El autor hace un recorrido por las distintas significaciones de diversos afectos. Refiere no haber encontrado una explicación que nos aclare qué son los afectos. Para el autor no existe una energía psíquica. El psiquismo es un espacio y mundo virtual. Coincide con O. Kernberg en que la sumatoria de experiencias placenteras y displacenteras, unidas cada una de ellas forman dos series paralelas que se organizan y consolidan en forma de pulsiones. De algunas citas de Freud deduce que él mismo cree que los animales tienen afectos pues se angustian. A lo largo de la evolución de los animales, los centros neurológicos crecen y se complejizan y además en el hombre crearon el psiquismo. A medida que aumentó la complejidad del cerebro, entre un estímulo y la respuesta puede haber variaciones en el espacio de tiempo, que es prácticamente nulo en el arco reflejo. O un período de tiempo variablemente largo para que durante ese período de tiempo se realicen varias funciones nuevas como: discriminación, evaluación, integración, síntesis, decisión, coordinación y ejecución de la respuesta; funciones que en el humano se adscriben a la instancia del yo. Para que este yo pueda cumplir sus funciones fue necesario una separación temporal cada vez más grande con el riesgo de perder el sentido de la respuesta. Postula que: El afecto cumple la función de mantener la vigencia temporal, convirtiéndose en la memoria, de la significación y repercusión vivencial del estímulo. Esta memoria continua permite que pueda establecerse un espacio temporal entre el estímulo y la respuesta para la realización de las funciones yoicas de discriminación, evaluación, síntesis, decisión, coordinación, ejecución y control de la respuesta.
The author tracks the variable meanings of diverse affects. He refers to not having found an explanation that would clarify what affects are. According to the author psychic energy does not exist. The psyche is a virtual space and world. He agrees with Kernberg O. in that the sum of pleasant and unpleasant experiences, each together form two parallel series that organize and consolidate themselves in the form of drives. From some of his texts, he infers that Freud himself believed that animals have affects given that they can experience anguish. Throughout the evolution of animals, neurological centers grow and become more complex and in man, they also created the psyche. To the extent that the brain's complexity increased, in the interval between a stimulus and its response there may be variations in the space of time, which is practically null in the reflex arc. Or a period of time variably long so that during that period of time various new functions may be carried out such as discrimination, evaluation, integration, synthesis, decision, coordination, and execution of the response; functions that in humans are ascribed to the ego. For it to fulfill its functions, an ever greater temporal separation was necessary, with the risk of losing the purpose of the response. The author posits that: affect fulfills the function of maintaining temporal validity, becoming memory, of the experiential meaning and repercussion of the stimulus. This continuous memory allows for a temporal space to be established between the stimulus and its response for the fulfillment of the functions of discrimination, evaluation, synthesis, decision, coordination, execution, and control of the response, which are functions of the ego component.
En referencia a los
afectos, dijo Freud (
Sabemos que son los aspectos afectivos del ser humano los que influyen decisivamente en la conducta y los productores de patología. Es por ello que los estudios que se puedan hacer en relación a las emociones, pulsiones, sentimientos, es decir los contenidos afectivos del psiquismo, siguen siendo importantes en la medida que puedan aclarar algunos aspectos de este oscuro elemento del psiquismo.
Existen varios términos interrelacionados entre sí que tienen variadas significaciones. Entre ellos tenemos: pulsión, afecto o afección, emoción, sentimiento, pasión, ánimo, humor, a los que, según el enfoque de la filosofía, fisiología, psiquiatría, psicología, psicoanálisis, etc. se les da significaciones que pueden ser semejantes, parcialmente a veces o totalmente otras, pueden tener significados diferentes y, en ocasiones, están unas subordinadas a otras. Todas estas significaciones pueden ir variando a lo largo del tiempo, de su uso o de las escuelas.
