Cuadernos de Marte
Año 10 / N° 19 Julio – Diciembre 2020
https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/cuadernosdemarte/index
El
movimiento estudiantil chihuahuense en la búsqueda de la democratización universitaria
y frente a las medidas represivas del Estado en 1972[1]
The chihuahuense student movement
in
the pursuit for the university democratization and against the repressive
measures of the State in 1972
Geronimo
Ontiveros Juárez*
Recibido: 30/3/2020 – Aceptado: 14/12/2020
Cita sugerida: Ontiveros Juárez, G. (2020). El movimiento estudiantil chihuahuense en la búsqueda de la democratización universitaria y frente a las medidas represivas del Estado en 1972. Cuadernos de Marte, 0(19), 439-477. Recuperado de https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/cuadernosdemarte/article/view/6289
Resumen
Palabras clave: movimientos estudiantiles, conflictos sociales, historia de
la universidad, guerrilla.
Abstract
The present article is the result
of a doctoral thesis research into the student movement in Chihuahua in 1972.
The aim is to conduct an historical reconstruction of the student fight in the
Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh) to achieve its democratization. A part
of the aim is to highlight the student action in that year against the
background of repressive State measures employed against the subversive group in
that year. A documentary analysis of journalistic notes which published
information about the student movement is realized. On the 15th of January 1972
a triple-assault occurred on three bank branches in the State of Chihuahua
which were urban guerrilla actions that put in motion a chain of violent State
repression. University students formed a wide popular front to contain the dirty war and direct State action. The
university student movement was centered in the middle of a large popular union
organization resisting threats, apprehension and street violence in that year.
Key words: student movements, social conflicts, university history, guerrilla.
Introducción
Es
importante indicar que el estado de Chihuahua se encuentra en la parte noroeste
de México, siendo su capital la ciudad de Chihuahua. El estado de Chihuahua comparte
una línea fronteriza de 913 kilómetros con El Paso, Texas, (EE.UU.), la
importancia de esta frontera radica en que contiene la infraestructura aduanera
internacional más grande del país. En dicha ciudad, se publicó el 8 de
diciembre de 1954 en el Periódico Oficial, el decreto número 171 por medio del
cual se creó oficialmente la Universidad de Chihuahua (UdeCh)[2].
En octubre de 1968, en medio de la agitación estudiantil que se vivía en el
centro del país, el Congreso Local de Chihuahua aprobó una nueva Ley Orgánica para
la universidad que le otorgó su autonomía, quedando como la Universidad
Autónoma de Chihuahua. Esta universidad es actualmente la máxima casa de
estudios del estado de Chihuahua y registra la mayor matrícula estudiantil de
la entidad con cerca de 30,000 estudiantes inscritos.[3]
En
Chihuahua el movimiento estudiantil surgió principalmente en las escuelas
normales[4]. A
partir de 1960 el movimiento normalista se incorporó a una problemática rural,
en la que muchos grupos de campesinos comenzaron a reclamar tierras para fundar
comunidades y para laborar. Tanto estudiantes como maestros de las escuelas
normales se vieron envueltos en este reclamo de los sectores campesinos, que
fueron desde acciones de protesta pacífica hasta la conformación de la guerrilla
rural. Tres escuelas normales protagonizaron durante la década de 1960 las
principales acciones de lucha estudiantil: la Escuela Normal del Estado, la
Escuela Normal de Salaices y la Escuela Normal Rural de Saucillo.
En
1964 los estudiantes de la UdeCh iniciaron una huelga universitaria para
destituir al entonces rector, Carlos Villamar Talledo, a quien finalmente
consiguieron hacerlo dimitir. Por su parte el movimiento estudiantil normalista
comenzó a tener un vínculo con el movimiento universitario, sin embargo, ambos
movimientos se mantuvieron siempre equidistantes en sus reclamos. A mediados de
1967 surgió un importante movimiento estudiantil dentro de la UdeCh; la Escuela Superior de Agricultura de
Cd. Juárez[5]
“Hermanos Escobar” (ESAHE), incorporada a la universidad, exigió: “la
federalización, aplicación del subsidio otorgado por la Secretaría de
Agricultura y Ganadería (SAG), suprimir los altos costos del internado y la destitución
de algunos profesores”.[6]
El movimiento de la ESAHE consiguió varios de los objetivos que se plantearon e
iniciaron el primer movimiento estudiantil de alcance nacional, puesto que
varias escuelas en el país se solidarizaron realizando huelgas y paros en varias
universidades del país.
Durante
este gran movimiento de la ESAHE surgido en Cd. Juárez, en la ciudad de
Chihuahua los universitarios se movilizaron para exigir un aumento presupuestal
del 20% para la UdeCh. Una vez culminado el movimiento por el aumento
presupuestal, los universitarios no consiguieron la totalidad de la ampliación
presupuestaria, pero lograron que el Congreso del Estado modificara un aumento
a la asignación del 4%. A principios de 1968 y durante todo el primer semestre
de este año, los estudiantes de la Escuela de Agronomía mantuvieron una serie
de huelgas y paros que fueron apoyados por toda la comunidad estudiantil de la
UdeCh. Este movimiento de la Universidad de Chihuahua se vinculó estrechamente
con el problema que enfrentaron los estudiantes de la Ciudad de México en el
segundo semestre de 1968. Es probable que a partir de los acontecimientos del
dos de octubre en la Ciudad de México, el movimiento universitario en Chihuahua
haya iniciado un ascenso en la radicalización de la lucha estudiantil local.
El
presente trabajo de investigación se enfoca en reconstruir la lucha que
llevaron a cabo los estudiantes de la Universidad Autónoma de Chihuahua durante
el año de 1972 y los meses de enero-febrero de 1973. El estudio destaca en
primer lugar, la respuesta estudiantil a la represión del Estado en contra de elementos
de un grupo subversivo y en segundo lugar, el intento de los estudiantes por
democratizar la UACh.
Se
atienden ciertos acontecimientos externos que tuvieron relación con el
conflicto universitario, sin los cuales no se podría explicar el accionar estudiantil. El trabajo inicia con una breve revisión de la literatura
para poder adentrarse en la temática y narrar los acontecimientos acaecidos durante
el año de 1972. Se observó en esta revisión que los grupos guerrilleros
estuvieron conformados por un núcleo de jóvenes estudiantes universitarios de
las principales escuelas de educación superior de México. Al parecer, la idea
de los grupos guerrilleros fue conseguir por medio de la lucha armada una transformación
de las estructuras sociales y políticas existentes hasta entonces en el país.
Muchos de los movimientos
estudiantiles se vieron directamente afectados por la eclosión de los grupos armados
y sobre todo, por las acciones radicales que realizaron los rebeldes en contra de
símbolos considerados como “opresores”. La represión que sufrieron varios de
los movimientos estudiantiles en México a comienzos de la década de 1960, impulsó
a muchos jóvenes universitarios a optar por el camino de la vía armada. Los
trabajos consultados afirman que la política mexicana seguida hasta ese momento
cambió de rumbo con la intervención de los grupos subversivos.
En la revisión de la literatura que
se presenta como estado del arte, se observó que en la ciudad de Monterrey los
universitarios se organizaron en grupos guerrilleros urbanos, como un método
para conseguir la transformación de las estructuras sociales y políticas de
México. Este método de lucha fue adoptado por algunas organizaciones
estudiantiles, tras presenciar los crímenes que cometió el Gobierno mexicano
contra los estudiantes de la Ciudad de México; concretamente el dos de octubre y
la Masacre del Jueves de Corpus en 1971. Un nutrido grupo de jóvenes supuso que
la única vía que les dejaban para conseguir la democratización del país era la respuesta
armada.
Hasta hoy, no se ha podido
determinar cómo incursionaron los estudiantes de la UACh en la militancia
guerrillera de los años setenta. Pocas investigaciones han definido cuáles
fueron las condiciones en las que las organizaciones armadas contactaron a
Diego Lucero y a los estudiantes universitarios. El trabajo de Héctor Torres
“Monterrey Rebelde 1970-1973” ha realizado un acercamiento objetivo a las
organizaciones armadas de esa época; tesis en la que se revelan ciertas pistas sobre
la manera en que se fueron construyendo algunas de las redes estudiantiles
clandestinas.
Este trabajo da cuenta de cómo a
partir de un triple asalto bancario ocurrido en la ciudad de Chihuahua en 1972,
comandado por un grupo guerrillero denominado ‘N’[7], el Estado respondió con una represión desmedida. Las acciones que se
ejercieron contra los miembros de este grupo de asalto detonaron el descontento
popular y el estudiantil. El entonces gobernador de Chihuahua, Oscar Flores[8], inició su participación en la llamada guerra sucia, la cual marcó una década de la historia del México
actual. El terrorismo que emprendió dicho gobierno tuvo su máxima expresión en los
crímenes de Estado como: tortura, asesinatos, secuestros y desaparición forzada.
Pero ante la violencia del Estado se levantó la protesta estudiantil que
vinculó y constituyó una amplia organización popular; a la que se incorporaron paulatinamente
el movimiento magisterial, el sindical y el obrero.
