Cuadernos de Marte

AÑO 10 / N° 17 Julio - Diciembre 2019

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Redes latinoamericanas de solidaridad con el movimiento estudiantil del 68 mexicano: desde la universidad a la calle

Latin-American solidarity networks with 68 Mexican movement: from the university to the street

 

Sara Musotti*

Universidad Autónoma de Baja California

Sergio Epifanio Blaz Rodríguez**

Universidad Nacional Autónoma de México

 

Recibido: 28/9/2019 – Aceptado: 11/12/2019

 

Cita sugerida: Musotti, S., & Blaz Rodríguez, S. (2019). Redes latinoamericanas de solidaridad con el movimiento estudiantil del 68 mexicano: desde la universidad a la calle. Cuadernos de Marte, 0(17), 183-213. Recuperado de https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/cuadernosdemarte/article/view/5140/4263

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Resumen

Un movimiento social como el de 1968 se caracteriza por el despliegue de numerosos contingentes que, si bien comparten demandas y reconocen a una misma dirigencia, no necesariamente actúan bajo un mando único, al contrario, mantienen un alto grado de autonomía e iniciativa. También se caracteriza por alianzas entre sectores disímiles, y ser objeto de las expectativas de otros sujetos y de sus adversarios. Por tener su origen en las universidades, por su carácter juvenil, el sentido político de sus demandas y el tipo de acciones emprendidas, en la trama del ‘68 mexicano podemos identificar diversos actores que expresaron su respaldo desde otros países de América Latina. En este artículo mencionaremos algunos: autoridades universitarias, asociaciones estudiantiles, organizaciones de la llamada entonces Nueva Izquierda y medios de prensa.

 

Palabras claves: Redes trasnacionales, América Latina, Nueva Izquierda, 1968, juventud.

 

Abstract

A social movement like that of 1968 is characterized by the deployment of numerous contingents, which, although they share demands and recognize the same leadership, do not necessarily act under the same command, unlike, they maintain a high degree of autonomy and initiative. It is also characterized by alliances between dissimilar sectors, and being subject to the expectations of other subjects and their adversaries. Because of its origin in the universities, due to its youthful nature, the political sense of its demands and the type of actions undertaken, in the plot of the Mexican 68 we can identify various actors who expressed their support from other Latin American countries. In this article we will mention some: university authorities, student associations, organizations of the so-called New Left, and press media.

 

Key words: Transnational solidarity Networks, Latin-America, New Left, 1968, youth.

 

Introducción

Las universidades en la década de 1960 eran espacios que aglutinaban a los intelectuales y donde ejercían principalmente su actividad, en especial en aquellas donde existía la autonomía, y sobre todo en los campos de Ciencias Sociales y Humanidades, donde se formaba un pensamiento crítico. Además, estructuraban el debate intelectual, daban espesor temático y visibilidad publica a su producción, y canalizaban los recursos financieros para ello. La autonomía y la gestión financiera generaban formas particulares de hacer política. Aparte de las universidades, existían otros lugares de difusión de esta nueva forma de entender la cultura y la política, así como aclara Bordieu: “Existe una pluralidad de potencias sociales que pueden participar en la creación de normas culturales en el campo intelectual gracias al poder político, económico o las garantías institucionales de las que disponen”. [1]

            Aldo Marchesi apunta a su vez la relevancia de la década de 1960 como un periodo de desarrollo de la sociología en los países del Cono Sur, con influencia del estructuralismo, en “una nueva comunidad de lectores con un particular interés acerca de las relaciones entre política y ciencias sociales”, involucrada a su vez en “la creación de nuevas organizaciones políticas de corte radical”.[2]

Es en este contexto favorable que la Nueva Izquierda encontrará terreno fértil, pero antes de adentrarnos más en el tema se hace necesario definir que entendemos por Nueva Izquierda, ya que no existe una definición compartida debido a la variedad de sus actores. Los historiadores Martín Álvarez y Rey Tristán la definen como:

 

movimientos contrahegemónicos cuyos rasgos característicos fueron, fundamentalmente: el énfasis en la acción directa; la oposición a la dominación política, patriarcal y racial y a la explotación económica; la aspiración a una extensión del proceso democrático a todas las esferas de la vida social y política, y la búsqueda de nuevos sujetos políticos revolucionarios. A estos rasgos, habría que añadir algunos más difundidos en el seno de la Nueva Izquierda del Sur Global como el anticolonialismo, el antiimperialismo y el tercermundismo.[3]

 

Una definición que por lo general se empleaba en otras latitudes pero no en el contexto latinoamericano, donde la historiografía lo suele utilizar como fenómeno de movimientos armados,[4] y solo recientemente se está ampliando y reinterpretado.[5]  A raíz de esta definición, la Nueva Izquierda Latinoamericana compartía con la antigua izquierda y con la izquierda radical el objetivo de la lucha contra capitalismo y el imperialismo, pero se diferenciaba en sus formas de acción. Criticaba a los antiguos comunistas por el compromiso asumido con el sistema capitalista dominante, como la política de “coexistencia pacífica”, y su vida interna autoritaria, heredera del estalinismo. Inspirados por la Revolución Cubana, los activistas de la Nueva Izquierda urgían a una Revolución Socialista, alertaban sobre la contrainsurgencia patrocinada por Estados Unidos y cuestionaban la opción reformista y pacífica al socialismo. En menor medida, también recibía influencia de las posturas de China y la Revolución Cultural, en especial en su exigencia de proletarizar a los intelectuales.

En el ámbito universitario de esta Nueva Izquierda se formó la Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE), con sede en La Habana. Según Toer, parte del descontento y radicalización estudiantil se alimentó con “la paulatina configuración de una nueva situación en la que el egresado universitario también sufre las consecuencias de los cuellos de botella de la dependencia y aparecen frustradas las expectativas de progreso”,[6] y aunque en la OCLAE convergieron “la mayoría de las federaciones del continente”, existían “divergencias en torno a estrategias de lucha y la resistencia desde distintos sectores a las versiones más simplistas o voluntaristas de la concepción guerrillerista”. [7]

Autores como Paul Berman y Forrest Colburn atribuyeron el origen a la condición de clase media de la Nueva Izquierda y a la dimensión moral de la protesta en contra de una clase dirigente autoritaria, incapaz de responder a las necesidades de emancipación. Estas interpretaciones se basan en la presencia de elementos de la contracultura en todos los movimientos del ‘68 latinoamericano. Para Berman, la principal preocupación de la izquierda era de tipo moral, enfocada en la condición de ser privilegiados en un mundo de desigualdades,[8] lo que explicaría la facilidad con la que el movimiento se difundió entre intelectuales y estudiantes universitarios en todo el mundo.[9] Para Gould, esta explicación es insuficiente, ya que en el contexto latinoamericano existían muchos antecedentes históricos, entre ellos el emblemático movimiento estudiantil de Córdoba de 1918.[10]

En la década de 1960 los gobiernos latinoamericanos y Estados Unidos interpretaron a los movimientos como un plan de subversión comunista, por su simultaneidad.[11] Esto pasaba también en Francia y otros países, pero en América Latina, la represión gubernamental fue extremadamente violenta.