La Enciclopedia
Universal Ilustrada (
En el Diccionario de
Filosofía de Ferrater Mora (
Por los significados dados en estos diccionarios a los diferentes términos se los puede relacionar unos con otros, compararlos, diferenciarlos en sus cualidades o dependencias mutuas, a veces se define un término refiriéndolo al mismo u otro de ellos. La explicación o definición puede estar referida a determinadas creencias, concepciones filosóficas, etc. Se los trata como algo experiencial, conocido por todos y que no tiene reducción a algo anterior que lo pueda describir o explicar. Evidentemente es un aspecto del psiquismo muy complejo y, si bien todos los conocemos por haber sentido una múltiple variedad de afectos como experiencia vivencial personal, ya que son perceptibles únicamente en forma introspectiva, no nos es suficiente para conocer intelectualmente qué son, por qué y cómo es que tuvo lugar su origen, cuál es la función biológica y psicológica que cumplen y para la qué fueron creados. En este escrito trataré de hacer un recorrido que, desde otro punto de vista, nos pueda aportar otros enfoques a estos interrogantes.
Según el Diccionario de
Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis (
Valls (
Dice Freud (
Evidentemente la
preocupación persistía porque también en “La Represión” (
Voy a hacer un breve
resumen. Según lo reproducido anteriormente, para Freud, la pulsión es un
concepto límite entre lo somático y lo psíquico. Así en distintos momentos de
su obra la pulsión es un concepto intrapsíquico y en otros es prepsíquico
siendo, en este caso, representado en el psiquismo por dos elementos. Por lo
expresado en “La Represión”
entiendo que la pulsión está representada en el psiquismo por una agencia
representante compuesta de dos elementos; uno de ellos es la representación (Vorstellung) y el otro ese “algo
diverso”, ese “otro elemento” al que Freud define como equivalente a una
energía psíquica que “devienen registrables para la sensación como afectos”.
Esa energía estaría relacionada con el factor cuantitativo y lo llama “monto de afecto”. Cuando Freud remite al “
Si repetimos la
pregunta anterior, ¿existe una energía psíquica? Pensando desde la perspectiva
de que el psiquismo no es un mundo material, que es donde sí existe la energía
y la materia, sino que el psiquismo tiene una existencia y un espacio virtual,
nos puede generar dudas. Este aspecto de los afectos es un tema muy debatido
tanto en la filosofía, por lo menos desde la época de los griegos, religiones,
medicina, psicología, etc. Un ejemplo lo tenemos en algunas de las definiciones
que ya transcribimos de los diccionarios que están incluidos en este escrito.
En el siglo XlX el psiquiatra Wilhem Griesinger (
El cerebro es
considerado el sustrato orgánico del psiquismo, como órgano material, físico, y
es lo único aceptado por ciertas teorías fisicalistas que niegan el psiquismo.
Este sería un producto de la actividad del órgano material cerebro y en este
caso podríamos pensar que no existe una energía psíquica. Tengamos en cuenta
que para la
Enciclopedia Universal
Ilustrada el significado del término “
Trataré de ir recorriendo un camino para poder acercarnos, en lo posible, al tema. El estímulo que puede producir como respuesta un afecto puede ser en su origen, externo, producido por un agente físico exterior que estimula un área sensible del sujeto. También puede ser un estímulo proveniente del propio cuerpo, en este caso sería interior, éstas son las sensaciones corporales que pueden percibirse como un estado de funcionamiento del self corporal. La otra posibilidad de origen es el propio psiquismo, en este caso sería un estímulo intrapsíquico, por medio de recuerdos, fantasías, ideas, alucinaciones, etc.
Cuando un estímulo
externo o interno llega a la interfase o frontera, como dice Freud, entre lo
somático y lo psíquico, transportado por el sistema nervioso sensitivo,
aferente, posee ya varias cualificaciones. Los estudios neurológicos nos
informan que estas cualificaciones existen desde el principio. Efectivamente,
cuando se produce el contacto de un agente externo con una parte orgánica del
self, el receptor que capta el contacto es estimulado. Este estado de
excitación es descargado por el receptor por medio de una transmisión a una neurona
sensitiva aferente. La estimulación transmitida estaría compuesta por
información de cualificaciones, las que tienen varias vertientes que dependen
del tipo de receptor, el estímulo que excitó al receptor y cualificaciones que
expresan la intensidad del estímulo. De esta manera se transmite la información
en dirección al cuerpo neuronal realizando el recorrido por los nervios
periféricos. Al pasar por el cuerpo celular y llegar al axón puede cerrarse el
círculo, por medio de un arco reflejo, produciéndose la
De la estación medular
el estímulo-información también se puede dirigir a los centros superiores donde
contacta con el sistema límbico, hipotálamo, tálamo, corteza cerebral. Cuando
el estímulo-información llega a los núcleos afectivos, estos cumplen su función
de transcribir la información en lenguaje neurológico al lenguaje afectivo que
es transmitido a la corteza cerebral. De manera que cada estímulo puede llegar
a varias regiones y núcleos del encéfalo por diferentes vías. En la zona de la
corteza cerebral (ver
Por ello al ingresar el estímulo en forma de información en el psiquismo, las diferentes vertientes que tiene, en forma de cualificaciones, permiten ubicar el punto donde se produjo el contacto (dentro del esquema corporal), el tipo de contacto (roce, pinchazo, calor, presión, dolor, etc.), cualidades que se interpretan como intensidad del contacto que excitó al receptor y se agrega la información que está en otro lenguaje que el psiquismo lo traduce como afectos.