El asalto a los bancos fue un probable
catalizador que activó el movimiento popular y el movimiento estudiantil
universitario, como acciones de defensa y capitalizadoras, frente a la represión
y desmedida violencia que emprendió el Gobierno del Estado. Con esto, el
movimiento estudiantil comenzó a tener un ascenso en la lucha de clases y un
papel protagónico en el núcleo del movimiento de masas. Los estudiantes
llevaron la pelea al interior de la universidad en un intento por democratizar
y modernizar todo el sistema universitario que consideraban anquilosado.
Uno de los logros del movimiento
estudiantil durante el primer semestre de 1972 fue la paridad
docente-estudiantil dentro del cogobierno de la UACh; y en el ámbito social, la
constitución del Tribunal Popular como órgano jurídico para juzgar los crímenes
de Estado que se habían cometido en el país y particularmente en la ciudad de
Chihuahua. Los estudiantes participaron de manera activa en la consolidación de
algunos sindicatos independientes, como por ejemplo: el movimiento de
trabajadores de la Junta de Aguas del gobierno municipal. Sin duda, uno de los
máximos logros durante este año de conflicto fue la alianza docente-estudiantil
que se concretó en el primer bimestre de 1973.
Algunos antecedentes
bibliográficos del movimiento estudiantil en México y de la formación de grupos
armados.
El
movimiento estudiantil mexicano representó la protesta pacífica que llevó al
sistema político a realizar una represión directa contra las juventudes
estudiosas durante más de una década. Con respecto al movimiento estudiantil
mexicano de 1968 en la Ciudad de México, Adolfo Sánchez Vázquez, asegura que
este fue un “movimiento antiautoritario” que buscó realizar una reivindicación
de las prácticas del Estado. Al considerar al movimiento estudiantil como “catalizador” de los
procesos sociales, Sergio Flores-Alatorre, asegura que éste “precipitó” la
lucha de clases en México, lo que obligó a un cambio en las políticas del
Estado y a una transformación de las estructuras sociales:
Fue un movimiento social por su
composición, pero no por la esencia de sus principales demandas, ya que
reivindicó sobre todo la expansión de los derechos civiles y políticos, y la
generación de mayores espacios de participación. En la dimensión política, tuvo
efectos más bien de largo plazo, pero decisivos, en la creación de la reforma
política, resultado también del desarrollo de movimientos sociales y grupos
guerrilleros a principios de los setenta, alimentados por muchos estudiantes
que experimentaron la fuerte dinámica de los sucesos del 68.[9]
La mayoría
de los movimientos estudiantiles que emergieron en México entre los años
sesenta y setenta, culminaron de manera dramática, pero estos procesos
cambiaron significativamente el rumbo de la política mexicana. En lo referente
a la radicalización estudiantil frente al Estado mexicano, Manuel Aguilar
asegura que: “Su influencia llegó incluso a nivel institucional modificándose
grandemente la vida política del país, expresándose en las presiones cada vez
mayores por una reforma política que el gobierno trató siempre de encausar por
una reforma electoral”.[10] El estudio del Estado se
colocó como tema central de la discusión en muchas esferas sociales y
principalmente en amplios grupos estudiantiles, sobre todo a partir de los
acontecimientos del dos de octubre. El análisis del papel del Estado en México
fue el tema de innumerables debates y discusiones, que decantaron el accionar
de cientos de jóvenes mexicanos, según lo analiza Manuel Aguilar:
Después de 1968, cientos, miles de
activistas estudiantiles combinaron su actividad escolar —si no es que de plano
la abandonaron— con la intervención política en su entorno social. Grupos y
organizaciones de estudiantes radicales coordinaron acciones de penetración e
influencia en colonias populares, comunidades campesinas, diversas expresiones
ciudadanas e incluso en los sindicatos de trabajadores, los más férreamente
controlados por las fuerzas oficiales directamente vinculadas con el estado.
Esta oposición rebelde, con su profundo aliento democrático e impulso
revolucionario, necesariamente conduciría hacia la integración de una visión de
izquierda, clasista y socialista. El concepto de estado fue central para
conformar esta ideología de independencia y de autoorganización de la que
fueron cruzados los estudiantes en los años setenta y hasta parte de los
ochenta.[11]
Apunta
Héctor Torres que a partir de los años setenta durante el gobierno de Luis
Echeverría (1970-1976), hubo en México una supuesta “transición de un
régimen político autoritario” hacia uno “aperturista”. Pero la represión del
día 10 de julio en 1971 en contra del movimiento estudiantil de la Ciudad de
México, “puso a prueba al Estado y desenmascaró esta aparente apertura
democrática”. [12]
Héctor Torres sugiere que al realizarse un balance, entre “el autoritarismo del
Estado mexicano y la eclosión guerrillera”, este no debe centrarse en un
principio “reduccionista” de “causa-efecto”; asegura que para poder explicar
“la lucha a través de la violencia”, se deben de tomar en cuenta diversos
factores que influyeron en la consolidación de los grupos subversivos.
Los
movimientos estudiantiles que emergieron en distintas ciudades de México,
enfrentaron las acciones represivas de los cuerpos policiacos y militares; así
como a las instituciones y dependencias encargadas de la impartición de
justicia. Andrés Donoso Romo señala que las exigencias contra el autoritarismo
no fueron las únicas consignas, ni constituyeron los temas más importantes que
se colocaron en el centro de la discusión, pues asegura:
Formaba
parte de un conjunto de demandas que el estudiantado mexicano venía exigiendo
desde mediados del siglo XX. Este conjunto incluía, además, la defensa de la
autonomía universitaria, la conformación de una universidad militante y la
promoción de la participación popular. Todas demandas que, sin ser
estrictamente complementarias, eran solidarias entre sí, en el sentido de que
la satisfacción de una favorecía la consecución de las demás. Así, por ejemplo,
mientras mayor era el respeto por la autonomía universitaria, mejores
condiciones existirían para exigir libertades democráticas, para construir una
universidad militante y para alentar la participación popular.[13]
Con
respecto a una de las posibles causas del surgimiento de la guerrilla en
México, Juan Reyes apunta que hubo también una incapacidad e inacción de la
“izquierda mexicana” para convertirse en “vanguardia”; además de sus posiciones
“reformistas y conciliadoras”, especialmente de organizaciones como el Partido
Comunista Mexicano (PCM).[14]
La
guerrilla de la década de 1970 en Chihuahua tuvo como antecedente inmediato al
Grupo Popular Guerrillero (GPG), que en 1965 fue comandado por los maestros
normalistas: Pablo Gómez y Arturo Gámiz. Este grupo armado estuvo conformado
por trece hombres, quienes intentaron asaltar el cuartel militar de Cd. Madera[15], pero fueron descubiertos y sus
acciones frustradas. Ocho de ellos perdieron la vida ahí mismo y los demás
lograron escapar. Otro de los antecedentes armados se encuentra enmarcado en el
movimiento guerrillero que encabezó Oscar González Eguiarte en 1968[16],
en la misma zona de la sierra chihuahuense. Estas acciones armadas se
encuadraban en las luchas agrarias por el reparto de tierras a los campesinos,
así como por la justicia social. Juan Reyes menciona que esta era “la vertiente
en el sector campesino” fundamentada en la teoría revolucionaria de la guerra
de guerrillas del Che Guevara. En tanto que una segunda vertiente se inclinó
por las enseñanzas de Carlos Maringhela sobre la “guerrilla urbana”; pero ambas
coincidieron en la búsqueda de sus bases entre “grupos de maestros, estudiantes
y sectores de campesinos”[17].
Héctor
Torres señala que “los embates de seguridad del Estado”[18] contra los grupos subversivos, impidieron el
desarrollo de las fases de la “organización, consolidación y preservación” de
los grupos. Dicho autor asegura que las organizaciones subversivas tuvieron una
“postura militarista”, pero no alcanzaron a realizar una “guerra de
posiciones”; para él, estas agrupaciones armadas se trazaron como “directriz principal”:
Emprender la lucha guerrillera para
comenzar el proceso revolucionario con miras a la transformación radical del
sistema político, económico, social y cultural del país […] desde la
clandestinidad y silencio como norma, el reclutamiento selectivo, el
establecimiento de cuotas para mantener la infraestructura, hasta el asalto a
bancos (denominado “expropiaciones”), robos, espectaculares secuestros de
aviones y destrucción de bienes materiales.[19]
Héctor
Torres también ha destacado que: “La violencia armada en México ha tenido una
constante histórica que surge como respuesta a la violencia contra el
movimiento de masas”.[20] En
Chihuahua la violencia del Estado no se ejerció de manera tan manifiesta contra
el movimiento de masas[21], por lo que no se infiere
como respuesta la conformación de la guerrilla urbana. En Chihuahua el grupo
armado surgió, según lo observado, de una manera independiente al movimiento
estudiantil y al movimiento de masas. Más aún, en 1972 el movimiento de masas y
la radicalización del movimiento estudiantil, parecen haberse activado a partir
de la represión que ejerció el Estado en contra de los grupos guerrilleros.
