Estas etapas son analizadas en detalle en un capítulo previo (3) de Eduardo Míguez bajo una perspectiva de historia económica. El estudio de Míguez enfatiza en qué medida y dirección variaron en las distintas etapas la desigualdad de ingresos y condiciones generales de bienestar entre distintos sectores sociales y regiones del país. El capítulo de Benza plantea que las políticas de reconversión neoliberal modificaron sustancialmente el perfil de la estructura de clases de Argentina que se distinguía en el contexto latinoamericano por su mayor capacidad de integración. El mismo aporta datos interesantes sobre la evolución de la estructura de clases en la etapa reciente de mayor protagonismo del Estado en la actividad económica utilizando el esquema EGP. En contraste con la etapa neoliberal, se destaca la expansión de la clase de manuales calificados y la clase de no manuales de rutina, las cuales se ubican en la región media de la estructura de estratificación social. Respecto de la movilidad relativa, la autora, en consonancia con otros estudios, plantea que si hubo algún cambio a través del tiempo, éste fue hacia una menor fluidez social, aunque las oportunidades de movilidad se habrían mantenido en niveles atendibles de acuerdo a parámetros internacionales.

En el capítulo 6, Jorrat, Benza y Riveiro examinan las características del patrón de asociación entre orígenes y destinos de clase y si dicho patrón difiere entre varones y mujeres. El análisis muestra indicios de que en Argentina habría especificidades que no son adecuadamente captadas por el modelo núcleo (core model), elaborado para describir el patrón de fluidez de las sociedades desarrolladas. El mismo es un modelo topológico basado en las propensiones a la movilidad que se derivan de las características específicas de las posiciones de la estructura de clases. Otros modelos que lograron mejores resultados de ajuste plantean que la distancia jerárquica entre las clases -en términos de estatus socio-económico- constituye el aspecto clave para comprender cómo se distribuyen las oportunidades de movilidad social. Asimismo, los resultados sugieren que el patrón de asociación es similar entre varones y mujeres.

Mención especial merece el capítulo 7, que es un análisis comparativo entre Argentina y España, realizado por el reconocido sociólogo español Julio Carabaña, y que otorga un plus a esta obra, al ubicarla dentro de los análisis internacionales. Carabaña compara la movilidad social intergeneracional entre Argentina y España a través de cohortes de nacimiento de varones. Para ello, reivindica el valor del análisis de las tasas absolutas de movilidad social intergeneracional, centrando el análisis en el efecto de la movilidad estructural característica de los estudios pioneros del campo. Concluye que en Argentina el ritmo de expansión de las clases I-III fue sustancialmente menor que en España (de 21% a 28% en el primero y de 20% a 38% en el segundo), lo cual se relaciona con el ritmo del proceso de industrialización y el desarrollo de servicios calificados en ambos países en el último cuarto del siglo XX. Como corolario, los españoles van más hacia destinos no manuales que los argentinos, y en particular, los hijos de obreros españoles llegan más a dichas posiciones que los hijos de obreros argentinos. En Argentina, históricamente los hijos de obreros agrarios y agricultores llegaban más a las posiciones no manuales que en España, no obstante, esta pauta se ha revertido en las cohortes más recientes. Por último, en Argentina es sustancialmente mayor el tamaño de la pequeña burguesía y por ende también es más elevada la movilidad social intergeneracional a esta clase. Aquí el autor introduce sugerentes ideas sobre el carácter de esta clase: plantea que en las primeras décadas del siglo XX la elevada productividad de la agricultura favorecía la expansión a sus costados de pequeños propietarios de capital establecidos, pero en etapas posteriores el incremento de trabajadores autónomos pudo ser un rasgo de atraso en el desarrollo económico, agudizado durante la etapa neoliberal.

Los capítulos 5, 8 y 9 analizan la movilidad social a la luz de dos variables fundamentales para su estudio: nivel educativo y cohorte de nacimiento. De manera sintética podríamos señalar que Jorrat aborda la hipótesis de si la educación es un canal de ascenso social o de reproducción de las desigualdades de clase. Dicha hipótesis se avalúa a nivel empírico contrastando en qué medida la asociación entre orígenes de clase y educación alcanzada ha declinado o aumentado a través del tiempo –medido a través de las cohortes. Según el autor, sus resultados avalan una versión débil de la tesis de la “desigualdad persistente”; a pesar de la expansión educativa en todos sus niveles, la desigualdad de clase en los logros educativos alcanzados no se ha reducido. Asimismo, el análisis de la movilidad social a través de niveles de educación muestra que la educación superior no hace desaparecer los efectos del origen de clase. “Estos resultados apuntarían en dirección a la hipótesis de que la educación actuaría más como reproductora de la desigualdad” (Jorrat, 2016: 255).