En el psiquismo se
agrega inmediatamente una
nueva cualificación, en este caso es psíquica, que es la de placentera o
displacentera. Esta primera cualificación psíquica lo es no sólo en el tiempo,
por ser lo primero desde el momento de ingresar al psiquismo, sino también
ontogeneticamente. Efectivamente el recién nacido dispondría únicamente de esta
posibilidad. En la medida que se produce la evolución y desarrollo del
psiquismo del bebé, y por la repetición de experiencias de contacto con el
exterior, placenteras o displacenteras, van emergiendo y desplegándose ciertas
estructuras genéticamente condicionadas. Me refiero a las ideas y conceptos que
describe Kernberg (
Las nuevas estructuras
generan un funcionamiento psíquico que nos da una impresión subjetiva, como la
describió Freud, de que existe algo que fluye. Esto sería lo que Freud llama “
Para Freud y probablemente para la mayoría del mundo científico, el órgano físico que da origen al psiquismo es el cerebro. En el sistema nervioso no se ha detectado una o varias energías más allá de la sumatoria de las cargas eléctricas producto de los movimientos de los iones (aniones y cationes) que producen las despolarizaciones y repolarizaciones de la membrana de las células nerviosas. Este sistema nervioso central es el que ocupa un espacio real. De manera que, como lo entiendo, el psiquismo tiene una existencia y un espacio virtual con una dinámica de funcionamiento expresado por las agrupaciones de las experiencias placenteras o displacenteras, estas a su vez unidas a sus representaciones. Pienso que en un espacio virtual hablar de energías es una forma de expresión de tipo descriptiva referida al funcionamiento de las cualificaciones del estímulo y a la sumatoria de estas experiencias junto al agrupamiento de las mismas. Estas constituyen una estructura, dada por las asociaciones, que dan una sensación que puede describirse como una pulsión en funcionamiento con un empuje, como la describe Freud. Quien nos habría legado una correcta explicación, de tipo descriptiva, de como funcionan las pulsiones. Pensado el psiquismo de esta otra manera se evitan una serie de dudas, problemas y conflictos que plantea el aspecto económico de la pulsión.
La división del psiquismo en instancias parece ser conveniente a los fines descriptivos y lo es en la medida que son expresión de agrupación de diferentes funciones. Sabemos que también en el S.N.C. existen diferentes funciones, hay centros estimuladores o depresores del funcionamiento de algunos otros centros que, a su vez, pueden ser estimuladores o depresores de funciones, y la acción efectora es la resultante de la sumatoria de estas acciones que da como resultado efectivo la mejor respuesta posible y adaptada al estímulo.
Volviendo al tema de la primera cualificación psíquica. ¿Que estructura es la que puede dar, dentro del psiquismo, esa cualificación emocional, quien interpreta como placentero o displacentero a un estímulo? Creo que la instancia yo, por la definición que dio Freud a cada una de las instancias y sus funciones. Pero además existirían otras cualificaciones posibles, atribución o interpretación que puede dar el yo al estímulo. Puede el estímulo estar incluido en un contexto, circunstancial o histórico, que le agrega nuevas significaciones al estímulo. Esta otra significación puede ser p. ej.: la de atribuir el estímulo a una determinada intencionalidad de un objeto, con lo que podrá tener otras variadas significaciones.
Como vimos antes, para
Kernberg (
Acabo de decir etapas
de la libido por ser la forma en que se los designa. En este sentido me
gustaría hacer una interrogación en lo que se refiere a la evolución: ¿será la
libido la que evoluciona a través de las etapas anteriormente mencionadas?