Algunos
autores han coincidido en que las masacres del dos de octubre de 1968 y la del
10 de junio en 1971, perpetradas por el Estado y ejecutadas por el ejército
mexicano, fueron los principales motivos para crear las posiciones extremistas
de grupos estudiantiles.[22] Agrupaciones de jóvenes
que sostuvieron que la protesta social era una vía imposible para la
transformación de las estructuras sociales en México: “se da un periodo de
radicalización de la juventud estudiantil que consideraba que la vía pacífica
para la revolución socialista estaba clausurada y que sólo quedaba el camino de
la lucha armada como respuesta”.[23]
Respecto
a la masacre estudiantil de 1968 y la de 1971, Héctor Torres señala que la
guerrilla fue una respuesta a “la exacerbación de la violencia oficial” y en
cuanto al Estado: “erosionó aún más su legitimidad entre amplios sectores de la
clase media, lo que en gran medida catalizó los mecanismos de resistencia
principalmente entre jóvenes universitarios”.[24] De lo anterior se puede inferir que, para
algunos grupos estudiantiles, durante la década de los años setenta, la
insurrección armada fue una vía para la transformación del país. Los años de lucha armada que le siguieron a
partir del surgimiento de las primeras guerrillas en el campo y posteriormente
en la ciudad, transformaron en cierto sentido las conciencias de “amplios
sectores sociales”. Estas luchas armadas cambiaron indudablemente el tablero
político y la correlación de fuerzas en México, que devino en una
transformación de la realidad social mexicana.
La
interacción que hubo entre los estudiantes universitarios y estudiantes normalistas,
con respecto al fenómeno de la guerrilla en Chihuahua, tuvo como resultado una
organización popular que paulatinamente se fue conformando en una “organización
de masas”.[25] Esta organización fue el Comité de Defensa Popular
(CDP) que realizó:
Un sinnúmero de acciones políticas de
obreros, colonos y estudiantes principalmente. La lucha popular tuvo así un
centro coordinador, no obstante, su aparente origen espontáneo, de hecho, fue
el vehículo para abandonar el espontaneísmo y la improvisación en la actividad
política de las masas.[26]
Las
organizaciones populares parecen encontrar en el movimiento estudiantil a su
vocero, pero este es al mismo tiempo resultado de un conflicto más amplio que
es el social, al respecto señala Renate Marsiske que:
La idea general que subyace aquí, es que
un movimiento estudiantil está lejos de ser un complejo autónomo que se maneja
con su propia dinámica y que define con entera libertad sus medios y objetivos.
En general, un movimiento estudiantil es la expresión de un conjunto de fuerzas
sociales que en él alcanzan una manifestación peculiar.[27]
José
Carlos Mariátegui advirtió algo similar con respecto al papel protagónico
estudiantil, al afirmar que de las universidades latinoamericanas emergían
grupos de estudiantes: “que han puesto sus conocimientos al servicio del
proletariado, dotando a éste, en algunos países, de una dirección intelectual
de que antes había generalmente carecido[28].
El
triple asalto bancario y la organización estudiantil universitaria
El
15 de enero de 1972 el grupo guerrillero ‘N’[29] asaltó simultáneamente tres instituciones
bancarias de la ciudad de Chihuahua, que fueron el Banco de Comercio de
Chihuahua, el Banco Comercial Mexicano y la Sucursal Chuvíscar. En el último
banco mencionado, participaron al menos cinco miembros de este grupo quienes al
ser sorprendidos, protagonizaron un enfrentamiento con elementos del ejército
mexicano. Durante la acción murieron dos de sus integrantes: Avelina Gallegos y
Oscar Montes, así como una trabajadora bancaria.[30] A
partir de entonces se puso a la ciudad en estado de excepción, desatándose una
intensa campaña de persecución en la que se realizaron varios actos de
allanamiento y desaparición forzada, contra distintas personas.[31]
Este suceso cambió el rumbo de la historia reciente y potenció un ascenso de
las luchas populares y estudiantiles de Chihuahua.
El
día 17 se anunció por la prensa local la detención de cuatro integrantes del
grupo, la recuperación de varios de los botines sustraídos y que ocho de ellos
se encontraban aún prófugos. El día 18 los diarios dieron a conocer la muerte
de Diego Lucero Martínez, uno de los miembros que participó en los asaltos[32],
se informó que había caído abatido tras un enfrentamiento con agentes de la
Policía Judicial. Dos días después se publicó la muerte de Ramiro Díaz Ávalos,
uno de los detenidos que, según la nota, se suicidó en los separos de la
Comandancia de la Policía Municipal.[33]
El día 23 publicaron la captura de Juan Gilberto Flores, en el informe
policiaco se apuntó que al momento de conducirlo para que indicara el lugar en
el que tenían el botín, el detenido intentó escapar. Los agentes declararon que
le marcaron el alto, pero que éste no obedeció la orden y comenzaron a
dispararle en medio de la noche, por lo que hicieron fuego sin objetivo,
posteriormente lo encontraron muerto a la orilla del rio Santa Isabel.[34]
Al
parecer, la muerte de estas tres personas fueron ejecuciones extrajudiciales,
las cuales estaban siendo operadas por el gobierno del Estado en contra de los
presuntos partícipes de los asaltos; además de otras accione represivas en contra
de personas a quienes vincularon con los grupos subversivos. Ante esto, los
estudiantes de la Sociedad de Alumnos de la Escuela de Derecho realizaron una
acción urgente. El día 24 de enero esta sociedad estudiantil convocó a una
asamblea en la que trataron el tema de las personas que habían sido detenidas y
acusadas de participar en los asaltos; el día 26 publicaron en el diario El Norte, una carta dirigida al
gobernador en la que le exigieron cumplir con dos puntos:
Exigir al gobernador del Estado
la presentación inmediata ante la autoridad competente, del compañero
estudiante Francisco Javier Pizarro, dado que el día 17 del corriente mes quedó
sujeto a su competencia y el día 18 del mismo fue trasladado a la Ciudad de
México, donde ninguna autoridad judicial o administrativa ha acusado de recibo
del compañero mencionado. Esto se desprende de los informes que las autoridades
hicieron al juez de distrito de esta ciudad, ante quién fue promovido un amparo,
demandando la protección de la justicia Federal.
Exigir a sí mismo la determinación de la
autoridad Federal, que se hizo cargo del compañero estudiante Francisco Javier
Pizarro a partir del día 18 del presente mes y año, así como de un informe del
lugar en el que se encuentra el compañero mencionado. Se acordó también
considerarlo a usted responsable, como máxima autoridad del Estado y por lo
señalado en los puntos anteriores, por la vida, la integridad física y mental
del compañero estudiante Francisco Javier Pizarro.[35]
El procurador de Justicia, Antonio Quezada
Fornelli, informó que había recibido las órdenes del gobernador Oscar Flores
para que se realizaran: “las diligencias necesarias, reconstrucción de los
hechos y demás”, sobre la muerte de Juan Gilberto Flores.[36] Dos de los detenidos, Héctor Lucero Martínez y Marco Antonio Rascón,
fueron presentados el día 26 ante el Juez, Moisés Pérez Aguirre,
para rendir su
declaración preparatoria; en ella los detenidos negaron las primeras
confesiones hechas ante los agentes de la Policía Judicial, porque denunciaron
que lo hicieron bajo tortura. En una publicación reciente, Marco Rascón afirmó
que: “En mi declaración preparatoria está la denuncia y este testimonio de que
vi a Diego vivo, lo cual fue desestimado por el Ministerio Público y el juez de
primera instancia”.[37]
El
28 de enero se publicó un desplegado[38]
titulado “Declaración del arzobispo y de los sacerdotes de la diócesis de
Chihuahua sobre la violencia”,[39]
firmado por el arzobispo Adalberto Almeida y Merino del magisterio episcopal de
Chihuahua y por los sacerdotes de su arquidiócesis. En este, los religiosos señalaron
a la institución del Estado de “iniciar la violencia” porque consideraron: “Oprime
al que no tiene, apoya al poderoso y al rico que ahonda las diferencias entre
ambos”.[40]
Los clérigos replicaron una publicación del periódico Excelsior, en la que se acusó a quienes perpetraron los asaltos
bancarios, de haber tomado “actitudes delictivas” y de estar al margen de toda
“ideología política”. Los eclesiásticos criticaron una publicación del
periódico El Heraldo, en la que se negó
la existencia de guerrillas en México, pues en dicho diario se aseguró que los
sucesos del día 15 se trataron sólo de “simples delincuentes que asesinaban y
mataban para luego repartirse el botín”.[41]
Para
el arzobispado estas “actitudes” de quienes habían realizado los asaltos, eran
una respuesta a la “violencia institucional” y representaba un medio para la
transformación de la estructura “violenta y represora” que se vivía en
Chihuahua:
Es la violencia de respuesta. Y a esa
reacción sigue la violencia y represión de parte de la estructura de poder, que
ve amenazados sus intereses y trata de controlar la situación con lujo de
poder, muchas veces a costa de vidas humanas y aún pasando por alto la dignidad
y los derechos fundamentales, personales y legales de los que se ha dado en llamar
presos políticos.[42]
Los
clérigos denunciaron que la “violencia institucional” era presentada a los
ciudadanos, como una forma natural de la relación entre sociedad y Estado, pero
que esta era el “origen de las otras violencias”, es decir de la respuesta de
grupos civiles armados. Para el clero chihuahuense, la “violencia institucional”
estaba representada en la violación al ejercicio pleno de los “derechos
constitucionales, al voto libre, a la libertad de prensa y a la libre
asociación sindical”.[43]
Una violencia manifestada también en el “enriquecimiento desorbitante” de unos
cuantos, a costa de una mayoría que sufría “la privación” de lo elemental para
subsistir. El clero denunció el “desprecio y el racismo” que de manera
“explícita” se ejercía contra los sectores más vulnerables de la población
chihuahuense.