A diferencia de Europa o de Estados Unidos, los estudiantes latinoamericanos se movilizaron por derechos democráticos y contra desigualdades económicas y las asimetrías sociales, más que por la alienación producida por el capitalismo. A pesar de la expansión del capitalismo, todavía las diferencias sociales marcaban la sociedad y se reflejaban en el acceso limitado a mejores empleos, en el proceso de urbanizaciones de las zonas urbanas y en limitado acceso a la educación superior.

El jurista mexicano Leoncio Lara Sáenz, en una publicación de Mundo Nuevo, titulada “La violencia en América Latina”, consideraba que la principal diferencia entre los movimientos en Europa y en América era que los europeos cuestionaban a la sociedad de consumo, mientras que los americanos pedían mayor participación política y social, sin cuestionar el sistema capitalista dominante, y caracterizaba a estos últimos, salvo el brasileño, como “apolíticos” y burgueses, sin relaciones con otros colectivos organizados ni capacidad para generar un cambio político.[12] En Uruguay, estudiantes de nivel medio que montaban barricadas en Montevideo en mayo de 1968, al mismo tiempo que sus compañeros en París, rechazaban en entrevista con Marcha que su lucha fuera “una copia fiel” de Francia, y sostenían que “los franceses se inspiran en Che Guevara”, y sostenían que “el pensamiento del Che y de la revolución cubana se vio plenamente confirmado […] con los sucesos de Francia”, al descartar la lucha parlamentaria y establecer “la unidad revolucionaria que pusieron en práctica los estudiantes franceses”.[13]

Otra diferencia fue la represión por parte de los gobiernos nacionales. En América Latina todos los movimientos fueron violentamente reprimidos por parte de los ejércitos nacionales y otras instituciones policiacas. El gobierno revolucionario mexicano también, a pesar de sus políticas progresistas y de corte social, de dar acogida a refugiados políticos, empleó la violencia en contra de sus estudiantes desde el principio, culminando en la matanza del 2 de octubre para ese año y dando inicio a la así nombrada Guerra Sucia de los años setenta.

            Marchesi recalca asimismo el latinoamericanismo de los intelectuales: “en este período, gran parte de dichas comunidades intelectuales intentan trascender los análisis nacionales intentando contextualizarlos en la historia latinoamericana o, directamente […] abandonando la perspectiva nacional y tomando Latinoamérica como unidad de análisis”.[14] Pero este latinoamericanismo no se limitaba a la academia, ya que entre los militantes de esta Nueva Izquierda podemos ver un enfoque, influido por el guevarismo en especial, de considerar que las luchas en cualquiera de los países de la zona son parte de una lucha regional. En este sentido, podríamos considerar que la creación de redes latinoamericanas representaría más que un acto de solidaridad, para significar la conformación de espacios compartidos entre compañeros de una lucha común.[15]

Tomado en cuenta este contexto política e intelectualmente tan radicalizado y conectado, en este texto analizaremos cómo reaccionaron los jóvenes, y en algunos casos menos jóvenes, latinoamericanos a la violenta represión del gobierno mexicano contra los estudiantes. La investigación quiere visualizar cuáles grupos o individuos se movilizaron en solidaridad con los mexicanos y qué tipo de acción adoptaron. Para poderlo demostrar emplearemos diferentes tipos de fuentes primarias, como los archivos de las representaciones diplomáticas mexicanas en el exterior, las cuales, de acuerdo a las indicaciones recibidas por el aparato burocrático mexicano, eran las encargadas de informar sobre cómo se estaba recibiendo en el exterior el movimiento y cómo se estaba desviando la atención del evento más esperado, tanto por cuestiones económicas como políticas, por el gobierno mexicano: los Juegos Olímpicos.

Como ya mencionamos, las universidades fueron espacios donde a lo largo de todo el decenio estaba presente esta heterogeneidad de ideologías y posturas políticas, aunque de forma diferente, dependiendo del país. La Universidad de la República, en Montevideo, fue una de las más activas, por ello consultamos el Archivo General de la Universidad. Recordamos que ni el gobierno soviético ni el cubano condenaron la violencia empleada en México,[16] por lo tanto nos gustaría ver como se posicionaron los intelectuales de la Nueva Izquierda, si se alinearon con los gobiernos o tomaron otras posturas.

Para poder demostrar estas cuestiones, que a más de cincuenta años siguen sin respuestas, a pesar de las numerosas investigaciones sobre el ‘68 realizadas tanto en México como en otros países, estructuraremos nuestro trabajo a partir de las reacciones suscitadas en tres distintos ámbitos. En primer lugar, en las instituciones universitarias, en especial la posición que asumieron sus rectores, en segundo lugar, en las organizaciones estudiantiles y al final en algunos órganos de la Nueva Izquierda.

 

Los Rectores de la UDUAL se solidarizan

Entre las heterogéneas redes que actuaron en 1968 figura la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL). Las expresiones de las autoridades universitarias pueden ser entendidas como un respaldo externo, aunque muy cercano, al movimiento, con el riesgo de que la represión y las agresiones los alcanzaran también.

Las autoridades universitarias de la región denunciaron la represión y defendieron la autonomía universitaria bajo asedio de los gobiernos nacionales, con el pretexto que en ellas se desarrollaban movimientos revolucionarios de inspiración cubana que amenazaban los sistemas democráticos nacionales. El secretario general de la UDUAL, el peruano Efrén del Pozo, reconocía que “los conflictos universitarios son cada vez más frecuentes y de mayor complejidad en nuestra sufrida América Latina, [y] no alcanzan nuestras comunicaciones universitarias a la rapidez de las informaciones periodísticas”.[17] Efectivamente, numerosos foros se caracterizaron por la ausencia de representantes debido a que las universidades eran clausuradas, como sucedió en Brasil o Venezuela, entre muchos casos.