¿Puede realmente la libido, que es una pulsión, evolucionar? ¿Puede un empuje
(
Pero el cambio de meta,
que es lo que está dado por la evolución y maduración, no parece que esté al
alcance de la pulsión en sí misma. Creo que para que una pulsión cambie de su
meta original a otra es necesario que se interponga una estructura: el yo. Ya
lo dijo Freud (
Así la descarga del
aspecto energético, el llamado
Para una mejor comprensión de la idea que voy a tratar de exponer luego, haré un brevísimo resumen de la historia de la evolución filogenética del aparato neurológico del reino animal a los fines de este escrito y no tiene todos los detalles y las variables que están en los escritos especializados. En los pequeños animales pluricelulares, como efecto de la evolución y complejización de los seres vivos, se produce gradualmente una diferenciación y especialización de algunas células. Las células neuronales, en los seres animales, tienen una alta diferenciación y especialización con el fin de hacer una coordinación entre las percepciones de los estímulos que producen los cambios en el medio que los rodea, y los movimientos de respuesta a esos cambios. Para ello lo más sencillo es conformar un arco reflejo en el que una neurona sensible recibe el estímulo y la otra neurona motora produce la descarga de la excitación produciéndose una respuesta inmediata. Es decir que en este caso no hay, casi, ninguna dilación en la respuesta. Continuando la evolución se conforman una sucesión de arcos reflejos (vermes). Luego, en organismos algo más complejos, surgen centros (ganglios) que coordinan las respuestas a varios estímulos. Posteriormente algunos de estos ganglios se organizan, se amplían, para formar centros superiores que puedan evaluar la información contenida en varios estímulos que llegan al mismo tiempo, procedentes de dos o más sentidos. Una vez realizada la evaluación deben realizar la coordinación de la respuesta en forma de descargas más efectivas y automáticas, las respuestas preformadas que mencionamos antes, a las que llamamos instintos, propios de cada especie. Esas funciones de evaluación y coordinación requieren un espacio de tiempo para realizarse, por lo que es necesario generar una separación temporal entre el estímulo y la respuesta a diferencia del arco reflejo que produce una respuesta inmediata. Es decir que a medida que los animales se vuelven más complejos es necesario una postergación temporal de la respuesta cada vez mayor. Estos instintos o “automatismos estructurales preformados” son los que producen también una evaluación y coordinación de los diversos órganos que colaboran para producir un movimiento corporal, las acciones orgánicas para sostener ese movimiento (apronte), como el apresar el alimento y/o defenderse. Para lograrlo es necesario una escala ascendente de ampliación y complejización de su aparato neuronal; que es la estructura física del instinto. En los mamíferos se produce un incremento proporcionalmente mayor de la masa neuronal que puede realizar unas funciones más complejas con la posibilidad de una postergación temporal levemente mayor aún, para acrecentar la discriminación, evaluación y coordinación, de la acción de descarga de los estímulos con el fin de lograr un mejor resultado final. Es importante el apronte previo a la descarga que lleva al movimiento para lograr el objetivo. Pero es oportuna la espera, postergar la descarga en la acción, para asegurar un mejor logro del objetivo.
En la 25ª de
las Conferencias de Introducción al psicoanálisis Freud (
En
También en las "Nuevas
Conferencias de Introducción al Psicoanálisis" Freud (
Se deduce de las anteriores frases y párrafos, de parte de la obra de Freud, que si a la angustia, como uno de los afectos, la tomamos como una señal emitida por el yo instancia, sería una invocación, producto de una función yoica, en cuyo procesamiento es necesario invertir un cierto período de tiempo. De ellas se pueden extraer, entonces, varias conclusiones. Primero: que el autor le reconoce a ciertos animales, los que se angustian, un cierto procesamiento de tipo yoico como para generar angustia. Segundo: que si un animal puede angustiarse evidentemente tiene que tener una cierta estructura relacionada con ese yo que, de alguna manera, es capaz de tener afectos, según Freud, cosa que no es aceptada por otros autores. Tercero: que para poder tener afectos ese animal tiene que poseer una estructura neurológica que dé sustento al afecto y a ese potencial yo, para que a su vez pueda invocar ese afecto ‘angustia’. Seguramente el pensamiento evolucionista estaría de acuerdo con esta hipótesis, para poder usarlo como antecedente evolutivo para el desarrollo del equipo orgánico y por ende del equipo psíquico que pudo realizar la especie homo.