Los
clérigos repudiaron las confesiones que se obtuvieron bajo amenazas, y las
torturas físicas para incriminar a las personas, así como los sobornos a los
que se prestaron los medios de comunicación para difundir información
tergiversada. Los clérigos pidieron a las “estructuras políticas” una revisión
a la “violencia institucional”, así como una apertura al diálogo con la opinión
pública y con el estudiantado chihuahuense. En tanto que refiriéndose a las
“estructuras económicas”, los clérigos pidieron que hicieran una revisión a sus
valores basados en el “egoísmo y en la avaricia”, intereses que les impedía una
participación con la población.
El
18 de noviembre el Comité Coordinador Estudiantil (CCE) lanzó un comunicado en
el que se propusieron “esclarecer” los hechos relacionados con el triple asalto
bancario. El CCE realizó una interpretación de todo el proceso, con la
intención de demostrar una versión distinta hasta la entonces expuesta por:
“los medios de difusión al servicio del gobierno y de la clase económicamente
poderosa”.[44]
Para el CCE, las investigaciones y las declaraciones oficiales que se habían
realizado hasta ese momento eran “procedimientos anticonstitucionales”; en
tanto que los tratos que se realizaron contra los implicados se encontraban
lejos del respeto a la “persona humana”:
Concretamente queremos denunciar el
asesinato de Diego Lucero, ex universitario y persona de ideales, que fue uno
de los protagonistas en el asalto de uno de los bancos. A este compañero se le
detuvo en vida el domingo 16 de enero, sometiéndolo a crueles torturas para que
confesara todos sus nexos con otros posibles movimientos revolucionarios en el
país. La versión oficial del gobierno fue que había muerto en un encuentro
violento con la policía cuando llegó a una de las casas que, anteriormente a
los asaltos, habían habitado. Esta versión fue emitida para explicar y
justificar el asesinato del compañero. Pero lo que no previó el gobierno, es
que diversas personas pudieron declarar posteriormente el que lo hayan visto en
vida en los separos de la judicial unas horas antes del citado encuentro con la
policía. Denunciamos este crimen del gobierno y pugnaremos porque se castigue a
los culpables.[45]
Los
miembros del CCE se comprometieron a darle seguimiento a las investigaciones
del caso ‘Gaspar’, que ellos consideraron como una ejecución extrajudicial
mediante la aplicación de “la ley fuga”. El CCE criticó “la actitud del
rector”, Oscar Ornelas, pues afirmaron que “permitió que se violara la
autonomía” al autorizar la presencia de la policía del Estado en la escuela
universitaria de Medicina, en donde se encontraban los cuerpos de “los
compañeros muertos”. El CCE desmintió una publicación de la prensa local que
señalaba a “algunos maestros” de la universidad, como influencia para “incitar
a los jóvenes a cometer acciones delictivas”.[46]
La
declaratoria anterior estuvo firmada por el Comité Coordinador del Consejo
Estudiantil de Lucha, integrado por las tres escuelas de educación superior de
la ciudad: La Escuela Normal del Estado y el Instituto Tecnológico Regional del
Estado, en tanto que las escuelas de la UACh firmantes fueron: Derecho,
Agronomía, Ingeniería, Preparatoria Diurna y Nocturna, Educación Física, Medicina,
Enfermería, Filosofía y Letras, Química, Ganadería, y Contabilidad.
Los
miembros de CCE convocaron a un mitin el día 28 de enero durante la tarde en la
Plaza de Armas, en la que se dio una explicación detallada del proceso que
estaban siguiendo. Durante la manifestación los estudiantes se pronunciaron en
contra de los actos represivos y del estado de sitio aplicado contra la
población desde el día de los asaltos. El CCE exigió que el Estado debía de
garantizar el respeto de los derechos humanos de “los estudiantes que
participaron en los asaltos bancarios”. Dicho Comité expresó que cada vez
existía una brecha mayor entre “el pueblo y el gobierno”, “por lo que desde
hace muchos años se ha venido generando un proceso histórico de rebeldía”.[47]
Durante la manifestación el CCE se refirió a
los casos de Ramiro Díaz, Gaspar Trujillo y Diego Lucero Martínez, en este acto
los estudiantes condenaron la violación a las “garantías constitucionales” y el
crimen cometido contra ellos. El CCE exigió que las autoridades respetaran las
leyes y garantizaran la integridad física de los estudiantes detenidos, así
como de quienes en ese momento se encontraban prófugos. En esta manifestación
se contabilizaron cerca de cinco mil asistentes, que según el reporte del diario
El Norte, los estudiantes hablaron en
representación de “obreros y colonos” quienes se encontraban presentes en el
mitin. Las declaraciones del CCE fueron en el sentido de luchar al lado de los
sindicatos, colonos, maestros y estudiantes, para lograr “una mejor sociedad”.
El suceso más trascendental que ocurrió durante el mitin del día 28, fue la
constitución de la Asamblea Popular de Chihuahua.
Para
coordinar las acciones políticas conjuntas y encausar los reclamos de la
Asamblea Popular, el CCE creo el Comité de Defensa Popular (CDP); organismo en
el que estuvieron adheridas diversas organizaciones independientes de la ciudad
y agrupaciones de distintas partes del estado de Chihuahua[48]:
Los que primero se integraron fueron la
colonia Francisco Villa, el Movimiento Sindical Ferrocarrilero de la sección 5
del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, la
sección octava del SNTE, el Sindicato de Trabajadores y Empleados de la
Universidad, el Sindicato de Aceros de Chihuahua, la sección 25 del Sindicato
de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, el Frente Auténtico del
Trabajo, el Movimiento Revolucionario del Magisterio y el Consejo Estudiantil
de Lucha.[49]
Nuevamente
el CCE convocó a una manifestación el día 9 de febrero en la que se propusieron
sostener una reunión con el gobernador Oscar Flores. Los estudiantes exigieron
la destitución y la consignación del Procurador General de Justicia, Antonio
Quezada Fornelli y del jefe de Policía, Ambrosio Gutiérrez; a quienes acusaron
de: “ser los responsables de las muertes del ingeniero Diego Lucero y de ‘Gaspar’,
dos de los participantes en el triple asalto bancario”.[50]
El Consejo Estudiantil de Huelga: “El significado de nuestra victoria”.[51]
Las
acciones guerrilleras y su consecuente represión, posiblemente fueron algunos
de los factores que impulsaron una progresiva radicalización política de las
posiciones estudiantiles. Juan Califa ha definido a la radicalización política
como “un proceso de prolongada dinámica ascendente de la lucha y una renovación
ideológica, con sus respectivos retrocesos parciales”.[52]
La radicalización también es una acción contestataria que tiene como objetivo
desentrañar las verdaderas raíces de un problema o de un fenómeno social. La
radicalización estudiantil universitaria en Chihuahua, parece comenzar a partir
de los sucesos del dos de octubre y la cual continuó su ascenso hasta 1972. Es
posible que esta radicalización fue un efecto de los acontecimientos que
envolvieron al triple asalto bancario y por la que el CCE se convirtió en
dirigente de las masas populares y obreras chihuahuenses en ese año.
El
14 de febrero de 1972, el Consejo Universitario sostuvo una asamblea con los
estudiantes de la Escuela Preparatoria. La reunión se prolongó hasta muy
entrada la tarde y terminó con una declaratoria de huelga en respuesta a la
negativa del Consejo Universitario para aprobar varias de las exigencias
estudiantiles. Las peticiones rechazadas por el Consejo Universitario eran
centrales para los estudiantes, quienes las situaron como prioritarias de cara
a una reforma integral de la Ley Orgánica universitaria y modernización de la
Universidad.
Los estudiantes también exigieron una
reducción de las cuotas de inscripción en “el capítulo referente al pago de
inscripciones y mensualidades”; en el pliego petitorio insistieron que se
concedieran: “becas a los hijos de campesinos y obreros que estudian en la
UACh”.[53] Dentro
de su pliego petitorio se exigió un mayor subsidio por parte del gobierno del
Estado destinado a la universidad, pero “sin afectar al pueblo, sino al capital
chihuahuense y a las Industrias”.[54]
Uno de los puntos centrales tuvo como objetivo la toma de decisiones académicas
del estudiantado de la universidad, el CCE propuso el establecimiento de “igual
representación de maestros y alumnos en el Consejo Universitario”[55],
así como la “desaparición de la Junta de Gobierno” que se encontraba integrada
por los exrectores universitarios, que era el órgano facultado para designar al
rector. Los estudiantes demandaron el establecimiento de un “Consejo Paritario
de la Dirección” para que sustituyera las funciones del “director y del Consejo
Técnico” dentro de la Escuela Preparatoria.[56]
El
Comité de Huelga y la Sociedad de Alumnos de la Escuela de Derecho apoyaron las
mociones de los preparatorianos y se adhirieron a sus reclamos; también lo hizo
la Sociedad de Alumnos de la Escuela de Filosofía y Letras. Seguidamente se
declararon en huelga las escuelas de Derecho y Filosofía y Letras. Gradualmente
se fueron incorporando el resto de las escuelas universitarias a través de sus
comités de huelga. Una vez generalizada la huelga en toda la universidad, el
Consejo Estudiantil de Huelga (CEH) recogió las demandas y dirigió la lucha.