En la UDUAL, tres sucesos mexicanos provocaron preocupación: el ataque a las preparatorias de la UNAM a finales de julio, la ocupación de la Ciudad Universitaria de la UNAM el 18 de septiembre, y la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco. No eran acontecimientos excepcionales: en septiembre, el gobierno de Uruguay ordenó al ejército clausurar por un mes la Universidad de la República y otros planteles, argumentando que se habían convertido en foco de subversión y de ataques contra la policía. En octubre, mientras se producían los acontecimientos de Tlatelolco, en la ciudad brasileña de Sao Paulo los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras resistían un ataque paramilitar y la intervención de la Policía Militar.

En agosto, el rector de la Universidad Central de Venezuela, Jesús María Bianco, pidió en un telegrama a su colega de la Universidad peruana de San Marcos, Luis Alberto Sánchez, presidente de la UDUAL, la “convocatoria urgente” del Comité Ejecutivo y de la Comisión de Vigencia y Defensa del Régimen Autonómico de la unión, para “examinar recientes violaciones insustituible sistema universitario, especialmente casos relativos Universidad Nacional Autónoma de México y Universidad de la República Uruguay”, según el texto publicado en Uruguay por la Gaceta de la Universidad.[18] Varias preparatorias de la UNAM ya habían sido asaltadas por el ejército a finales de julio, y el 9 de agosto varios edificios de la universidad uruguaya habían sido allanados por la policía. A principios de septiembre, Bianco se reunió en México con el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, a quien propuso realizar una reunión sobre la situación en la segunda quincena de octubre.[19] Los preparativos quedaron interrumpidos debido a la ocupación de la UNAM y la clausura de la Universidad de la República en septiembre.

En octubre, en una situación más grave, la Gaceta uruguaya citaba una nota de El Diario del 28 de septiembre de 1968, en que la Universidad de San Marcos volvía a proponer “una reunión de Universidades Iberoamericanas” para analizar los casos de México y Uruguay, y reportaba que, en Perú, “estudiantes de secundaria apedrearon sedes diplomáticas de Brasil, México y Uruguay”.[20] En otra nota, la Gaceta precisaba que el rector de esa universidad peruana proponía celebrar dicha reunión de emergencia en Lima o Caracas, y notificaba que:

 

en sendos telegramas dirigidos al Secretario de Educación de México y al Ministro de Cultura de Uruguay, el Rector de San Marcos expresa su dolorosa sorpresa por los sucesos que se vienen registrando, y reclama el respeto de esos gobiernos a la autonomía universitaria.[21]

 

Por la clausura de la Universidad uruguaya, y como el 3 de octubre se produjo un golpe militar en Perú, fue hasta finales de ese mes cuando el rector uruguayo Óscar Maggiolo respondió a su colega peruano, informando sobre “el fallecimiento de estudiantes uruguayos en trágicas circunstancias del conflicto que vive esta universidad y con los dramáticos incidentes generados durante el surgido en la Universidad Autónoma de Méjico”.[22] Sobre México, la UDUAL había documentado la ocupación de la UNAM, la renuncia de Barros Sierra a la rectoría y el rechazo unánime de la Junta de Gobierno a ello, todo lo cual fue relatado en una circular de la Unión a las universidades latinoamericanas el 11 de octubre de 1968.[23]

A su vez, el Consejo Superior Universitario Centroamericano, reunido el 21 de septiembre de 1968 en San Salvador, emitió una protesta al gobierno mexicano por la violación a la autonomía,[24] según notas de prensa que cita Ramón Ramírez; y el 23 fue presentada una declaración de intelectuales y políticos colombianos en Bogotá contra la ocupación de la UNAM.[25]

La matanza del 2 de octubre en Tlatelolco hizo arreciar las protestas, pero también los ataques de la prensa derechista. El Embajador de México en Nicaragua informaba a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) que el periódico local Novedades había definido como “turistas autónomos”[26] a los rectores de las Universidades Nacionales de Centroamérica, convocados por el Comité Latinoamericano pro Defensa de la Autonomía Universitaria, y argüía que se oponían a una intervención del gobierno para “garantizar los derechos civiles de los ciudadanos”.

El rector de la Universidad Autónoma dominicana también envió un mensaje al Consejo de la UNAM, para expresar el repudio y condena a la intervención gubernamental en la universidad mexicana; y el periódico venezolano El Universal publicaba el 8 de octubre una declaración del rector Bianco, de la Universidad Central de Venezuela, que en nombre del Consejo Nacional de Universidades condenaba la violencia empleada contra de los estudiantes mexicanos.[27]

En Chile, la Embajada de México en Santiago reportaba un mensaje del rector de la Universidad Técnica del Estado (UTE) de Chile, Enrique Kirberg, al presidente mexicano Gustavo Díaz Ordaz, a quien pedía terminar la represión.[28]

Para concluir, a pesar de la heterogeneidad del movimiento estudiantil del ‘68 mexicano y de la amplia participación de los/as estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN),[29] el movimiento logró trascender a otras instituciones educativas del continente por las redes preexistentes entre instituciones universitarias, redes que no existían a otro nivel educativo y que favorecieron la trascendencia de los hechos del ‘68 a partir de la experiencia de la UNAM más que la del IPN.

 

Las protestas estudiantiles: “lucha contra el imperialismo yanqui”

En paralelo con la acción de las autoridades, también se manifestaron los estudiantes. Sin embargo, los movimientos del ‘68 no fueron un estallido improviso como a veces se menciona, antes del ‘68 existieron movimientos estudiantiles de tamaños reducidos que se manifestaron de forma aislada en numerosas ciudades y países de la región por cuestiones prevalentemente gremiales. La prensa y los medios no informaron sobre estos acontecimientos, a diferencia del ‘68, cuando la simultaneidad y globalidad hicieron que los jóvenes y los estudiantes adquirieran visibilidad y entraran a la categoría de agentes sociales.

Valoramos que hacer referencia a la década de 1960 en América Latina sea fundamental para entender cómo se construyó y popularizó la imagen del estudiante rebelde y comprometido con las luchas, como atestigua la canción “Me gustan los estudiantes” de Violeta Parra, que en el ‘68 logró participar en los procesos políticos del continente. En 1966, los universitarios venezolanos habían luchado para garantizar la autonomía, y los estudiantes de Ecuador lucharon contra un golpe de Estado. En Nicaragua, Panamá y Uruguay, hubo numerosas huelgas estudiantiles.[30] En 1967 y 1968, en Chile se conquistó una reforma universitaria para la elección directa de rectores entre estudiantes, académicos y trabajadores.[31] En Bolivia, a unos meses de la muerte del Che Guevara, hubo protestas en la Universidad Mayor de San Andrés.[32] En Colombia se reclamaba respeto a la autonomía universitaria, la salida de las tropas de varios planteles y la liberación de estudiantes acusados de pertenecer a la guerrilla.[33] En mayo y junio tuvieron lugar confrontaciones entre policía y estudiantes en Buenos Aires, Montevideo, Quito y varias ciudades de Chile, y la represión crecía en las dos principales ciudades de Brasil: Río de Janeiro y Sao Paulo.