Como consecuencia de la evolución en la escala zoológica y en especial en la de los mamíferos, la matriz neurológica que cumple funciones de evaluación, síntesis, coordinación y decisión es la que va surgiendo, crece y se amplía. Al mismo tiempo, esto permite que se vayan complejizando las nuevas funciones, lo que es muy visible en el homo sapiens. Esta es la estructura física que cumple esas funciones que en el humano adscribimos a la instancia yo. Por lo mencionado anteriormente de Freud podemos suponer que varias especies de animales poseen yoes muy primitivos y algunos otros, yoes algo más evolucionados.
En un reflejo como el
rotuliano no existe, prácticamente, separación entre estímulo y respuesta. En
este caso no hay actividad ni intervención yoica. Solamente le llega al yo la
información de lo sucedido. Si es necesario que una respuesta sea postergada
para poder realizar las nuevas funciones de discriminación, evaluación,
integración, definición, decisión y coordinación muscular, entonces, entre el
estímulo y esa respuesta es necesario un espacio de tiempo que es ocupado por
esas funciones para realizar su tarea. Cuando la separación temporal entre un
estímulo y la posible respuesta se agranda se corre el riesgo que se diluya y
pierda la significación y repercusión vivencial que tiene el estímulo para ese
primitivo yo o centro neurológico de evaluación y decisión, con lo cual se
perdería el objetivo para la respuesta. En este nuevo medio, más complejo, es
necesario mantener la vigencia, a lo largo de ese tiempo de elaboración, de la
significación y repercusión vivencial que produjo el estímulo hasta que sea
posible la respuesta. Fue necesario crear algo nuevo que permanezca en el
tiempo y signifique vivencialmente al estímulo. Por lo expresado anteriormente
es que postulo que
El afecto sería un
registro o memoria, ya sea genética o por experiencia personal anterior, de la
repercusión vivenciada ante un estímulo, que permite mantener vigente la
información de esa repercusión y por lo tanto del significado del estímulo. De
esta manera sería un instrumento del yo para poder postergar la respuesta
refleja, automática, o instintiva a un estímulo. Pienso que, en el actual
momento de nuestros conocimientos, ésta es la “función indispensable desde el
punto de vista biológico” que refiere Freud (
El afecto es percibido por el yo como una imposición, que le informa continuamente el significado y la repercusión del estímulo, a veces por largo período de tiempo. Esta presencia continua del afecto es una exigencia al yo de lograr el objetivo de la descarga; para ello debe buscar el mejor camino a recorrer para dar una respuesta satisfactoria al estímulo.
Si Freud le atribuye a algunos animales la capacidad de angustiarse, sin duda, que en ese animal el que se angustia es ese yo primitivo o levemente más evolucionado. El espacio temporal que se crea entre el estímulo y la reacción postergada de la descarga es, por un lado, el resultado y a la vez el promotor del crecimiento y la evolución filogenética del órgano anatómico que es la matriz física del yo. Por ello es posible pensar que la instancia yo, para su propia evolución, necesitó del afecto para poder desarrollarse y fue un promotor y estimulador de la ampliación, fortalecimiento y creación de variadas cualidades de afectos.
En los hominidos, antecesores del Homo Sapiens, también se produjo un importante crecimiento relativo en la masa neuronal y en las capacidades funcionales. Con el paso del tiempo, por efecto de esa contención y postergación de la respuesta al estímulo que fue capaz de ir generando la masa neuronal existente en cada momento evolutivo de nuestra especie, se gestó un desarrollo cada vez más amplio de la matriz orgánica. Esta a su vez, a medida que se producía el crecimiento en cantidad y el desarrollo de sus capacidades, fue creando a este otro nuevo producto del funcionamiento neurológico con capacidad de discriminación, evaluación, síntesis, integración, síntesis, coordinación, ejecución y control de diversificadas respuestas, que es el espacio y mundo virtual que conforma el psiquismo.