A
finales de febrero el CEH publicó un desplegado en el que consideró que su
movimiento había llegado a “sus niveles más críticos” al confrontarse con “otros
sectores universitarios”.[57] Los
líderes estudiantiles anunciaron una posible “reacción de desesperación” de las
bases estudiantiles frente a la lentitud que mostraban “las autoridades
universitarias” con respecto a los “puntos centrales demandados” por el
movimiento.
Nos sentimos plenamente fuertes y no
tememos al tiempo, porque la base de sustentación de nuestro movimiento es la
convicción que tenemos de que lo que estamos demandando, que exige una entrega
completa a la lucha y una disposición absoluta e intransigente de no conceder
un paso hasta no tener una respuesta clara.[58]
El CEH, junto
con la base estudiantil, determinaron que no modificarían los acuerdos en
cuanto a mantener la huelga y demás acciones, si antes de esto no se daba una
“respuesta favorable” a sus exigencias. Los estudiantes anunciaron que no
reiniciarían las clases “hasta que las autoridades universitarias” dieran
muestra de una “disposición” para agilizar la solución del pliego petitorio. El
CEH señaló al rector y al Consejo Universitario como responsables de la falta
de atención ante el conflicto estudiantil “dando muestras de lentitud y de procedimientos
dilatorios”. El CEH también se dirigió a: “los grupos que se oponen a nuestro movimiento”;
comunicándoles que: “sus procedimientos reaccionarios tampoco nos afectan”;
afirmaron que se trataba de:
Personas que a toda costa tratan de
impedir que la universidad sea un centro de estudios para la clase trabajadora;
son personas que no tienen el valor de comparecer ante la base estudiantil por
temor a verse desenmascarados de una vez por todas como estudiante sin
principios y sin convicciones, lo único que los mueve es su afán de
enriquecerse por los medios más fáciles y más mezquinos.
En
este comunicado los miembros del CEH aseguraron que el movimiento se sustentaba
en “un complejo programa de larga lucha”, que pondría de manifiesto “todos los
intereses que se mueven en nuestra universidad”.[59] Los
estudiantes caracterizaron a su propio movimiento el mantenerse en una “postura
limpia y sin intereses ocultos”; por último, anunciaron que esperarían la
definición de las autoridades universitarias.
El
1º de marzo, tras una larga reunión del Consejo Universitario con los miembros
del Consejo Estudiantil de Huelga, se aprobaron la mayoría de los puntos al
pliego petitorio con algunas modificaciones. El CEH consiguió la paridad dentro
del Consejo Universitario con ciertas cláusulas. En tanto que la Junta de
Gobierno fue abolida por medio
del decreto 147-72, puesto
que representaba un obstáculo para conseguir las negociaciones. La manera en la
que serían electos los rectores no quedó del todo explícita, por lo que el
Consejo formó una Comisión de Reglamento encargada de presentar los proyectos.
Se consiguió una reducción significativa en las cuotas de inscripción a la
universidad. Así, cada uno de los comités de huelga reanudaron las clases en las
distintas unidades académicas correspondientes.
Los
puntos propuestos dentro del pliego petitorio que no quedaron definidos en los
acuerdos del 1º de marzo, eran susceptibles de ser incumplidos. Aún así, con la
aprobación de la mayoría de las peticiones, las acciones estudiantiles fueron
interpretadas como una victoria para el movimiento en ese año escolar. El día 6
de marzo publicaron un manifiesto con el título: “Declaraciones del Consejo Estudiantil de Huelga: El
significado de nuestra victoria”.[60]
En dicho comunicado el CEH detalló varios de los acuerdos a los que llegó el
movimiento estudiantil con las autoridades universitarias, uno de los temas remarcados
fue el cogobierno paritario.
A
partir del primero de julio el CCE convocó por medio del CDP al pueblo de
Chihuahua a conformar el Tribunal Popular Nacional, “para enjuiciar a los
funcionarios de gobierno” implicados en las muertes de Diego Lucero, Gaspar
Trujillo y Ramiro Díaz Ávalos, así como a todo “el régimen por la utilización
sistémica de la represión como forma de gobernar en toda la república”.[61]
El
Tribunal Popular Nacional fue un órgano político creado para juzgar a los
presuntos responsables de “un régimen político encarnado por los altos
funcionarios del gobierno”.[62]
En este organismo estuvieron representados “obreros, campesinos y estudiantes,
reprimidos y violentados en sus intereses de clase y políticos”.[63]
El Tribunal se estableció desde el primer momento con “carácter clasista”, el
cual adquirió “el mismo distintivo” que mantenían los “tribunales burgueses”.[64] Dicho
organismo estuvo encargado de representar “los intereses de las masas populares”
en contraposición a “los intereses de los explotadores”. El Tribunal constituyó
un instrumento jurídico y político mediante el cual “las masas populares” sustituirían
“por medio de sus propios recursos surgidos en la lucha” a los organismos -que
consideraron- “se vale la burguesía”.
El
26 de julio el CCE convocó a la Asamblea Popular a una nueva reunión en la
Plaza de Armas, en donde constituyeron oficialmente el Tribunal Popular
Nacional para atender los casos denunciados. El Tribunal Popular Nacional tuvo
la misión de juzgar “al gobierno mexicano por la utilización sistemática de la
represión”. Los casos que iban a ser juzgados fueron: la represión contra la
huelga ferrocarrilera de 1959; la matanza contra estudiantes y manifestantes
del 2 de octubre; la masacre de 1971 del Jueves de Corpus; la violación al
contrato colectivo del Sindicato de Trabajadores Electricistas; y el asesinato
de Diego Lucero, Gaspar Trujillo y Ramiro Díaz.[65]
Implicaciones de la autonomía universitaria como garantía
constitucional. Sindicatos, estudiantes y el enfrentamiento en las calles.
El 23 de
noviembre de 1972 el presidente, Luis Echeverria, anunció que enviaría al Congreso
de la Unión una “iniciativa de ley para elevar a la categoría de garantía
constitucional la autonomía universitaria”.[66] La
iniciativa tuvo una repercusión directa en la organización, independencia y
autonomía de los gobiernos universitarios. Víctor Orozco destacó en un análisis
la importancia de la aplicación de dicha medida, ya que durante el mes de
noviembre las universidades de Puebla, Nuevo León y Sinaloa, entraron en un
enfrentamiento directo con los gobiernos estatales. En tanto que la UNAM transitaba
por una huelga prolongada que cumplía cerca de un mes. Estos conflictos entre
estudiantes universitarios y los gobiernos estatales, tuvieron como causa
principal la limitación de los recursos presupuestarios destinados a las
universidades:
La garantía económica es un complemento
necesario de la autonomía ya que, de otra manera, la universidad queda a merced
de la buena o mala disposición del gobernante en turno o de la acción usual de
los organismos empresariales, de la banca, industriales, grandes comerciantes,
que se llaman a sí mismos “contribuyentes más fuertes” y se consideran con
derecho a privar a la universidad de sus aportaciones.[67]
Estos
enfrentamientos estudiantiles estuvieron vinculados con el tema de la autonomía
universitaria, porque implicaba que el gobierno, funcionarios y los líderes políticos,
mediante el manejo presupuestal contrataban: “agentes para sembrar el
desconcierto en las filas estudiantiles y magisteriales”[68];
armando y entrenando grupos “de porras y halcones”[69] para
agredir a sectores de la comunidad universitaria, y tratar de “corromper el
movimiento estudiantil”.[70]
Por
otra parte, el destino de los recursos públicos condicionaba también a los
sindicatos de trabajadores que estaban al servicio de las universidades, para
que se afiliaran a “alguna de las centrales obreras oficiales” como la Confederación
de Trabajadores de México (CTM). Dichas corporaciones representaban extensiones
de las clases políticas gobernantes, así como del Partido Revolucionario
Institucional (PRI). Un problema fundamental al que se orientó la lucha
universitaria en Chihuahua a finales de 1972, fue la aspiración para crear un
sindicato independiente universitario, como parte constitutiva de su autonomía.