En un ejercicio comparativo de movilidad educacional intergeneracional de varios países, Argentina exhibe la peor posición relativa, aunque se encuentra en un nivel similar a varios países desarrollados como Alemania, Bélgica, Suiza e Italia (Capítulo 9). Por su parte, el capítulo 10 elaborado junto a Manuel Riveiro introduce el análisis de la movilidad social intrageneracional para los años 2007 y 2010, tanto desde la mirada absoluta como la relativa, e incorporando la variable educación alcanzada como interviniente. Sus principales hallazgos muestran que la situación de los varones empeora (es decir la asociación entre clase de partida y clase actual aumenta) al pasar de las cohortes más antiguas a las más recientes como al pasar del nivel de educación bajo al superior mientras que lo contrario sucede para las mujeres.

Sin dudas un gran aporte de la obra es el capítulo 10, en el cual Jorrat retoma el análisis del proceso de estratificación social elaborado por Blau y Duncan (1963) a partir del modelo de path analysis. Dicho modelo permite ir más allá del análisis de las tablas de movilidad y examinar en qué medida las ventajas o desventajas del origen social se acumulan en el tiempo. En esta oportunidad compara los resultados de Argentina con Estados Unidos y Holanda utilizando el modelo path analisys completo (estatus ocupacional del padre, educación del padre, educación del hijo/a, estatus de la primera ocupación y estatus de la ocupación actual). Dado que cuánto más bajo es el efecto del estatus de origen sobre el de destino más alta es la movilidad social, Argentina exhibiría menor movilidad intergeneracional de estatus ocupacional. Otra pauta interesante es que la incidencia de la entrada a la carrera ocupacional parece ser poco decisiva en Argentina comparado con los otros dos países.

¿Qué nos dicen las pautas halladas sobre el devenir de la sociedad argentina? El riguroso análisis estadístico de esta obra muestra evidencias contundentes sobre la persistencia de la desigualdad de clase y de haber habido cambios en el transcurso de las sucesivas cohortes, los mismos fueron hacia un mayor peso del origen de clase, lo cual exhibe un diagnóstico pesimista para un país que se encontraba entre los de mayor nivel de apertura.

Si cabria hacer un comentario crítico de la obra, debería enfocarse el mismo a indicar que hubiera sido deseable una presentación de temáticas y – o análisis de manera más resumida y conjunta. Por un lado, el estudio histórico de Gabriela Benza podría haber estado al comienzo de la obra, junto al capítulo histórico de Eduardo Míguez, y no de manera aislados. Asimismo, una mayor integración de la obra exigiría incorporar la influencia de los modelos de desarrollo económico en la interpretación de las pautas h alladas a través de rigurosos modelos estadísticos. Los análisis de movilidad absoluta podrían confluir en un solo capítulo, y los de relativa estar inmediatamente luego de estos. Sólo recién habría sido deseable incorporar, quizás en una segunda sección del libro, los análisis de movilidad educativa y los modelos de cuatro vías, previa explicación de los mismos. Una re-organización de este modo quizás aportaría cierta linealidad a la obra, que podría quitarle riqueza en un sentido, pero otorgarle mayor claridad al lector no tan acostumbrado a este tipo de lecturas.

Sin embargo, tal como está, la obra no sólo es rica en su contenido, sino que constituye un manual para la enseñanza de estas temáticas, conceptual y técnicamente, a las generaciones futuras de la sociología argentina. En ese sentido, este libro que estudia la movilidad intergeneracional se constituye como un puente intergeneracional entre investigadores, sentando lo que ya está dicho y abriendo preguntas y problemas para ejercitar a futuro la imaginación sociológica fundamentada empíricamente.

Bibliografía

Blau, P. y Otis D. (1967). The American Occupational Structure. New York: The Free Press.

Breen, R. (comp.). 2004. Social Mobility in Europe, Oxford: Oxford University Press.

Erikson, R., Goldthorpe, J. y Portocarero, L. (1979) “Intergenerational Class Mobility in Three Western European Societies: England, France and Sweden”, British Journal of Sociology 30.

Goldthorpe, J. y Health, A. (1992). “Revisited Class Schema”. Working Paper Nº 13. Nuffield College, Oxford University.

Hout, M. (2015). “A Summary of What We Know about Social Mobility”. The Annals of American Academy of Political and Social Science 657, 1: 27-36.

Ishida, H. y Satoshi M. (2011). Comparative Social Mobility and Late Industrialization. Presentado en el taller del Center for Research on Inequalities and The Life Course CIQLE, Yale University, 14 de Enero.

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