La educación pública en cárceles desde una perspectiva de derechos

Resumen

Si como creían los griegos, lo público es aquello que puede ser “visto” y “oído” por todos, notaremos de entrada la complejidad que conlleva pensar la educación pública en el ámbito carcelario. Justamente porque la cárcel es lo que hay detrás de un muro que no solemos mirar, y quienes allí permanecen, carecen de la legitimidad necesaria para hacer oír su voz. Como parte de ésta contradicción, se ha venido configurando de manera hegemónica un paradigma que concibe a la educación en contextos de encierro como un dispositivo más para la rehabilitación del “delincuente”. Pretendiendo lograr mediante el acto educativo un “efecto de cura”, a la vez que reduciendo a la persona detenida en
mero objeto de intervención.
A partir del análisis de los dispositivos de control social que se despliegan, tanto en el espacio público como en el ámbito carcelario, el presente artículo propone pensar la intervención en instancias educativas en cárceles desde una perspectiva de derechos. Partiendo del supuesto que dicha posibilidad no depende de reconocer “el derecho a la compleeducación” como mera forma declamatoria, sino que dependerá principalmente de la manera en que la intervención pueda ser pensada y aprehendida en la compleja trama que la atraviesa. A tal fin, la reflexión se centrará en los aportes que puede realizar al respecto una disciplina de naturaleza interventiva como el Trabajo Social, en su dimensión socio-educativa. Analizando cómo y de qué manera la educación pública puede participar en la disminución de los niveles de vulnerabilidad de las personas detenidas, resistiendo simultáneamente a la violencia y el castigo; y resistiendo también, a constituirse en un nuevo dispositivo disciplinador de la máquina carcelaria, esa que esconde y hace callar.