A
partir de noviembre de 1972 se intensificaron las acciones represivas del
gobierno del Estado en Chihuahua. Como ejemplo; el 21 de noviembre se presentó
una solicitud por parte de una agrupación de trabajadores de la Junta de Aguas[71]
para formar un sindicato independiente. En el lugar también apareció un segundo
grupo que reclamó la titularidad y puesto que ambas agrupaciones fueron
rivales, intervino la figura del gobernador para mediar la situación. La Junta
Central de Conciliación y Arbitraje concedió la titularidad del contrato
colectivo a la agrupación, Benito Juárez, filial de la CTM. Esto provocó que
los trabajadores que impulsaban la creación del sindicato independiente se
manifestaran a las afueras del palacio de Gobierno, en inconformidad. Un grupo
de estudiantes universitarios, principalmente de la Escuela de Ingeniería, que
apoyaron la creación del sindicato independiente, se manifestaron junto con los
trabajadores de la Junta de Aguas. Cuando el cuerpo de Policía del Estado intentó
disolver la protesta, hubo un violento enfrentamiento en que “salieron
lesionados tres estudiantes”[72],
y algunos trabajadores de la Junta de Aguas.
El
24 de noviembre, para tratar el tema en el que se vieron involucrados
estudiantes de la universidad, el Consejo Universitario convocó a una reunión
extraordinaria y una vez que finalizó se dieron a conocer los siguientes
acuerdos:
El Consejo Universitario reitera su
repudio a toda manifestación de violencia sin importar de donde provenga y con
la que se pretenda resolver conflictos o discusiones entre la autoridad y los
particulares. Como universitarios repudiamos enérgicamente y expresamos nuestra
protesta por la utilización de la violencia, sea cual fueran los motivos que
invoquen para ello. En el caso concreto, se utilizó la violencia con motivo de
la intervención de estudiantes en el conflicto suscitado por la defensa que han
hecho el Sindicato Independiente de la Junta de Aguas.
El Consejo pide a la autoridad
competente la investigación y la sanción a los policías, funcionarios,
políticos y particulares, que resulten responsables de los hechos represivos
que se mencionan. Se estima indiscutible el derecho de los estudiantes de
participar dentro de los cauces legales en las luchas populares. Considerando
la culpabilidad en el presente caso de los policías intervinientes, el Consejo
considera necesaria la desaparición del cuerpo de la llamada Policía del
Estado, en atención a lo expuesto en el tercer punto. Exigimos se cubra la
indemnización que proceda conforme a la ley a los estudiantes y trabajadores lesionados.
El Consejo hace un llamado a los miembros de la comunidad universitaria para
que se manifiesten también en apoyo de este pronunciamiento con motivo de los
hechos mencionados.[73]
El Consejo
Universitario manifestó en este comunicado su apoyo hacia los estudiantes
activistas y también a los trabajadores del Sindicato Independiente. La
declaración del Consejo muestra que posiblemente existía una amplia aceptación al
CCE de diversos sectores sociales, en ese momento.
Los
inicios de la lucha por la democratización de la UACh
En
1973 la UACh inició el ciclo escolar enero-junio con cerca de 8,000 alumnos
inscritos en total, que fueron atendidos por una planta docente de 442
catedráticos.[74]
Los estudiantes de la Escuela Preparatoria Nocturna después de una Asamblea
Plenaria celebrada el día 15 de febrero, emplazaron a una nueva huelga. Los
comités de huelga de Derecho, Filosofía y Letras, preparatorias Diurna y
Nocturna, desplegaron un comunicado en el que demandaron el “cumplimiento
efectivo” de todas las demandas del pliego petitorio de 1972; en el cual
pidieron poner “especial atención” al punto referente a la “paridad del Consejo
Universitario”. Estos comités exigieron un “juicio político” al rector Oscar
Ornelas, a quien acusaron de “haber ejecutado” los acuerdos entre el movimiento
estudiantil y el Consejo Universitario de una manera “tergiversada” y “en serio
perjuicio para la base estudiantil universitaria”.[75]
En
lo referente a la paridad en el Consejo Universitario, los comités de huelga
expusieron que se había dejado con derecho a voto: “al representante de los
empleados administrativos y a los jefes del departamento escolar y de Bellas
Artes, que dio como resultado una disparidad de 3 votos en desventaja para los
estudiantes”.[76]
Los comités mencionaron que la “representación estudiantil” había enviado un
proyecto al Congreso del Estado, el cual se apegaba “fielmente a los acuerdos
del Consejo Universitario”. Los estudiantes señalaron que la rectoría, por su
parte, entregó su propio proyecto, siendo este el aprobado por los legisladores.
Los comités de huelga acusaron al rector de realizar una “maniobra” en la
aprobación de un proyecto distinto al acordado: “a él se debe la elaboración
del proyecto de reforma de la Ley Orgánica de la UACh”.[77]
Los
comités de huelga volvieron a poner a discusión todos y cada uno de los puntos
al pliego petitorio acordados con el Consejo Universitario a principios de
1972. En dichos puntos se encontraba una “reforma académica” a las escuelas
universitarias, un aumento del personal docente y administrativo para la
Escuela Preparatoria. Los comités exigieron la creación inmediata de “un
instituto de investigación científica” en todas las áreas de las ciencias. Los
estudiantes exigían la instalación de un internado universitario en el que
“ingresen los hijos de los obreros y campesinos” y la creación de un edificio
exclusivo para la Escuela de Filosofía y Letras. El comité volvió a pedir la
destitución del Secretario General de la UACh y de los profesores: Raúl Medrano
y Ernesto Madrid. Estos últimos fueron señalados como “una amenaza” para los
“estudiantes y maestros democráticos” que se manifestaron por “lograr una
universidad crítica, científica y eminentemente democrática”.[78]
El
comunicado de los comités de huelga fue respaldado al día siguiente en un
manifiesto, publicado por un grupo de 60 catedráticos universitarios. El título
con el que apareció fue “La Universidad debe transformarse”, en este documento
los catedráticos expresaron los siguiente:
Hasta hoy las iniciativas para
transformar la universidad han partido de los estudiantes, quienes con mayor o
menor fortuna han logrado realizar diversos cambios, obtenidos en determinadas
conquistas, referidas fundamentalmente al reconocimiento formal en los órganos
de gobierno universitario, del poder y la fuerza del movimiento estudiantil. Casi
siempre los profesores hemos permanecido ausentes en los momentos de tomar
decisiones importantes en la vida universitaria. Esta actitud y esta realidad
entrañan una grave responsabilidad de nuestra parte, por ello, hoy salimos a
fijar nuestra postura sin ambages, clara y enfáticamente.[79]
El
objetivo de los catedráticos en este manifiesto fue expresar la necesidad de
transformar la universidad más allá de la calidad y de la mejora educativa,
ellos propusieron los mecanismos para permitir “el acceso de la juventud obrera
y campesina a sus aulas”.[80]
Criticaron que la educación universitaria se impartiera con base en “una
filosofía utilitarista y egoísta”. Los maestros expusieron que no deseaban más
“una universidad servidora del sistema”, su propuesta fue que la propia
institución debería ser “un factor de cambio” que impulsara una “transformación
de la sociedad”. En este sentido el ideal de estos maestros fue que la
universidad debería de cumplir con el papel de “fuente de conocimientos
científicos”, los cuales tenían que servir a la clase trabajadora como “centros
de impugnación crítica” contra cualquier forma de “enajenación y explotación”.[81]
Tal
proyecto de transformación propuesto por los maestros estuvo condensado en tres
puntos generales. El primero de ellos fue: “transformar a la universidad en una
institución que aplique todos los recursos científicos, técnicos, políticos,
financieros y culturales en general, al servicio de las clases trabajadoras de
México”.[82]
El segundo de estos objetivos, estuvo dirigido a cambiar el contenido de la
educación universitaria, el cual debería “sustituir el criterio utilitarista”
por otro que brindara a los estudiantes y a los egresados, la oportunidad de
vincularse con “la clase trabajadora”; así como una integración de los
estudiantes a “los movimientos proletarios y campesinos”. El tercero se enfocó
en “modificar la forma tradicional de impartir la educación” en toda la
universidad; en la que el alumno fuera un protagonista en el proceso de enseñanza-aprendizaje
y lograra relacionar “la teoría con la práctica”.
A manera
de conclusión
El
año de 1972 inició con la lucha universitaria que denunció los atropellos del aparato
estatal contra los militantes guerrilleros. Los líderes estudiantiles
consiguieron la unidad proletaria que se condensó en la Asamblea Popular de
Chihuahua, la cual quedó consolidada en su órgano político el CDP. Estos mismos
estudiantes universitarios realizaron una reforma al interior de la universidad,
que fue interpretada como “un triunfo” del movimiento y del Consejo Estudiantil;
el cual sentó “un precedente en el proceso de democratización”[83]
de la universidad y del país. El Consejo Estudiantil de Lucha avanzó en una
alianza y con un plan de trabajo bien definido con los sindicatos disidentes e independientes.
El año de 1972 se cerró con una declaratoria en la que los universitarios concertaron
una alianza con estudiantes y maestros de las Escuelas Normales de todo el
país. La lucha estudiantil se reactivó a principios de 1973, y se le unió un
grupo de catedráticos de la universidad (que formaron lo que posteriormente se
conoció como “las comisiones mixtas”).