Según el neurofisiólogo
Eccles (
Creo que el afecto es
un intermediario, filogenéticamente moderno, entre un estímulo y la respuesta
refleja al mismo. En el humano el afecto sería una función psíquica, preformada
y heredada filogenéticamente. La ausencia de este afecto llevaría a una falta
de postergación temporal y el estímulo tendría una respuesta refleja orgánica o
instintiva, como fue en un período lejano de la evolución.
Según estas consideraciones el afecto sería una
neocreación promovida y estimulada por el yo para poder posponer la respuesta
manteniendo el significado vivencial del estímulo para dar tiempo a una
elaboración intrapsíquica, que es el proceso por el cual se puede obtener une
respuesta más eficaz. Si esta idea es aceptada se pueden entender de otra
manera varias cualidades del afecto. La pulsión sería la estructuración de las
sucesivas experiencias de placer y displacer como lo describe Kernberg. Esta
estructuración sería producto de la acumulación de la experiencia filogenética
y la experiencia y evolución ontogenética. Por ej. lo descrito por Freud como
También observa Freud (
La representación, que
es la memoria del objeto que produce el estímulo, más los afectos, que son la
memoria de la significación y la repercusión vivencial del estímulo para el yo,
La postergación de la descarga genera una tensión, en el arco entre el estímulo y la respuesta, que en la respuesta refleja o instintiva no existe. Esta tensión puede ser sostenida, manteniendo la meta, en la medida que el afecto continúe indicando la significación de la experiencia vivencial que produjo el estímulo. Esta tensión es lo que la instancia yo siente como una urgencia en la búsqueda de una definición que lleve a la descarga. Esta postergación de la respuesta refleja, procura alcanzar una mejor elección en el tipo de acciones y sus intensidades para el logro de un resultado más positivo en esa respuesta. Por ello sería que la representación del objeto productor del estímulo y el afecto, que lo significa vivencialmente, están tan íntimamente unidos. Los analistas, siguiendo a Freud, decimos que una de las funciones yoicas es la de postergar la descarga, en este caso pulsional, de la energía para posibilitar un período de tiempo para la evaluación, síntesis y coordinación.
Hay una serie de signos
y síntomas orgánicos que acompañan al afecto, lo que llama Freud (
Como dijimos anteriormente todo afecto puede tener variadas cualificaciones resultantes de la interpretación por el psiquismo de un estímulo, que puede ser externo, interno o intrapsíquico. Este estado o cualificación afectiva se acompaña de la percepción de la repercusión orgánica, que se produce por vía neurológica u hormonal, y es el resabio del conjunto de acciones que contiene la respuesta instintiva en un animal superior. Esta repercusión orgánica, apronte, que formaba parte de la respuesta, provoca cambios en el cuerpo según que el tipo de afecto sea placentero o displacentero. Si el afecto es placentero se acompaña de cierta relajación muscular, se le agrega una dilatación arterial con respiración profunda y lenta, aumento de irrigación sanguínea superficial, miosis, un color sonrosado de la piel, un enlentecimiento en el ritmo cardíaco, etc. que a su vez es transmitido al psiquismo que lo interpreta placenteramente en forma de disminución del estado de alerta general y una sensación de bienestar. Es decir que en este caso se conjugan ambas percepciones placenteras que a su vez se transmite al cuerpo; pensemos en la imagen de un bebé que, luego de mamar, está satisfecho y se fue a dormir. Esto quiere decir que la vivencia referida al estímulo, en la que se suman la sensación afectiva psíquica y las percepciones de la repercusión en el cuerpo, son placenteras
En el caso de un estímulo que es interpretado en forma displacentera se incrementa el estado de alerta general psíquico. Este alerta general tiene un complejo conjunto de reacciones corporales como respuesta al peligro, que es lo que significa filogenéticamente un estímulo interpretado displacenteramente. Este complejo conjunto comienza con una descarga de adrenalina por vía neuroendocrina lo que produce hiperpnea, taquicardia, vaso constricción periférica, incremento en la tensión muscular, midriasis, sequedad de mucosas, erección pilosa, sudoración, etc. Estos estados orgánicos son transmitidos al psiquismo donde son interpretados a su vez y forman un conjunto con el estado afectivo displacentero incrementado del alerta general que produjo el estímulo. Toda esta descripción está relacionada a la interpretación de la cualidad de cuan displacentero es el estímulo, que es lo que se manifiesta como otra variable que incide en la intensidad.