Regresando a 1968, creemos que la simultaneidad haya sido uno de los puntos de fuerza de estos movimientos inicialmente nacionales, así como aparece en la prensa, donde se subraya que las protestas de la Universidad de Columbia, en Nueva York, el 21 de septiembre, contra la toma militar de CU; se mencionan las protestas de la Asociación de Estudiantes Universitarios de Guatemala el día 24,[34] y el 26 de septiembre, la cancelación de una rueda de prensa del general mexicano Félix Galván López, quien asistía a la Octava Conferencia de Ejércitos Americanos en Brasil, debido a que “periodistas de diferentes nacionalidades ‘le habían presentado un formulario de preguntas, que fue vetado por el militar mexicano”;[35] el 27, estudiantes brasileños marcharon en solidaridad con sus compañeros mexicanos en Río de Janeiro.[36] En Uruguay, la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) propuso una declaración de condena a “los atropellos policiales contra la autonomía de la Universidad Autónoma de México, que costaron la vida de numerosos compañeros estudiantes”.[37] 

Los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela se solidarizaron con sus colegas uruguayos por el cierre de la Universidad de la República, manifestándose frente a la Embajada de Uruguay, y a partir del 26 de septiembre, en apoyo al movimiento estudiantil mexicano y contra la ocupación de la Ciudad Universitaria por parte del ejército. La Federación de Centros Universitarios (FCU) declaró ocho días de duelo a partir del 4 de octubre y convocó a una concentración frente a la Embajada de México para protestar contra el asesinato de estudiantes y la violenta represión en Tlatelolco.

El embajador mexicano en Venezuela, en un informe, afirmaba que habían participado solamente 40 estudiantes y que llegaron a la Embajada cuando la sede ya estaba cerrada. El líder de la Federación de Centros Universitarios (FCU)[38] y fundador del Movimiento al Socialismo (MAS), Alexis Adam, expresó su solidaridad con los estudiantes mexicanos, acusó al gobierno mexicano de “ser vendido al imperialismo yanqui” y lo responsabilizó del asesinato de estudiantes.[39] Otros estudiantes intervinieron las paredes de los edificios circundantes con frases como: “¡Muera Díaz Ordaz!”, “Solidaridad con México. FCU”, o “Protestamos contra el asesinato de estudiantes”.[40] El mismo grupo intentó manchar con pintura roja el escudo de México en la puerta de la Embajada, pero según informó el Embajador, lo impidieron entre él, el agregado militar, general Hernán del Valle Escamilla, y el canciller Alberto Bustos Carbajal.[41]

Trasladándonos a Nicaragua, el embajador mexicano Carlos Paz se rehusó a hablar con los estudiantes nicaragüenses, quienes ante ello sustrajeron el escudo mexicano, como reportó el periódico uruguayo El Día el 5 de octubre.[42] Según una declaración del periódico La Prensa, “los estudiantes manifestaron que retornarían el escudo a su lugar cuando dejen de masacrar y perseguir estudiantes en México, y cuando la autonomía universitaria sea respetada en la tierra de Juárez”.[43] El diario colombiano El Espectador reportaba el mismo día que unos 200 estudiantes de distintas nacionalidades se llevaron el escudo a la Facultad de Economía de la Universidad de Managua, donde se guardó en nombre del pueblo mexicano.[44] El caso trascendió al presidente mexicano, Gustavo Díaz Ordaz, y al Ministerio de Relaciones Exteriores nicaragüense, quien pidió una mediación al Rector y logró que el escudo fuera devuelto a la Embajada mexicana al día siguiente.[45]

En este caso la acción fue mucho menos violenta que la venezolana, pero fue de interés de dos periódicos del continente, El día y El espectador, conocidos por su campaña anticomunista. En el caso colombiano, la misma postura se extendió a otros periódicos, quienes informaban que el ejército mexicano había detenido a cinco “guerrilleros” tras los incidentes del 2 de octubre: un colombiano, tres guatemaltecos, un canadiense y un mexicano. Asimismo, publicó que el fiscal general de la República había ordenado vigilar a un grupo de extranjeros suramericanos que se encontraban en México por fines subversivos e identificaba a un colombiano, sobrino del Che Guevara, como líder de grupo,[46] usando el lenguaje de la Guerra Fría, donde cualquier tipo de oposición era identificada como subversiva y guerrillera, y los jóvenes eran los principales culpables.

El periódico El Siglo acusaba a francotiradores estudiantiles de ser culpables de la matanza del 2 de octubre, y achacó la violencia a los “estudiantes izquierdistas”.[47] El periódico de Bogotá La República tituló su edición del 4 de octubre: “Culpable: los estudiantes”,[48] y responsabilizaba a los movimientos de izquierda, al afirmar que “la capital azteca se ha convertido en punto rojo de América”.[49] De esta manera, los estudiantes victimas de la violencia de Estado eran transformados en culpables por supuestas relaciones con guerrilleros, comparando el contexto mexicano con el colombiano, a pesar de sus grandes diferencias.

En cambio, fue la prensa nicaragüense la que informó sobre la solidaridad de los estudiantes colombianos con los mexicanos, al indicar el 5 de octubre que un grupo reducido protestó frente a la Embajada de México en Bogotá y provocó disturbios en la Ciudad Universitaria, donde apedrearon coches de la policía y dos personas resultaron heridas.[50]

Por otro lado, la matanza de Tlatelolco ocurrió a pocos días el primer aniversario luctuoso del comandante Che Guevara, figura heroica en la lucha contra el imperialismo para todas las izquierdas latinoamericanas, así que para el 9 de octubre se esperaban acciones en toda la región contra representaciones de Estados Unidos, pero ahora también contra las de México. La prensa chilena publicó un memorándum interno de la representación diplomática de Estados Unidos en Santiago, dirigido al personal del Consulado, en el que explicaba que la representación diplomática cerraría ese día por razones de seguridad, citando una supuesta orden de Fidel Castro a sus “mercenarios” y partidarios en América Latina para “conmemorar aniversario muerte de Che Guevara con actos de violencia”. [51]