El
objetivo principal que fue realizar una reconstrucción histórica de la lucha
universitaria de los estudiantes adherentes al CCE durante el año de 1972, fue
un proceso que se abordó a partir de los documentos revisados para lograr dicho
fin. Se destacaron las principales acciones estudiantiles efectuadas para
contener las medidas represivas del gobierno de Chihuahua, represión que no se dirigió
únicamente contra los militantes guerrilleros, sino contra la población en
general. La constitución de la Asamblea Popular puede considerarse como una de
las estrategias que los universitarios organizaron para frenar la violencia del
Estado.
El
supuesto planteado a lo largo del texto de la emergencia estudiantil y popular
chihuahuense, como una respuesta a las medidas represivas que emprendió el
Estado contra los grupos subversivos, se sostiene en la investigación. Las
acciones de la guerrilla, concretamente la búsqueda de recursos económicos para
su causa, constituyeron el elemento catalizador que reactivó al movimiento
estudiantil universitario. La violencia del Estado encarnada en la guerra sucia, parece haber reactivado
ciertos ideales en el alumnado universitario sobre su papel en la búsqueda de
la justicia social.
El
concepto de derechos humanos no se maneja comúnmente en el discurso de la
década del 60 y 70, sin embargo, aparece implícito en los ideales de algunos
grupos y esferas políticas. El caso concreto del arzobispo y de los sacerdotes
de la diócesis de Chihuahua, en su pronunciamiento contra “la violencia
institucional”, es un ejemplo de que subyacía de alguna manera el concepto de
derechos humanos. Los reclamos de los distintos sectores sociales como el
magisterio, los sindicatos, el religioso y el estudiantil, convergieron en el
rechazo a la violencia estatal.
Una
de las dificultades que se encontró durante la investigación de este periodo,
fue la poca información sobre el tema de la guerrilla urbana. Se encuentran
trabajos que abordaron al grupo guerrillero ‘N’, pero son investigaciones que
se basaron sobre todo en el análisis del discurso de especialistas y
protagonistas, es decir, son construcciones que no tomaron en consideración otro
tipo de variables. Esta misma problemática se presentó al momento de rastrear los
estudios enfocados en el movimiento estudiantil local, en la que la
construcción se realizó fundamentalmente en base al testimonio oral.
Con
esta investigación se ha logrado apreciar la necesidad que existe de seguir
realizando estudios más profundos sobre el fenómeno de la lucha estudiantil, el
cual se presentó con mucha intensidad en el norte de México durante la década
de 1960 y la década de 1970. Las dificultades para internarse en la
investigación histórica del proceso de la lucha estudiantil, obligan a
plantearse nuevas interrogantes y perfeccionar la metodología, así como los
supuestos teóricos para abordar este fenómeno social. Es posible plantearse en
un futuro próximo la formación de una unidad especializada en la ciudad de
Chihuahua, que realice un estudio en una línea de interpretación distinta sobre
el movimiento estudiantil; y que logre centrar su metodología con mayor énfasis
en los enfrentamientos, que dé una explicación más puntual sobre los procesos
sociales acaecidos en dicha entidad.
Existen actualmente estudios historiográficos
que están abordando los conflictos estudiantiles que se presentaron en
distintos estados de México antes y después de 1968. La Universidad Nacional
Autónoma de México cuenta con el Instituto de Investigaciones sobre la
Universidad y la Educación; en esta unidad académica se ha estado trabajando
intensamente en la reconstrucción de los conflictos universitarios que dieron
lugar en la historia reciente del país. Sin embargo, en el norte de México no
existen aún, áreas de investigación dedicadas al rescate de los conflictos
estudiantiles. Es por eso que la presente investigación, aún con sus
limitantes, pretende ser una contribución al acervo que pronto, formarán las
líneas y las áreas de investigación sobre los movimientos estudiantiles en el
norte de México.
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El Norte (1973). “La Universidad debe transformarse”. Chihuahua.
18/2.
[1] Este trabajo fue financiado parcialmente por el Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) como parte del Programa Nacional de
Posgrados de Calidad.
* Licenciado en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Autónoma de Chihuahua; Maestría en Educación por la Universidad
Pedagógica Nacional de Ciudad Madera; estudiante becario del Doctorado en
Educación, Artes y Humanidades de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Autónoma de Chihuahua. Realiza actividades académicas y de
investigación en el programa acreditado por Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología.
[2] Para una información sobre la historia de la Universidad Autónoma
de Chihuahua, consúltense los trabajos de: Guillermo Hernández Orozco (2004). Universidad Autónoma de Chihuahua 1954-2004.
Chihuahua: Textos Universitarios.
[3] La “Estadística Básica Administración 2016-2020” indica que la
población escolar total del año 2019, era de 29,180 alumnos inscritos de todos
los niveles educativos. Para mayores consultas https://uach.mx/assets/media/publications/2017/10/143_agenda-estadistica/estadistica-basica-2019.pdf
[4] La educación normal se refiere a la enseñanza que se especializa en
la formación docente, la cual se lleva a cabo en las Escuelas Normales. Un
compendio completo sobre el surgimiento de la educación normalista se encuentra
en “Historia de la educación pública en México (1876-1976)”, que coordinan: Solana,
Fernando; Cardiel Reyes, Raúl; Bolaños Martínez, Raúl.
[5] Ciudad Juárez es una ciudad fronteriza ubicada al norte del estado
de Chihuahua y a 367 kilómetros de la ciudad de Chihuahua.
[6] Gómez, F. Pedroza, A. Ocampo, J.G. (2014). Forjando un carácter para triunfar. Una
historia anecdótica y de vivencias en el marco del 40 aniversario de la Unidad
Regional Universitaria de Zonas Áridas-Chapingo. Chapingo Texcoco: Unidad Regional Universitaria de Zonas Áridas, UACh., p. 5.
[7] Esta agrupación guerrillera fue conocida posteriormente como Los
Guajiros o Núcleo Central.
[8] Oscar Flores Sánchez, fue gobernador del estado de Chihuahua
durante el periodo 1968-1974.
[9] Flores-Alatorre, S. (1997). “La participación ciudadana: Un proceso”.
Revista Mexicana de Sociología, n° 59.
(pp. 155-185). México, p. 15.
[10] Aguilar, M. (2000). El
escándalo del estado: Una teoría del poder político en México. México:
Fontamara.
[11] Para un estudio más amplio del proceso y del concepto del Estado
mexicano, se puede consultar “El escándalo del estado” de Manuel Aguilar Mora.
La palabra “estado” se escribe en esta obra con minúsculas pues su autor aclara
que se hace intencionalmente por razones ideológicas, como un proceso de
“desfetichización” del mismo.
[12] Torres, H. (2014). Monterrey
Rebelde 1970 - 1973. Un estudio sobre la Guerrilla Urbana,
la sedición armada y sus representaciones colectivas. Tesis de Maestro en Historia. San Luís Potosí: Colegio de San
Luís, p. 22.
[13] Romo, A. (2017). “El movimiento estudiantil
mexicano de 1968 en clave latinoamericana: aproximación a las nociones de
educación y transformación social”. Historia
Crítica, nº 63 (pp. 137-157). Chile, p. 147.
[14] Sobre este tema consúltese: Reyes, Juan (2019). Historia de la
guerrilla en México. 1943-83. Universidad de California.
[15] Ciudad Madera se encuentra al noroeste de la ciudad capital de
Chihuahua, enclavada en la Sierra Madre Occidental. Un ilustrativo documental
sobre este movimiento guerrillero: Madera
1965. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=XJwUAg1tmiQ&fbclid=IwAR3tETpAl_23Aklj0DgYf3LxvLBGRkHsMbsimakKOe06vBj6igs8gxueZAM
[16] Para una historia completa de la incursión
de los normalistas en la guerrilla chihuahuense léase al respecto: García, A. (2015).
La Revolución que llegaría. Experiencias
de solidaridad y redes de maestros y normalistas en el movimiento campesino y
la guerrilla moderna en Chihuahua, 1960-1968. México: Colectivo Memorias
Subalternas.
[17] Es importante resaltar que
la guerrilla tanto urbana como la rural, fue una acción armada viable porque el
estado de Chihuahua se encuentra delimitado por la Sierra Madre Occidental, la
cual cuenta con grandes extensiones de bosque de coníferas, acantilados,
escarpes, formación de cavidades e imponentes cañones; que fueron lugares
estratégicos para las guerrillas.
[18] Torres, H. (2018). “Guerrilla urbana en la ciudad de Monterrey:
“espacios subversivos” y vigilancia política en la primera mitad de la década
de 1970”. Letras históricas, n° 19.
(pp. 201-224). México.
[19] Ibid., pp. 202-203.
[20] Reyes, J. (2019). Introducción
a la historia de la guerrilla en México: 1943-83. Universidad de California.,
p. 9.
[21] Sobre la violencia estatal contra la juventud y contra la sociedad,
fue realizado en una publicación en el diario El Norte por el arzobispo de Chihuahua, que fue emitido con motivo
de los crímenes de Estado; este pronunciamiento se analiza más adelante en esta
investigación.
[22] En una publicación Marco Rascón testimonia: “Le contesté que antes
del 10 de junio todavía discutíamos si lucha armada o lucha política, pero que
el jueves de Corpus acabó con esa discusión”: Rascón, Marco (2001). “Testimonio”,
en La Jornada. Disponible en: https://www.jornada.com.mx/2001/12/04/018a2pol.html.