Es necesario establecer en este punto una diferenciación para la meta, entre cualificación y significación. La meta, en el sentido de desaparición del estímulo en la zona erógena, está en relación a la cualificación que comenzó en el receptor orgánico. Al ser transmitida esta primera cualificación neurológica por las vías nerviosas, recién al ingresar en el nivel superior del encéfalo y pasar la interfase neurológica-psicológica se agrega una nueva cualificación: placentera o displacentera, que es inmediata. Hasta aquí la sensación es equivalente en todo animal evolucionado. En un animal con respuesta instintiva, el estímulo es el gatillo que inicia el camino de la descarga en forma automática, repetitiva, por medio de la acción muscular preestablecida para cada especie. En el humano a las cualificaciones neurológicas periféricas del estímulo que ingresaron, al traspasar la interfase neurológica-psicológica, y las primeras cualificaciones psicológicas de placentera o displacentera, se le puede agregar al estímulo otras diferentes cualificaciones que son producto de las diferentes significaciones que el estímulo tiene para cada psiquismo y en cada período evolutivo. No tiene la misma significación el abrazo (estímulo) entre dos humanos de diferente sexo; si uno de ellos es un bebé lo significará de una manera diferente que si es un latente, adolescente, o adulto. Estas significaciones que se agregan, relacionadas con la evolución y maduración que el yo a realizado en el tiempo y su contexto, junto a su pertenencia a un mundo simbólico e histórico, son las que influirán decisivamente en la modificación o no de la primitiva significación del estímulo y el posible cambio de la meta. De manera que la excitación que produjo el estímulo, ya en forma de pulsión como la describe Freud, realizará su descarga en esta nueva meta producto de la acción del yo. De esta manera la pulsión libidinal, por ejemplo, tendrá metas diferentes según el estadio evolutivo que el individuo haya alcanzado. Cuando hablamos de evolución y desarrollo en un psiquismo que va transitando por los diferentes estadios, estoy pensando en una estructura que se va desplegando desde la etapa potencial genética en un bebé a su pleno desarrollo en un adulto que ha madurado. Esta estructura, el yo, es la que va modificando la significación y por lo tanto la meta de la pulsión a medida que él se desarrolla, en una dirección que va desde los estadios más arcaicos hacia los más adultos y maduros. Es el yo el que, en su evolución, va pasando por las sucesivas etapas del desarrollo evolutivo, y en cada una de esas etapas establece la meta para cada estímulo según los parámetros de cada período.
Además de la significación de un estímulo actual, en cada etapa hará una resignificación de los estímulos semejantes guardados en los recuerdos. Evidentemente las experiencias contenidas en las representaciones guardadas en los recuerdos, tan importantes para la comprensión de los estímulos actuales, reciben una resignificación correspondiente a los nuevos conocimientos que el yo posee en la medida que hace un recorrido hacia la madurez. Cada vez que el yo da un paso en el sentido que aumenta su madurez, este estado cambia los contenidos de la representación, con lo que se producen cambios en su significación, los cambios en las significaciones, a su vez, producen cambios en los afectos. Esta sería la tarea a realizar en el análisis de un paciente, haciendo conciente lo inconciente para poder cambiar la significación de las representaciones y así producir cambios en los afectos. Si no se producen cambios en los afectos, la actividad racional, como comprensión intelectual de la significación de las representaciones o de la repercusión vivencial, no producen cambios estables en la conducta pues el afecto seguirá intacto indicando el mismo objetivo.
Freud dice que un
estímulo orgánico al ingresar en el psiquismo lo hace en forma de una tensión,
un empuje,
Esta forma de entender la significación de la representación del objeto y el afecto en su interrelación con el sujeto nos puede permitir un nuevo enfoque para nuestra tarea en la clínica. Hacer conciente lo inconsciente, es decir el recuerdo del objeto en una determinada escena manteniendo una específica relación con el sujeto y los afectos incluidos en esta relación. Si conseguimos modificar la significación y por lo tanto la repercusión vivencial de la escena habremos iniciado el camino a un cambio en el sentir de nuestro paciente. Es otra manera de expresar el concepto que nos aportó W. Baranger como resignificación.
Agradezco al Dr. Hugo Liste, neurólogo, Hospital Aeronáutico Central, su asesoramiento en los temas referidos a neurología.