En El Salvador, la Asociación General de Estudiantes Universitarios organizó un homenaje al Che junto con un acto de protesta por “la masacre perpetrada por el gobierno de México, y solidaridad y apoyo para los estudiantes y para el pueblo mexicano”, así como solidaridad con la agrupación de educadores Andes, que estaba en huelga. Sucesivamente, en la madrugada del día siguiente ocho encapuchados llegaron a pie a la sede diplomática mexicana, mancharon las paredes con pintura roja y lanzaron los botes de pintura al interior, rompiendo las ventanas y manchando el mobiliario.[52]

En Ecuador, estudiantes identificados como izquierdistas por la prensa nacional, ya que muchos portaban boinas negras en recuerdo al guerrillero heroico, se manifestaron en contra de las representaciones diplomáticas de México, Bolivia y Estados Unidos mientras. En Guayaquil hubo destrozos por bombas molotov, el edificio de la embajada de México fue apedreado[53] y se preveía el incremento de los ataques por el inminente inicio del año académico en escuelas, institutos y universidades, por lo que pidió mayor vigilancia.

La solidaridad chilena ya ha sido ampliamente tratada en otro texto,[54] por lo que aquí queremos subrayar solamente algunas especificidades: la participación de una amplia variedad de grupos y organizaciones, tanto revolucionarias como pacifistas, que coincidieron en solidarizarse con las causas latinoamericanas, y la lucha contra el imperialismo más que en la causa ideológica. Así, por ejemplo, las primeras manifestaciones de solidaridad fueron organizadas por el Partido Comunista Chileno (PCCh), mientras que paralelamente la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FEUCH) convocó una manifestación de solidaridad que los carabineros dispersaron violentamente, e incluso el cuerpo de policía irrumpió en una iglesia católica donde se habían refugiado algunos estudiantes. El 7 de octubre fue el turno de estudiantes socialistas y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que se concentraron en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, con consignas de solidaridad con los estudiantes mexicanos, peruanos y uruguayos, y por la “lucha contra el imperialismo yanqui”. [55]

Todas las federaciones estudiantiles de enseñanza media y las juventudes demócrata-cristianas, comunistas, socialistas y radicales, además de los “miristas”, convocaron para el 9 de octubre a manifestaciones en conmemoración del Che Guevara y en solidaridad con los movimientos latinoamericanos en todo el país, a pesar de las prohibiciones vigentes. Paralelamente, el Comité Central del PCCh organizó una reunión para analizar los movimientos populares latinoamericanos y la violencia imperialista en su contra.[56]

De los casos arriba mencionados podemos ver que la solidaridad estudiantil respondía a una empatía como jóvenes estudiantes a la violencia sufrida por los jóvenes mexicanos y por otro lado a la lucha contra el autoritarismo, que en casi todos los países de la región se estaba concretando en una intensa represión. Se identificaban como el enemigo a comunistas que se escondían en y amenazaban a las instituciones educativas, todo reforzado por la prensa que se encargaba de robustecer el discurso oficial y sólo en pocos casos, como veremos a continuación, apoyaba a los estudiantes.

Allende los matices, en general la solidaridad fue más intensa a raíz de las organizaciones y partidos de izquierda que englobaron la solidaridad con las víctimas del 2 de octubre a las protestas en contra del autoritarismo y del imperialismo, causas comunes de todos los nuevos y viejos izquierdistas. Lo que sí cambiaron fueron sus acciones colectivas, que variaron de acuerdo al contexto nacional donde se realizaron y a la capacidad de movilización de recursos de sus militantes, que por lo general eran jóvenes.

 

La solidaridad en las revistas de la Nueva Izquierda

Además de las manifestaciones, las revistas de izquierda de Sudamérica publicaron variados pronunciamientos de solidaridad. Una carta de la Unión de Federaciones Universitarias de Chile (UFUCh), publicada el 25 de octubre por la revista uruguaya Marcha, caracterizaba a los gobiernos de México y Uruguay como “reaccionarios”, y calificaba la represión como:

 

una demostración más del carácter retardatario, antidemocrático y represivo que adquiere la política de las clases dominantes, en los momentos que los pueblos y los jóvenes universitarios de América Latina luchan por sus derechos, por cambios progresistas en la sociedad y por un avance de las posiciones revolucionarias.[57]

 

La carta finalizaba advirtiendo:

 

no son la represión ni la muerte de sus compañeros lo que puede detener o disminuir la combatividad de los estudiantes en Uruguay, México o cualquier lugar de América Latina. La lucha de los estudiantes junto a los obreros y campesinos es hasta el fin: hasta el advenimiento de la revolución y el triunfo definitivo de las clases populares.[58]

 

A su vez, la revista chilena Punto Final publicó una carta de la central sindical CUT de la región de Linares sobre el movimiento estudiantil latinoamericano, que condenaba “la cruel persecución al movimiento sindical y estudiantil”; denunciaba la represión en México y en Uruguay, y proponía “que se forme un organismo internacional de solidaridad integrado por juristas, médicos, periodistas, visitadoras sociales, representantes religiosos, dirigentes sindicales, parlamentarios y dirigentes estudiantiles”, para “luchar en forma organizada por la libertad de los perseguidos”.[59]

Punto Final publicó el 19 de noviembre, en su número 68, un suplemento de 10 páginas titulado “La segunda revolución mexicana”, con un extenso reportaje del periodista Manuel Cabieses, fotos tomadas de la revista mexicana Porqué?, notas del reportero mexicano Edmundo Jardón, y un “Manifiesto a la juventud” del Consejo Nacional de Huelga (CNH) mexicano.