[23] Reyes, J. (2019). Introducción
a la historia de la guerrilla en México: 1943-83. Universidad de California.,
p. 10.
[24] Torres, H. (2014). Monterrey
Rebelde 1970 - 1973. Un estudio sobre la Guerrilla Urbana, la sedición armada y
sus representaciones colectivas. Tesis de Maestro en Historia. San Luís
Potosí: Colegio de San Luís., p. 110
[25] Para un estudio completo sobre este proceso popular: Orozco, V.
(1976). “Las luchas populares en Chihuahua”. Cuadernos Políticos, n° 9.
(pp. 49-66). México.
[26] Orozco, V. (1976). “Las luchas populares en Chihuahua”.
Cuadernos Políticos, n° 9. (pp. 49-66). México.
[27] Marsiske, R. (2011). Universidades, clases medias y movimientos estudiantiles en América
Latina (1918-1929). Tesis Doctora en Estudios Latinoamericanos. México. Facultad
de Filosofía y Letras, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM., p. 10.
[28] Mariátegui, J.C. (2007). Siete ensayos de la interpretación de la
realidad peruana. México. Era., p. 114.
[29] Esta agrupación guerrillera también fue conocida como Los Guajiros
o Núcleo Central.
[30] El Norte (1972). “Tres
asaltos bancarios. Balacera en sucursal Chuvíscar: 3 muertos y 3 heridos”.
Chihuahua. 16/1. La noticia también se publicó en el diario El Heraldo de Chihuahua.
[31] Sobre este acontecimiento y el estado de excepción, puede
consultarse el documental: “Chihuahua, un pueblo en lucha”, del Centro
Universitario de Estudios Cinematográficos (UNAM) y Taller de Cine Octubre.
México (1975). En el siguiente enlace https://www.youtube.com/watch?v=05hM-sYaQOc.
Y también el documental de Mario Corona: "La guerrilla en Chihuahua
1965-1979". Episodio 2 "Triple asalto bancario”, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=eEk2vtQWgJA.
[32] Diego Lucero era catedrático en la Escuela de Ingeniería, la nota
se dio en: El Norte (1972). “Otros 4
capturados; uno muerto. Usaremos el derecho con clemencia y no con severidad”.
Chihuahua. 18/1. En tanto que, en el diario: El Heraldo (1972). “Tres detenidos más. Otro muerto”. Chihuahua.
18/1
[33] La Comandancia se encontraba en la calle cuarta y Ochoa: “Aunque
era una dependencia municipal, ahí recluyeron a los guerrilleros. Lo asesinaron
primero y luego lo colgaron, sus pies estaban sobradamente dispuestos para
evitar el ahorcamiento”. Comunicación personal, García, Jaime. Mensaje privado
de texto del 8/11/2020, Chihuahua, Chih. México. Entrevistador: Gerónimo
Ontiveros. Para más información sobre este suceso puede consultarse la
siguiente página electrónica de Jaime García Chávez https://jaimegarciachavez.mx/?p=1241.
[34] El rio Santa Isabel se encuentra ubicado en el municipio General
Trías a 53 kilómetros al suroeste de la ciudad de Chihuahua. El Norte (1972). “Cayeron otros dos
asalta bancos. ‘Gaspar’ trató de huir y fue acribillado”. Chihuahua. 23/1.
[35] El Norte (1972). “Carta
Abierta”. Sociedad de Alumnos de la Escuela de Derecho. Chihuahua, 25/1.
[36] El Norte (1972).
“Investigación de la muerte del asaltabancos ‘Gaspar’. El gobernador dio
órdenes al respecto, ayer”. Chihuahua. 26/1.
[37] La Jornada (2001).
“Testimonio”. México, 4/12.
[38] El desplegado es una comunicación que se publica generalmente en
las páginas de los diarios o de los periódicos.
[39] Se publicó en el diario El
Norte de Chihuahua, El Heraldo de
Chihuahua y en Excelsior de la Ciudad
de México.
[40] El Norte (1972). “Declaración
del arzobispo y de los sacerdotes de la diócesis de Chihuahua sobre la
violencia”. Chihuahua. 28/1.
[41] El Norte (1972). “Declaración
del arzobispo y de los sacerdotes de la diócesis de Chihuahua sobre la
violencia”. Chihuahua. 28/1.
[42] Ibid., p. 2.
[43] Ibid., p. 2.
[44] Ibid., p. 8.
[45] El Norte (1972). “Carta
abierta el Comité Coordinador Estudiantil a la opinión pública”. Chihuahua.
25/1. p. 3.
[46] Ibid, p. 3.
[47] El Norte (1972).
“Concurrido y ordenado mitin estudiantil, ayer”. Chihuahua. 29/1
[48] El Martillo (1972). “Tribunal Popular”. Chihuahua, 1/7, p.
4.
[49] Véase, por ejemplo, Luna, R. (1977). Los maestros y la democracia social. Cuadernos Políticos, número
14, México., p. 98. y sobre el mismo tema: Orozco, V. (2012). Hace cuarenta
años… las luchas populares en Chihuahua.
http://juarezdialoga.org/hace-cuarenta-anos-las-luchas-populares-en-chihuahua/
[50] El Norte (1972). “Piden
destitución del procurador y del Inspector general de policía”. Chihuahua,
10/2.
[51] El Norte (1972). “Declaraciones del Consejo Estudiantil de
Huelga”. Chihuahua, 6/3, p. 3. (Con este título desplegaron los estudiantes de
la UACh una temática que ha sido considerada como el año del triunfo universitario).
[52] Califa, J. (2014). Reforma y revolución: La radicalización
política del movimiento estudiantil de la UBA 1943-1966. Buenos Aires:
Eudeba, p. 13.
[53] El Norte (1972). “Tras
prolongada asamblea la huelga se inició ayer desde las 10:30 horas. De mandan
igual número de alumnos y maestros en el consejo universitario y reducción en
las cuotas del estudiantado”. Chihuahua, 15/2, pp., 1-3.
[54] Ibid., pp. 1-3.
[55] Ibid., pp. 1-3.
[56] Ibid., pp. 1-3.
[57] En este desplegado del diario El
Norte publicado el día 27 de febrero de 1972, no se especifica con claridad
cuáles son “los otros sectores universitarios”, únicamente se les menciona.
[58] El Norte (1972).
“Declaraciones del Consejo Estudiantil de Huelga”. Chihuahua. 27/2, p. 3.
[59] Ibid. p. 3.
[60] El Norte (1972).
“Declaraciones del Consejo Estudiantil de Huelga: El significado de nuestra
victoria”. Chihuahua, 6/3, p. 3.
[61] El Martillo (1972). “Nace
el Tribuna Popular”. Chihuahua. 1/7, p. 4.
[62] Ibid., p. 4.
[63] Ibid., p. 4.
[64]Ibid., p. 4.
[65] Ibid., p. 4.
[66] El Norte (1972). “Ley que
mantendrá incólume la autonomía universitaria. Elevará está a calidad de
garantía constitucional”. Chihuahua. 24/11, p. 1.
[67] Ibid., p. 1.
[68] Orozco, V. (1972). “La autonomía universitaria” en diario El
Norte. Chihuahua, 28/11, pp. 1-3.
[69] Las porras y halcones son
grupos paramilitares creado por el gobierno mexicano para reprimir.
[70] Ibid., pp. 1-3. Este tema fue tratado más ampliamente por Víctor
Orozco mientras ejercía de maestro en la Escuela Preparatoria, quien también
formaba parte de la Asamblea Popular de Chihuahua.
[71] La Junta de Aguas ha sido el organismo en la ciudad de Chihuahua
encargado del suministro de agua potable, del saneamiento de la misma,
alcantarillado y las obras respectivas; y que a su vez es una dependencia del
gobierno municipal.
[72] El Norte (1972)
“Importante reunión del Consejo de la UACh hoy”. Chihuahua. 24/11, p. 1.
[73] El Norte (1972).
“Universidad Autónoma de Chihuahua”. Chihuahua. 25/11.
[74] El total de la planta docente de 1970 puede consultarse en el: plan
de desarrollo universitario 2004-2008 de la universidad ... webutils.uach.mx ›
universidad › docs › pdu. Raúl Arturo Chávez Espinoza, Rector.
[75] El Norte (1973). “Boletín
de prensa de los comités de huelga de las escuelas de Filosofía y Letras, Preparatoria
Diurna, Preparatoria Nocturna y Derecho”. Chihuahua. 18/2, p. 3.
[76] Ibid., p. 3.
[77] Ibid., p. 3.
[78] Ibid., p. 3.
[79] El Norte (1973). “La
Universidad debe transformarse”. Chihuahua. 18/2
[80] Ibid., p. 8.
[81] Ibid., p. 8.
[82] Ibid., p. 8.
[83] El Norte (1972).
“Declaraciones del Consejo Estudiantil de Huelga: El significado de nuestra
victoria”. Chihuahua, 6/3, p, 3.
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Cuadernos de Marte, Revista latinoamericana de Sociología de la Guerra es una publicación oficial del Insituto de Investigaciones Gino Germani, dependiente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.
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