Cabieses incluyó una entrevista con un “estudiante de economía”, dirigente del CNH, hecha en la clandestinidad en un departamento “lejos del centro de la Ciudad de México”, mientras “todavía cuelgan guirnaldas y palomas de luces como homenaje a los XIX Juegos Olímpicos”. Los estudiantes mexicanos apuntaban:

 

Hemos enviado muchas comunicaciones a la prensa internacional informando de nuestro movimiento. No sé si habrán llegado. Pero tenemos un equipo trabajando en eso. Otros muchachos procuran mantener contacto con los corresponsales extranjeros aquí en Ciudad de México.[60]

 

Cabieses, quien hacía un detallado relato del movimiento, puntualizaba:

 

La revolución mexicana, esencialmente agraria, ha devenido en una frustración colectiva de impresionante magnitud. El PRI se ve obligado a reiterar año a año que profundizará una reforma agraria en la que ya nadie cree. Los latifundistas son a la vez poderosos caciques electorales del PRI y auténticos señores de horca y cuchillo en sus feudos.[61]

 

 

El dirigente entrevistado aseguraba que, a pesar de la matanza de Tlatelolco, los arrestos masivos y las condiciones de clandestinidad, subsistía “un núcleo suficiente para continuar dirigiendo al movimiento y sostener nuestra plataforma de lucha”, y resaltaba la importancia de los comités de lucha y las brigadas para mantener el movimiento. El reportaje terminaba con un llamado y una acotación:

 

Por favor, compañero, diga en PF a los estudiantes chilenos que nos sigan prestando su solidaridad. Es posible que nosotros retrocedamos tácticamente para no dar lugar a nuevas masacres. Pero que se sepa allá en Chile que en México se ha iniciado un proceso realmente revolucionario y que la enorme mayoría de los estudiantes estamos dispuestos a cumplir nuestro compromiso histórico.[62]

 

 

Conclusiones

La ocupación de la Ciudad Universitaria por parte del ejército, en el mes de septiembre, fue, sin duda, el elemento que creó la mayor reacción entre los rectores de las universidades públicas latinoamericanas y de la UDUAL. La entrada del ejército en los planteles universitarios representaba la violación a la autonomía universitaria, un derecho adquirido con las luchas de los estudiantes de las universidades públicas de toda la región a principio del siglo XX. Empezando por Córdoba, Argentina, en 1918 y paulatinamente conquistado en otros países, entre ellos México, en 1929.      

Hemos podido averiguar la preocupación que indujo entre los rectores y en la UDUAL. La causa debe ser localizada en la análoga experiencia que los rectores estaban sufriendo o habían sufrido en el continente. Podemos afirmar que la suspensión de la autonomía universitaria fue una de las primeras formas de violaciones que diferentes gobiernos latinoamericanos aplicaron en sus propios países.

Estas violaciones responden a que las universidades estaban dando espacio al debate político que estaba afectando a las sociedades latinoamericanas, en sus aulas los profesores y estudiantes estaban debatiendo y organizándose en nombre de diferentes ideologías, tanto de derecha como de izquierda. En este trabajo solamente mencionamos las de izquierda, especialmente las de la Nueva Izquierda, que en el otoño de 1968 representaba la vanguardia política en todo el continente.

Para identificar las causas de estas conexiones y simultaneidades ha sido necesario enmarcar los hechos en un cuadro temporal más amplio como son los global sixties, una época de fuerte ebullición ideológica y de creación de nuevos vínculos entre jóvenes latinoamericanos que, en 1968, lograron encabezar nuevas reivindicaciones democráticas en toda la región. Estas conexiones latinoamericanas previas explican porque acontecimientos políticos específicos, como fueron la matanza del 2 de octubre y el aniversario luctuoso del Che, generaron reacciones en gran parte del continente y que, dependiendo del contexto nacional en el que se realizaron, se concretaron en diferentes tipos de acciones.

La empatía, en cuanto estudiantes y profesores, y la militancia política fueron los dos principales detonantes de esta solidaridad internacional que se manifestó en las calles y universidades latinoamericanas mientras que, paralelamente, fue objeto de discusión por parte de los intelectuales de diferentes latitudes, algunos de los cuales encontraron espacios comunes en las revistas y periódicos especializados de la Nueva Izquierda.

 

 

Bibliografía y fuentes

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Archivo de la Secretaria de Relaciones Exteriores “G. Estrada” (ASRE):

¾    Fondo de Francia, legajo 741. expediente 3. (recortes periódicos 1969, incidentes universitarios en DF). Oficio 2536 de 7 de noviembre de 1969 enviado por la Embajada de México en Francia, Silvio Zavala, a la Secretaría General de Relaciones Exteriores.

 

Área temática (A. T.). Movimientos estudiantiles (M. E.). (1968). III-5894-I. 7 y 8 Parte de Prensa:

¾      Correograma Confidencial 714 enviado por el embajador de México en Chile a la Secretaria Particular Registro de Correspondencia. 8/10.

¾      El Espectador enviado en Anexo al Of 1049 por el Emb. de México en Bogotá a la SRE. 6/10.

¾      El Imparcial enviado en Anexo al Of 1926 por la Emb. de México en Guatemala a la SRE.      9/10

¾      El Siglo enviado en anexo al Of 1049 por el Emb. de México en Bogotá a la SRE. 5/10.

¾      El Tiempo enviado en Anexo al Of 1049 por el Emb. de México en Bogotá a la SRE.4/10.

¾      La Republica enviado en anexo al Of 1049 por el Emb. de México en Bogotá.  5/10.

¾      Of (Of) reservado (Res) 994 enviado por la Embajada (Emb) de México en Nicaragua a la SRE (SRE). 9/10.

¾      Of 858 enviado por la Emb. de México en Venezuela a la SER. 7/10.

¾      Of Res 964 enviado por el Emb. Carlos M. Paz a la SRE. 7/10.

¾      Of. 860/510 enviada por la Emb. de México en Venezuela a la SRE. 8/10.

 

A.T., M. E. (1968). III-5894-I, 8 Pte Pasa:

¾      Correograma 220. enviado por el Emb. de México en El Salvador a la SRE. 11/10.

¾      El día del 5/10 anexo Of 821 enviado por el Emb. de México en Uruguay, Alfonso Cortinas Gutiérrez, al Oficial Mayor de la SRE. 10/10.

¾      El siglo. 4/10 anexo al Memorándum General n.1410928 del subdirector del Servicio diplomático, enviado al Director General. 31/10.

¾       El Universal enviado en anexo al Of Res 1544 1968 enviado por la Emb. de México en Ecuador a la SRE. 16/10.

¾      Informe Confidencial n.734 enviado por el Emb. de México en Chile a la Secretaria Particular Registro de Correspondencia. 11/10.

¾      Of Res 1114 enviado por la Emb. de México en Nicaragua a la SRE. 11/10.

¾      Telegrama 781 enviado por el Emb. de México en Chile a la SER. 11/10.



* Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Autónoma de Baja California, México

** Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional Autónoma de México

[1] Bordieu, P. (1991). La responsabilitá degli intellettuali. Bari: Laterza, p.31.

[2] Marchesi, A. (2018), “El Mayo del 68 que no fue en mayo del 68. América Latina en los años 60 «globales»”, Nueva Sociedad edición digital, Friedrich Ebert Stiftung, http://nuso.org/articulo/el-mayo-del-68-que-no-fue-mayo-del-68/ [visitado diciembre de 2019].

[3] Marti´n Alvarez, A., Rey Trista´n, E., (2018). “La dimensión transnacional de la izquierda armada”. América Latina Hoy n° 80 (pp. 9-28), doi: https://doi.org/10.14201/alh201880928 [visitado agosto de 2019], p.10-11.

[4] Ibídem, p.12.

[5] Sobre la permeabilidad de las izquierdas en el caso de Uruguay véase: Leibner, G. (2007) “Las ideologías sociales de los revolucionarios uruguayos de los 60”. Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Workshops, Online since 12 June 2007, connection on 03 October 2019. DOI: 10.4000/nuevomundo.11682 [visitado julio de 2019] y Markarian, V. (2015). “Sobre viejas y nuevas izquierdas. Los jóvenes comunistas uruguayos y el movimiento estudiantil de 1968”. Secuencia n° 81 (pp. 159-186) doi: https://doi.org/10.18234/secuencia.v0i81.1326. [visitado agosto de 2019]. Mientras que sobre la nueva izquierda y contracultura véase: Zolov, E., (2008). “Expanding our Conceptual Horizons: The Shift from an Old to a New Left in LatinAmerica”. A Contra Corriente. n° 2 (pp. 47-73). North Carolina.

[6] Toer M., (1985). “¿En búsqueda de un nuevo perfil? Los movimientos estudiantiles en el Cono Sur”. Nueva Sociedad n° 76 (pp. 101-111). Buenos Aires, p. 102.

[7] Ibídem.

[8] Berman, P. (1996). A Tale of Two Utopias: The Political Journey of the Generation of 1968. New York: W.W. Norton & Company, p. 118.

[9] Colburn Forrest D. (1994) The Vogue of Revolution in Poor Countries. Princeton: University Press, p.48

[10] Gould, J. L. (2009). “Solidarity under Siege: The Latin American Left, 1968”. American Historical Review 114 (pp. 348-375). Chicago, p. 349.

[11] Ibídem, p. 352.

[12] ASRE, Fondo de Francia, legajo 741, expediente 3, (recortes periódicos 1969, incidentes universitarios en DF), Of 2536 de 7 de noviembre de 1969 enviado por la Res de México en Francia, Silvio Zavala, a la Secretaría General de Relaciones Exteriores.

[13] Marcha (1968). “La protesta estudiantil”. Montevideo, 14/6.

[14] Marchesi, A. (2006). “Imaginación política del antiimperialismo. Intelectuales y poli´tica en el cono sur a fines de los sesenta”. EIAL. v. 17. n° 1 (pp. 135-160). Tel Aviv. http://eial.tau.ac.il/index. php/eial/article/view/441/405 [visitado agosto de 2019], p. 150.

[15] Marchesi se refiere a “un proceso de construcción de una izquierda latinoamericana” que “no es una izquierda que sea comunista, socialista, trotskista, maoísta; es una izquierda que se ve a sí misma como el resultado de una experiencia regional. Y eso tiene que ver con los sesenta”. Rey, R. (2019), “Los sesenta siguen siendo un tema relevante en la discusión pública. Con Aldo Marchesi, a propósito de ‘hacer la revolución’”, Brecha n.º 1752, 21/6 https://brecha.com.uy/los-sesenta-siguen-siendo-un-tema-relevante-en-la-discusion-publica/ [visitado diciembre 2019].

[16] Para más información sobre la prensa en cuestión véase: Musotti, S., Blaz Rodríguez, S. (2019). “México 68 las Olimpiadas de la protesta y de la violencia”, Cuadernos de Aletheia nº 3 (pp. 61-71). La Plata.

[17] Reunión conmemorativa 65 aniversario. Documentos sobre la Defensa de la Autonomía Universitaria en América Latina, a través del Archivo de la UDUAL. “1968, julio-noviembre. Distrito Federal, México; Caracas y Maracaibo, Venezuela”. (Manuscritos, papel membretado, firmados, sellados, doblados) Archivo General de la Secretaria General UDUAL, Sección: Ejecución de acuerdos, Serie: expedientes de la Comisión de Defensa de la Autonomía Universitaria, Exp. 15. http://65aniversario.udual.org/mexico.html [consultado el 9 de febrero de 2018].

[18] G.U. (1968). “A nadie le gusta nada...”. Montevideo. Boletín Informativo. Edición especial. octubre de 1968. AGU.

[19] Reunión conmemorativa 65 aniversario. Documentos sobre la Defensa de la Autonomía Universitaria en América Latina, a través del Archivo de la UDUAL, op. cit.

[20] G.U. (1968). “A nadie le gusta nada...”, op. cit.

[21] G.U. (1968). “Solidaridad”. Boletín Informativo, edición especial, octubre. Respuesta del rector Óscar Maggiolo a la UDUAL, 30 de octubre de 1968, Nota 816/968, Var. 4519/968cm. AGU. Fondo Rectorado. Universidad de la República. Montevideo. Citado también por Ramírez, R. (2008). El movimiento estudiantil de México. Tomo 1. Ciudad de México: Era-BUAP, p. 365, con base en información del periódico El Día, 26 de septiembre de 1968.

[22] Respuesta del rector Óscar Maggiolo a la UDUAL, 30 de octubre de 1968, Nota 816/968, Var. 4519/968.cm, AGU, Fondo Rectorado. Universidad de la República, Montevideo, Uruguay.

[23] Reunión conmemorativa 65 aniversario. Documentos sobre la Defensa de la Autonomía Universitaria en América Latina, a través del Archivo de la UDUAL, op. cit. Véase también Analhi Aguirre (2014), “Movimientos estudiantiles y represión oficial: la UNAM ante el conflicto del 68, un comunicado de la UDUAL”, Universidades n° 62 (pp. 69-76). Ciudad de México. http://www.redalyc.org/pdf/373/37333040007.pdf [visitado el 9 de febrero de 2018].

[24] Ramírez, R. El movimiento estudiantil…, op. cit., p. 344 y Aguirre, “Movimientos estudiantiles…”, op. cit.

[25] Ramírez, R. El movimiento estudiantil…, op. cit., p. 361

[26] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 7 y 8 Pte. Pasa. Of Res 994 enviado por la Embajada (Emb) de México en Nicaragua a la SRE. 9/10.

[27] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 7 y 8 Pte. Pasa. Of. 860/510 enviado por la Emb de México en Venezuela a la SRE. 8/10.

[28] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 7 y 8 Pte. Pasa. El Siglo enviado en anexo al Of 1049 por el Emb de México en Bogotá a la SRE. 5/10.

[29] Sobe el tema del origen y la composición del movimiento del 68 mexicano véase: Pensado, J., (2013). Rebel Mexico: Student Unrest and Authoritarian Political Culture During the Long Sixties. Stanford: Stanford University Press; Rodríguez Kuri, A. (2003). “Los primeros días. Una explicación de los orígenes inmediatos del movimiento estudiantil de 1968” Historia Mexicana, V. LIII, n°1 vol. 209 (pp. 179-228). Ciudad de México. https://historiamexicana.colmex.mx/index.php/RHM/article/view/1481. [visitado agosto de 2019]. Braun, H. (1997). “Protests of Engagement: Dignity, False Love, and Self-Love in Mexico during 1968”. Comparative Studies in Society and History n°39 (pp. 511-549). doi:10.1017/S0010417500020740 [visitado el 9 de febrero de 2018]

[30] Katsiaficas, G. (1987). The Imagination of the New Left. A Global Analysis of 1968. Boston: South End Press, pp. 48-49.

[31] Moraga, F. (1999). “Crisis y recomposición del movimiento estudiantil chileno (1990-2001)”, en Marsiske, R. (Eds.). Movimientos estudiantiles en la historia de América Latina Vol. 3 (pp. 179-252). México: UNAM-CESU Plaza y Valdés. La referencia a la reforma en pp. 182-183.

[32] Marcha (1968). “En todo el mundo, los estudiantes en lucha”. Montevideo. 5/4.

[33] Acevedo Tarazona, A. (2006). “Conflicto y reforma universitaria en América Latina. Una perspectiva comparada del movimiento estudiantil entre México y Colombia, 1968” en Soto Arango, D. y Rubéns Lim, J. (Eds.). Políticas universitarias en Latinoamérica: historia y perspectiva (pp. 350-400). Tunja: Rudecolombia.

[34] Ramírez, R., El movimiento estudiantil…, op. cit., p. 361

[35] Ibídem, p. 371.

[36] Ibídem, p. 375.

[37] Resolución “referente a medidas de solidaridad con la Universidad Autónoma de México”. (1968). AGU. Actas del Consejo Directivo Universitario. Acta Nº 71. 11/11. foja 1519. Universidad de la República. Montevideo.

[38] La FCU era el principal órgano representativo de la Universidad Central de Venezuela y en este momento está controlada por estudiantes militantes en los diferentes grupos marxistas. Alexis Adam era uno de ellos y el 22 de mayo de 1969 fue gravemente herido durante una manifestación. Para más información véase Méndez Quintero, D. (2005). La autonomía universitaria durante el gobierno de Raúl Leoni, Universidad de los Andes. Tesis de licenciatura. Mérida: Facultad de Humanidades y Educación.

[39] ASRE, M. E. 1968, III-5894-I, 7 y 8 Pte Pasa, Of 858 enviado por la Emb de México en Venezuela a la SER. 7/10. p. 2.

[40] Ibídem.

[41] Ibídem.

[42] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 7 y 8 Pte. Pasa. El día del 5/10 anexo Of 821 enviado por el Emb. de México en Uruguay, Alfonso Cortinas Gutiérrez, al Oficial Mayor de la SRE. 10/10.

[43] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 7 y 8 Pte. Pasa. Of Res 964 enviado por el Emb Carlos M. Paz a la SRE. 7/10.

[44] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 7 y 8 Pte. Pasa. El Espectador enviado en Anexo al Of 1049 por el Emb. de México en Bogotá a la SRE. 6/10.

[45] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 8 Pte. Pasa. Of Res 1114 enviado por la Emb de México en Nicaragua a la SRE.11/10

[46] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 7 y 8 Pte. Pasa. El Tiempo enviado en Anexo al Of 1049 por el Emb. de México en Bogotá a la SRE.4/10.

[47] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 7 y 8 Pte. Pasa. El Siglo enviado en anexo al Of 1049 por el Emb. de México en Bogotá a la SRE. 5/10.

[48] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 7 y 8 Pte. Pasa. La Republica enviado en anexo al Of 1049 por el Emb. de México en Bogotá.  5/10.

[49] Ibídem.

[50] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 7 y 8 Pte. Pasa. El Imparcial enviado en Anexo al Of 1926 por la Emb. de México en Guatemala a la SRE.9/10

[51] El comunicado del Embajador norteamericano en Chile, Korry a sus empleados generó un gran debate público por las acusaciones públicas de comunismo efectuadas a todos los miembros del movimiento, así como reportado en el Informe Confidencial n.734, ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 8 Pte. Pasa. Informe Confidencial n.734 enviado por el Emb de México en Chile a la Secretaria Particular Registro de Correspondencia. 11/10.

[52] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 8 Pte. Pasa. correograma 220. enviado por el Emb de México en El Salvador a la SRE. 11/10. p. 2.

[53] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 8 Pte. Pasa. El Universal enviado en anexo al Of Res 1544 1968 enviado por la Emb de México en Ecuador a la SRE. 16/10.

[54] Musotti, S. (2018).Los estudiantes chilenos como promotores de la defensa de los derechos humanos durante el ’68 mexicanoen Rivas Ontiveros, J.R. (ed.). Los años 60 en México la década que quisimos tanto (pp. 263-286). México: UNAM/GERNIKA.

[55] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 7 y 8 Pte. Pasa. Correograma Confidencial 714 enviado por el embajador de México en Chile a la Secretaria Particular Registro de Correspondencia. 8/10.

[56] ASRE. A. T., M. E. (1968). III-5894-I. 8 Pte. Pasa. telegrama 781 enviado por el Emb de México en Chile a la SER. 11/10.

[57] Marcha (1968). “Solidaridad internacional con los estudiantes uruguayos”, carta de la Unión de Federaciones Universitarias de Chile, Sección de cartas de los lectores. Montevideo. 25/10.

[58] Ibídem.

[59] Punto Final (1968). “Unidad de los Trabajadores en América Latina”, Carta de la CUT chilena de Linares. Sección Correo. Santiago de Chile. 5/11.

[60] Punto Final (1968). n° 68. “La segunda revolución mexicana”. Suplemento. Santiago de Chile. 19/11.

[61] Ibídem.

[62] Ibídem.

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Cuadernos de Marte, Revista latinoamericana de Sociología de la Guerra es una publicación oficial del Insituto de Investigaciones Gino Germani, dependiente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.

ISSN 1852-9879

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